Los inversores terminaron la semana con dudas y cautela. Tras los recortes a la ley ómnibus enviada al Congreso, no ven que el programa del Gobierno se esté cumpliendo. Si bien, el proyecto fue aprobado en general, con la pérdida de dos tercios del proyecto original, quedan dos aduanas más: el tratamiento en particular de los artículos y el Senado.
Las dudas que persisten son cuánto quedará del proyecto original y cómo puede eso cambiar los planes del Gobierno. El viernes se vio este estado de ánimo en inversores que no buscan riesgo y tratan de mantener posiciones.
El dólar, con caída de negocios porque faltaron vendedores, subió con menos intensidad. Tanto el MEP como el contado con liquidación (CCL) aumentaron menos de 1% y el “blue” perdió $20 al cerrar a $1.170 por la mayor oferta de los ahorristas que deben enfrentar los pagos del fin de mes. La brecha se amplió a 57% y es un nivel para comenzar a preocuparse.
Los bonos de la deuda tuvieron una buena rueda, con alzas puntuales en los títulos que más inciden en el índice de riesgo país (EMBI +) que elabora J.P.Morgan. Lo más buscado fueron los Globales de más largo plazo. Son bonos con legislación Nueva York que subieron hasta 1,83%. Esto hizo que el riesgo país descienda 40 unidades (-2%) a 1.919 puntos básicos. En la semana el riesgo país creció 65 unidades (+3,50%). Por eso la suba del viernes se pareció más a una compra de oportunidad Juan Martín Yanzón jefe de mesa de Cono Sur, señaló: “lo que nos sigue llamando la atención es que, pese a los sacudones en las curvas, noticias y volatilidad de otros segmentos, esta clase sigue resiliente. Post cierre y conociendo la noticia de la Ley, parecieran haber pagadores afuera”.
El preferido de los bonistas
El otro bono buscado fue el Bopreal (emitido para pagar deuda a importadores): quedó firme entre 65 y 68%, con una tasa de retorno de 18%, ayudado por el anuncio de que la serie 2, que comenzará a licitarse esta semana, podrá operar en el mercado secundario.
No extraña que muchos inversores prefieran los Bopreal antes que los bonos de la deuda nominados en dólares que tienen una paridad cercana al 40 por ciento. Los inversores se inclinan más por asumir “riesgo BCRA”, además de que el bono tiene el atractivo adicional que poder ser utilizado para cancelar impuestos.
Los bonos en pesos atados al dólar (dollar linked) siguen corrigiendo. Los que vencen después de junio fueron los que subieron. Estiman que después de ese mes se producirá la desaparición del cepo.
Para la consultora F2, de Andrés Reschini, el dólar se sigue utilizando como ancla. La devaluación de 2% mensual atrasa al tipo de cambio considerablemente. De hecho, en el Mercado Libre de Cambios (MLC), el Central adquirió USD 78 millones. Así, “continuó profundizándose la tendencia a la baja en las compras y el alza en las intervenciones de privados mientras el volumen de liquidaciones sigue estancado. De esta manera, la semana que dejamos atrás fue la de menor saldo de compras de la era Milei con un acumulado de compras por USD 6.300 millones y de ellos USD 400 millones durante esta semana versus 800 millones de las tres semanas anteriores”, notó Reschini.
Sobre el tema del momento, la unificación cambiaria, sigue el debate porque el comunicado del FMI no fue preciso y señaló que se hará “según permitan las condiciones”, frase vaga que cada participante del mercado interpreta a su manera, aunque la mayoría considera que ese momento sería en junio. En lo que no se ponen de acuerdo es el salto devaluatorio antes de la eliminación del cepo.
Para F2 es probable que el actual esquema sea abandonado en abril, con la de la cosecha gruesa. Algo que puede tener sentido, pues el BCRA podría aprovechar el 20% que hoy se va al CCL.
“La semana que dejamos atrás fue la de menor saldo de compras de la era Milei” (Andrés Reschini)
Outlier también se ocupa del tipo de cambio, dato clave para los inversores. “Mayo y junio -dice- son dos meses en los cuales la liquidación de exportaciones sube mucho y que podría aportar bastante acumulación”. Siempre y cuando -aclara- haya una buena cosecha y no se generen expectativas de un salto cambiario significativo.
Según la consultora “se puede compensar la expectativa de devaluación con una suba de tasa, hasta cierto punto. Cuando se unifica, se termina el tipo de cambio de exportación. Con una brecha en torno a 50%, el tipo de cambio de exportación está 1 % arriba del oficial”. Por eso pregunta: “¿Se puede llegar con las expectativas de inflación actuales y un nivel de tipo de cambio que no alimente una expectativa de salto cambiario adicional significativo en el evento de unificación?”. Y responde: “a nuestro parecer es difícil sin una aceleración del crawling peg (ritmo de devaluación) o una corrección del tipo de cambio exportador adicional en el medio. Puestos a elegir y si es por período breve, la opción parece ser la última”.
“Se queda corto”
EconViews también se enfoca en este tema crucial. Tras la poda a la parte fiscal de la ley ómnibus reitera su argumento de que el ritmo del 2% de devaluación mensual “se queda corto”. “Empieza febrero y veremos si hay un cambio en la política cambiaria. El principal riesgo de seguir con el 2% mensual, mientras la inflación sigue alegremente, es que haga falta un salto en el tipo de cambio que sabemos por experiencia que va a ser disruptivo. El mercado de futuros sigue viendo una devaluación lenta en febrero, acelerando en marzo y aún más en abril. En algún momento habrá que cambiar para adecuarse a la inflación inercial, y cuanto antes mejor”, dice un pasaje del informe de la consultora.
Otro tema sobre el que llama la atención es la tasa de interés. “Vemos muy probable que el Banco Central mantenga la tasa de política monetaria sin cambios en febrero. Esto permitirá seguir licuando pasivos, pero con el costo de tener una brecha alta. Estimamos que en febrero va a mantenerse en este nivel. Para marzo creemos que tiene que haber una suba de tasas que ayude a reforzar el atractivo de estar en pesos y a reducir la brecha entre el dólar oficial y el paralelo”, indica EconViews.
Desde FMyA , Fernando Marull reconoce que “el aumento de la brecha está comenzando a generar dudas sobre la necesidad de una nueva devaluación para levantar los controles de cambio. Entre las posibilidades para levantar el cepo se encuentran una nueva devaluación que elimine finalmente la brecha, o una nueva devaluación y posterior dolarización. Creemos que ambas opciones son, sin embargo, poco probables. La primera razón, es que devaluar implicaría un nuevo fogonazo inflacionario y otra caída de la actividad. La segunda, que el gobierno no dispone de dólares suficientes como para llevarla a cabo sin una híper de por medio. “En cualquier caso -destaca-, el resultado llevaría a un fuerte aumento del descontento social”.
“El aumento de la brecha está comenzando a generar dudas sobre la necesidad de una nueva devaluación para levantar los controles de cambio” (Fernando Marull)
La consultora prevé que “el camino que tomará el gobierno será la “unificación gradual, acelerando el crawling-peg para ir cerrando la brecha de a poco sin devaluación; Luego que termine la licuación monetaria y la “recuperación de dólares, irá abriendo el cepo y posiblemente tenga que subir la tasa de interés en pesos para evitar la huida al dólar. Para fines de 2024, proyectamos que la cantidad de pesos remunerados en el Banco Central bajará a un nivel más sostenible, de 7% del PBI, y el nivel de reservas netas volverá a ser positivo en el segundo semestre. Los controles de cambio y el Impuesto País se mantendrían hasta que se logre cerrar la brecha”.
Esta semana seguirá en Diputados la discusión de la Ley Ómnibus, artículo por artículo. Por eso se espera que el mercado busque cobertura por la incertidumbre que genera el tema. De allí emana el poder que tendrá (o no) el Gobierno para llevar adelante su política económica.