El sector del litio en la Argentina mostró un fuerte crecimiento en los últimos años en materia de producción, exportaciones y empleo. El mineral, clave en la confección de baterías a nivel mundial, paga la alícuota de retenciones más bajas de la economía. En el país los recursos mineros se encuentran en manos de las provincias, a diferencia del encuadre más “unitario” que tiene en Chile y Bolivia.
En base a los datos oficiales de los primeros 10 meses del año, que precisan ventas externas del complejo litífero argentino de USD 682 millones en ese período, un estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) proyectó que el año cerraría con ventas externas por casi USD 900 millones y un crecimiento del 27% respecto de 2022.
La entidad también remarcó la fuerte baja en el precio de la tonelada de carbonato de litio en el último año desde los USD 80.000 por tonelada hasta los USD 15.000 sobre el cierre del año. Allí operó el impacto de la menor demanda de China sobre los vehículos eléctricos.
En el nivel de exportaciones es más difícil estimar la dinámica porque en la mayoría de los casos está atado a volúmenes y precios contractuales de provisión con los compradores. Es así que desde sectores del Gobierno anterior reclaman un sistema de precios mínimos para exportaciones y un registro de contratos.
Para tener en cuenta, en la Argentina la administración de los recursos naturales está en manos de las provincias mientras que la Nación define sobre el marco en el que se llevan adelante los negocios. Las jurisdicciones, con modalidades diferentes, cobran regalías por hasta un 3% del valor boca mina, es decir, el mineral previo a cualquier proceso descontando los costos de producción del mismo.
Esto abarca a las tres provincias litíferas del país: Salta, Jujuy y Catamarca. Un trabajo de Fundar realizó una explicación sobre las dinámicas en cada caso: “Cada una buscó promover objetivos distintos: Jujuy estableció incentivos adicionales para el procesamiento de los minerales en la provincia, Salta se propuso fortalecer las capacidades de control y los ingresos de la provincia vis-a-vis los municipios, y Catamarca procuró mejorar los ingresos fiscales de la provincia a través de la determinación de precios de referencia y tasas”.
De todos modos, vale aclarar que las provincias reciben solo el 15% del total recaudado sobre la actividad y el 85% restante queda en manos del Gobierno tal como señaló Fundar. La Nación, señalaron, recauda a partir del impuesto a las Ganancias, el IVA, que igualmente son coparticipables, y las retenciones, actualmente en 4,5%, cuyo ingreso queda en manos del Tesoro Nacional.
Sin embargo, la alícuota por derechos de exportación es las más bajas de la economía local seguida por Hidrocarburos, oro y plata, en 8 por ciento. Por otro lado, la soja paga actualmente 33% mientras que sus derivados (harina y aceite) 31%, mientras que el trigo y el maíz tributan el 12 por ciento.
En el caso de Chile, con algunas excepciones, el Estado nacional controla los recursos y no los concesiona a privados. En el país trasandino se adoptó una política de regalías móviles que aumentan en función del precio internacional del litio y que oscila entre el 6,8% y el 40%, dependiendo el mineral.
En Bolivia, el Gobierno tiene control absoluto sobre la extracción, explotación y producción de carbonato de litio. Las inversiones privadas se autorizan solo para una baja cantidad de actividades pero con foco en la industrialización del recursos. Las regalías que se establecieron son del 3 por ciento.
Argentina y estos dos países conforman lo que se denomina como el “triángulo del litio” en la región. Un informe de la consultora internacional Ernst & Young (EY), con datos al 2020, detalló que la carga tributaria tributaria efectiva para una empresa minera en el país es de alrededor de un 43,4% sobre la ganancia antes de impuestos (EBIT). Cabe aclarar que esa carga no incluye los derechos de exportación, del 4,5% en el caso del litio.
El reporte de EY consignó que la carga de tributos en Chile es superior: se encuentra el impuesto a la renta o impuesto corporativo (alícuota de 27%); impuestos a los accionistas (con alícuotas de 44,45% en su tramo máximo para inversores locales y de 35% para inversores extranjeros); el pago de patentes municipales y cánones mineros. A ello se suma, el recientemente aprobado royalty minero, el cual incorpora una regalía ad valorem de un 1% de las ventas, sumado a regalías sobre las utilidades con alícuotas progresivas dependiendo de los márgenes operacionales, y cuya aplicación comenzará a partir de 2024.
A pesar de las tasas nominales antes descriptas, lo cierto es que la carga tributaria efectiva de la minería en Chile es cercana al 40% sobre el total de las ganancias, tal como estimó EY. En el futuro y con la entrada en vigor de la nueva Ley de Royalty Minero las empresas mineras en Chile soportarán una carga tributaria efectiva de un 44,7% sobre EBIT.
Precios mínimos y registro de contratos
El ex director de la Aduana y referente del massismo Guillermo Michel aseguró que la actividad minera del litio requiere un sistema de precios mínimos de referencia para el comercio exterior y un esquema de registro de contratos para que las empresas “valúen correctamente” sus exportaciones y así el Estado pueda cobrar los impuestos sobre esas operaciones sin subfacturación de ventas al exterior.
“Es muy importante que capitales extranjeros inviertan en Argentina, pero este proceso requiere también que las empresas extranjeras que operan en nuestros países valúen correctamente sus exportaciones y paguen los impuestos en nuestro país acorde a transacciones a precios de mercado”, consideró Michel.
“Aprovechando la modificación extensa que se está haciendo al marco normativo/tributario de nuestro país a través de la ley ‘ómnibus’, resultaría necesario incorporar herramientas que fortalezcan la posición del Estado argentino respecto de la operatoria de comercio exterior de las empresas exportadoras de litio, como ser precios índices FOB o precios mínimos y un registro de contratos, entre otras cuestiones”, planteó.
En ese plano, propuso dos versiones distintas para un articulado legal que lo contemple. En una alternativa, aseguró que el Poder Ejecutivo debería tener la facultad para “implementar un registro de los contratos” relacionados a la exportación de litio, que debería “incluir la modalidad contractual que se hubiere pactado, las pautas de fijación del precio y sus cláusulas de revisión y ajuste”.
También aseguró que debería contemplar “las diferencias de comparabilidad que generen divergencias con la cotización de mercado relevante para la fecha de registro de la solicitud de destinación de exportación para consumo, o los elementos considerados para la formación de las primas o los descuentos pactados por sobre la cotización”.
Una segunda opción relacionada, según Michel, es que directamente el Ejecutivo pueda “fijar precios índices FOB, fijos o mínimos cuando se tratare de exportación de mercaderías, cualquiera sea su modalidad de venta, que no tuvieren cotización internacional conocida en mercados transparentes, pudiendo a tal efecto implementar un registro de los contratos celebrados con motivo de tales operaciones”.
Para el ex director general de Aduanas, “la aplicación del precio índice, valor FOB de venta, valor FOB mínimo o equivalente constituirá la base mínima para el ingreso de las divisas correspondientes por los valores que hubieren sido documentados ante el servicio aduanero”.
El litio argentino aparece en la mira de inversores globales como una oportunidad, algo que el presidente Javier Milei destacó en relación al cofundador y principal accionista de Tesla, Elon Musk.
Tal como publicó Infobae, el 2023 no fue un buen año para el precio del litio. De 15 productos agrícolas, energéticos y mineros listados por un informe de Bloomberg y Global Investors, solo dos, el oro y el cobre, tuvieron “retornos” positivos (13,1% y 1,19% respectivamente). Los otros 13 perdieron cotización. Algunos, como la plata y el platino, tuvieron pérdidas de un dígito; otros, como el plomo, el gas natural y el níquel, retrocedieron entre 38 y 45 por ciento.
Pero ninguno le hizo sombra a la pérdida de cotización del litio, cuyo precio se desplomó 81 por ciento. A pesar de eso, hay en la Argentina 3 proyectos litíferos ya en producción, 8 en construcción y una treintena en distintas etapas de exploración y avance.