Con el dato de inflación de diciembre, que con un registro de 25,5% llevó la suba anual de 2023 a 211%, los últimos cuatro años en los que gobernó Alberto Fernández cierran con una suba de cuatro dígitos porcentuales de inflación acumulada. Para encontrar un registro similar, aunque mayor, hay que remontarse a la gestión del ex presidente Raúl Alfonsín, que dejó el gobierno en un proceso hiperinflacionario.
Lo cierto es que, tras ese registro del gobierno radical, el de Fernández es el segundo más alto desde el regreso de la democracia y por lejos de los últimos 30 años. Antes de eso, los gobiernos de Alfonsín primero y de Carlos Menem después, supieron registrar las más altas y las más bajas de las inflaciones desde 1983 a la fecha respectivamente.
A partir de la caída de la Convertibilidad, en la historia económica de la Argentina empiezan a acumularse capítulos y sucederse mandatos siempre con inflación progresivamente al alza. ¿Podrá Javier Milei cortar con esa tendencia que se demostró irreversible para sus antecesores?
En cualquier caso, el primer capítulo tras el reacomodamiento de variables y breve gestión de Eduardo Duhalde corresponde al mandato de Néstor Kirchner, cuando la inflación acumulada en sus cuatro años alcanzó 60% desde 2003 a 2007. Tiempo después, la suba de precios se aceleró a esa cifra prácticamente apenas un año. Pero, antes de eso, transcurrió el primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner cuando, ya en la segunda mitad del período, en 2010 la inflación se aceleraría para ya no bajar nunca más del 10 por ciento. Lejos de eso, subió y mucho.
Así es que en sus primeros cuatro años entre 2007 y 2011, Cristina Fernández se legaría a sí misma una inflación acumulada de casi 120%, a la que sumó en su segundo mandato presidencial más de 50 puntos porcentuales. Entre 2011 y 2015, Fernández de Kirchner acumuló una suba de precios de 175%, con la consabida aclaración de que los datos son tomados de fuentes confiables pero alternativas ya que durante esos ocho años el Indec estuvo intervenido y tanto la medición de inflación como la de pobreza fueron completamente distorsionadas.
En cualquier caso, en base a fuentes de institutos estadísticos provinciales y consenso de mediciones privadas, la inflación promedio de sus ocho años como Presidenta arrojó una cifra de 30% anual.
Ese número empeoraría notoriamente en los siguientes cuatro años, a cargo de Mauricio Macri en la Presidencia. El ex mandatario dejó el poder con una inflación acumulada de 271%, con un promedio anual de 40%, acelerada en los últimos dos años de su gestión.
Lo sucedió Alberto Fernández que, habiendo recibido esa grave herencia, la empeoró exponencialmente: con el último dato del Indec, en el período 2019-2023, la inflación se ubicó en 1020 por ciento. El registro del año pasado es el más alto desde 1990.
Tras un primer año de gestión marcado por la pandemia, en el que la inflación descendió a 36% pero que obligó a una emisión monetaria récord de 7% del PBI, los siguientes 3 años la carrera de la suba de precios fue alocada. La también megaemisión del año pasado, ya sin pandemia pero sin reservas en el Banco Central, que se mantuvo en la misma proporción de aquel año en el que el coronavirus distorsionó todo e impactó duramente en una economía completamente distorsionada, hizo que la inflación marcara nuevos registros históricos y dejara un promedio de inflación anual de 70% en el mandato de Fernández.
Igual que en la gestión de su antecesor, la escalada de los precios se hizo cada vez más empinada en los últimos años de gestión, en los que el ex ministro de Economía y rival de Mieli en las elecciones presidenciales, Sergio Massa, administró la economía la mayor parte de esos meses.