Aunque se mantiene ajeno al ruido político, el mercado mira de reojo la salida de Ferraro y el ascenso de Caputo

Los inversores y operadores siguen más enfocados en la suerte del ajuste fiscal que en los vaivenes de la política aunque advierten sobre un leve temor a un “desgaste anticipado”

Luis Caputo y Guillermo Ferraro

Aunque las dificultades políticas del Gobierno no tardaron en aparecer y dominaron esta semana gran parte de la agenda, el mercado parece por estas horas divorciado de la política y sigue completamente enfocado en las variables económicas. La obsesión es excluyente y compartida con el ministro de Economía, Luis Caputo: el ajuste fiscal. En ese marco, la novedad de las últimas horas de la salida de Guillermo Ferraro del Ministerio de Infraestructura, que pasará a depender de Economía, es recibida con cierta indiferencia. Y, si bien la posición de Caputo, quien ahora tendrá toda la botonera del gasto público bajo sus órbita, queda claramente fortalecido, el cambio genera una señal ambigua y, en todo caso, innecesaria.

Es que en el mundo de las finanzas, inversores, operadores y analistas no dudan del avance del ajuste fiscal, incluso en el caso de que el Gobierno no logre aprobar la suba de las retenciones, el más resistido punto de la ley ómnibus que se debatirá el martes en el recinto de Diputados.

Desde esa perspectiva, las dudas se enfocan más en las condiciones de gobernabilidad y el temor a un “desgaste anticipado” con sorpresivos cambios internos que no se percibe modifiquen, en la práctica, el estado de cosas.

Con todo, un dato no escapa a los análisis: Ferraro fue uno de los primeros ministros confirmados en el cargo, varios días antes de asumir Javier Milei. Incluso antes que Caputo. Es (o era) muy cercano al propio Milei pero se convirtió, de todos modos, en la primera baja relevante. Eso llama la atención también en el mercado, no de la mejor manera.

“El ajuste fiscal no corre riesgo por las modificaciones de esta semana a la Ley Ómnibus. ¿Y qué pasa si la ley no se aprueba? Menos de 2 puntos de los poco más de 5 puntos de ajuste necesitan la aprobación del Congreso” (Fernando Marull)

“Los movimientos bruscos e inesperados no generan demasiada tranquilidad, especialmente porque después siguen circulando rumores sobre quién sigue y parece demasiado temprano para que ya haya un desgaste”, opinó Javier Casabal, de AdCap, quien reconoce de todos modos que, con la obra pública y transporte ahora bajo el mando de Caputo, se ratifica el mensaje de que “hay poco para negociar” en el frente fiscal. El mercado parece creerle al ministro cuando advierte que, de un modo u otro, la eliminación del déficit fiscal sucederá.

El economista Fernando Marull lo pone en otros términos. “El ajuste fiscal no corre riesgo por las modificaciones de esta semana a la Ley Ómnibus. ¿Y qué pasa si la ley no se aprueba? Menos de 2 puntos de los poco más de 5 puntos de ajuste necesitan la aprobación del Congreso: los vinculados con los ingresos (retenciones, IIGG, BBPP, blanqueo) y la partida del gasto en jubilaciones. Es decir, incluso si el Gobierno no logra que se apruebe la Ley Ómnibus, aun así podría llevar adelante un ajuste de casi 3,5% del PBI; suficiente para que el país vuelva a tener equilibrio primario por primera vez desde 2019″, escribió en el panorama semanal que compartió a sus clientes.

El “affaire Ferraro” no cambia demasiado las cosas dado que la convicción en el sendero ajuste fiscal parte del propio Presidente. Pero, en cualquier caso, tiene un sesgo negativo

Lo cierto, sin embargo, es que un traspié en el Congreso en la sesión del martes y también nuevas dificultades internas propias del funcionamiento del equipo de gestión echarán un manto de dudas sobre la capacidad del Gobierno de avanzar en las futuras reformas que están en carpeta. Tarde o temprano, el mercado acusará ese impacto y podría empezar a desvanecerse el evidente entusiasmo que predomina desde que asumió.

En el caso contrario, apuntan desde la consultora 1816, si el paquete fiscal es aprobado, el mercado podría interpretarlo como una importante señal de que un Gobierno en minoría en ambas cámaras, sin gobernadores ni intendentes es capaz de llevar adelante su agenda legislativa, “un precedente importante de cara a futuras reformas económicas”.

Para Gabriel Caamaño, director de la consultora Ledesma, el “affaire Ferraro” no cambia demasiado las cosas dado que la convicción en el sendero ajuste fiscal parte del propio Presidente. Pero, en cualquier caso, tiene un sesgo negativo. “Sí hace ruido que haya tenido que echar a uno propio, porque Ferraro es de los primeros que tuvo cargo”, opinó.