El sector vitivinícola viene de una temporada particularmente mala, condicionada por una de las peores cosechas de la historia y una profunda caída de sus ventas, tanto en el mercado interno como en el externo. Ahora, es uno de los complejos apuntados por el Gobierno para pagar retenciones y como todos los insumos de la industria alimenticia, dejará de tener el impulso del programa “Compre sin IVA”, que no fue renovado por el Gobierno.
En concreto, todo el complejo vitivinícola deberá tributar un 8% por sus ventas al exterior. Casi la totalidad de la facturación se atribuye a las ventas de vino embotellado, pero también tienen participación en el mercado las ventas de vino a granel y la comercialización de mosto, entre otros productos.
Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA), explicó que en la práctica, el 8% de incremento del derecho de exportación implica un impuesto directo del 32% sobre el componente del vino.
“En una caja de vino de USD 40 FOB (Free on Board) el vino representa aproximadamente USD 10. La retención del 8% significaría USD 3,2 por caja. Eso implica 32% del valor del vino, lo cual equipara a los valores similares a los derechos de exportación de la soja”, reclamó.
“Queremos informar a nuestros legisladores y autoridades de esta situación y tener conciencia del perjuicio que conlleva. En general las retenciones se aplican sobre los productos primarios y se exime a los de valor agregado, para estimular su exportación. En este caso es lo opuesto, mientras más valor agregado se tiene, más se paga”, declaró Villanueva.
Mauro Sosa, director ejecutivo del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, sostuvo que, después de tantos años de reclamar por la eliminación de las retenciones, llegar al 0% y volver ahora a un 8%, es desalentador e indudablemente impactará directamente en la competitividad de las empresas hasta un punto crítico. “Suele ser tan fina la rentabilidad, que este sólo impuesto, distorsivo de por sí, puede echar por tierra la rentablidad”, reclamó.
“Es cierto que la competitividad también está vinculado a un tipo de cambio, que mejoró, pero que con el ritmo inflacionario interno que tenemos, va a quedar siempre rezagado. A eso se suma que hay que importar insumos secos a un dólar diferencial, más impuestos, lo cual genera una asimetría y un gran desequilibrio en el negocio”, sumó Sosa.
También desde Bodegas de Argentina, la cámara empresarial que agrupa a más de 250 bodegas y empresas proveedoras del sector vitivinícola, manifestaron “la profunda inquietud” por la imposición del 8% de derechos a las exportaciones de vinos, algo que desde su punto de vista amenaza directamente el sustento de cientos de miles de trabajadores.
“El 8% de derechos de exportación al vino agravará al extremo la mala situación de las exportaciones y tendrá repercusiones negativas en el 2024″, aseguraron.
Según el sector del vino representado por Bodegas, la tasa del 8% compromete la actividad de las empresas, pero no mueve la aguja para el Tesoro. “Sumarán sólo 60 millones de dólares a las arcas estatales, constituyendo apenas el 0,005% del gasto público y perjudican aún más la competitividad de las exportaciones argentinas frente a países sin gravámenes a las exportaciones”, señalaron.
“Con el gravamen del 8% se va a acentuar la caída de las ya mermadas ventas al exterior del vino, que en último año decreció aproximadamente el 30%”, remarcaron.
Desde Bodegas de Argentina también reconocieron que la devaluación del tipo de cambio oficial y el mix para la liquidación de exportaciones del 80% tipo de cambio oficial y 20% dólar financiero, inicialmente generan una mejora competitiva del 20%. No obstante, advirtieron que la ventaja disminuye al 12% con la aplicación del 8% en concepto de derechos de exportación. “Además, de manera similar, el tipo de cambio para las importaciones aumenta un 118% debido a la devaluación anunciada y al incremento del impuesto país”, señalaron.
En este contexto, es válido aclarar que no son pocos los insumos demandados por las bodegas que obligadamente deben llegar desde el exterior. Se traen desde enzimas hasta tanques de acero que no se producen en el interior del país.
Sin incentivo al mercado interno
En el acumulado de los primeros diez meses del año (último dato disponible) las ventas de vino al mercado interno cayeron 9,5% en volumen. Sin embargo, los referentes del sector aseguran que la caída pudo ser aún peor sin el incentivo producido por el programa “Compre sin IVA”, que durante tres meses devolvió el 21% aplicado sobre el producto terminado a los compradores.
“Con la no continuidad del programa indudablemente vamos a tener un impacto negativo en un mercado interno, que ya está muy decaído. El programa podía mitigar en parte la baja del consumo”, lamentó Sosa.
Se mostró de acuerdo Sergio Villanueva. “Del total de la producción, el 25% va a jugo de uva. Lo que queda va a vino y de eso, hasta el 80% va al mercado interno. Con los aumentos, el bolsillo flaco, los ingresos a la baja y la eliminación de Compre sin IVA, nos va a costar mucho vender y habrá que pelearla”, sostuvo.
“Vemos que el vino no es un producto de primera necesidad y con el ajuste de cinturón, el panorama va a ser complejo”, reconoció.