Los combustibles aumentaron 6,5% en promedio este jueves en la Ciudad de Buenos Aires tras la decisión del gobierno nacional de actualizar parcialmente un impuesto congelado desde 2021. El clima en la calle es de resignación y preocupación.
El Poder Ejecutivo decidió aplicar incrementos postergados a los impuestos al combustible líquido (ICL) y al dióxido de carbono (IDC), lo que tuvo un impacto directo en los surtidores. El gobierno anterior no los había actualizado por 10 trimestres consecutivos. En marzo, abril y mayo habrá nuevas actualizaciones.
Infobae recorrió algunas estaciones de servicio para saber cómo afecta a la gente este nuevo aumento de combustibles, los cuales, en el caso de los más económicos, ya acumulan una suba de alrededor del 140% desde noviembre.
En una estación Axion Energy, Marcelo, quien trabaja en una sociedad civil, aseguró: “Uso el auto para ir al trabajo y en combustible gasto unos $25.000 por semana. Es una gran parte de mi sueldo y no está acorde a los aumentos de las cosas. Me planteo empezar a tomar transporte público algunos días que es más barato”.
En la misma línea, Luis, taxista, dijo que gasto $50.000 por mes en cargar combustible y la tarifa del taxi no va detrás de los aumentos. “Pierdo plata. Está muy difícil ganarla pero bueno, hay que aguantar”, expresó.
Gustavo, también taxista, afirmó: “No controlo cuanto gasto en combustible, soy medio desastre en ese sentido; pero lo único que sé es que cada vez me levanto más temprano para trabajar más. Salgo a las 4 y media de la mañana y hasta las 5 de la tarde me quedo laburando”.
“Cuando pensás que estás trabajando dentro de todo bien, vas a cargar combustible y el promedio te baja terriblemente. La tarifa está atrasada y los valores del combustible suben cada vez más”, agregó.
Cristina, empleada administrativa, usa el auto todos los días para ir a trabajar y viene gastando $80.000 por mes en combustible. Mientras espera a ser atendida en Shell, cuenta que siempre carga la nafta más económica.
Estaba acompañada por su mamá, Valeria, quien es de Entre Ríos y se jubiló el año pasado. Preocupada por la situación, sostuvo que en su provincia la nafta es mucho más cara: “Si acá está $745, allá cuesta $890″.
Y manifestó: “Hoy cumplo un año de jubilada pero era docente y nutricionista y trabajaba a 100 kilómetros de mi casa, nos movíamos muchísimo. En el interior el aumento de combustible se siente espantosamente”.
Por su parte, Pier es carpintero y usa muchísimo su vehículo para trabajar. “No tengo mucha opción. Gasto $60.000 en combustible por mes”, dijo y añadió: “Nosotros manejamos nuestros presupuestos e intentamos trasladar el costo pero cuesta”.
Gustavo, empleado público, explicó que si bien usa más el transporte público para ir a trabajar por comodidad y deja el vehículo para paseos de fin de semana, gasta $15.000 por mes en combustible.
Tanto, Andrés, estacionero de Shell, como Ignacio, de Axion, aseguraron que la gente suele quejarse por los precios y consume más a pesar de los aumentos. Muchos tratan de adelantarse a nuevas subas que parecen dar por sentadas.
“Hay más consumo que el año pasado porque la gente vino desesperada a cargar. Algunos se quejan por los aumentos y otros saben cómo están las cosas y se resignan”, dijo Andrés.
En tanto, Julieta, empleada de YPF, señaló: “Si bien subió el consumo, la gente carga más súper que infinia y no llenan los tanques, le ponen todos los días mas o menos $5.000. Con el tema del aumento ayer cargaron todos y ahora no tenemos nafta. La gente se queja mucho cuando viene pero no solo por el aumento de la nafta, por todo”.