El presidente Javier Milei oficializó la designación de Daniel Tillard como presidente del Banco Nación en medio de la incertidumbre que surgió tras el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que abrió la puerta a su privatización.
Luego de días de especulación y espera, el Gobierno confirmó a Tillard como nuevo titular de la entidad, quien estará acompañado por Darío Wasserman, como vicepresidente. La designación se oficializó a través del decreto 110/2023, publicado esta noche en el Boletín Oficial.
El ahora director del Banco Nación es licenciado en Economía de la Universidad Nacional de Córdoba, especializado en finanzas. Además, realizó varios cursos internacionales como el IX Curso de Capitales, en el Instituto Brasilero de Mercados de Capitais y el Programa de alta Dirección de la IAE, de acuerdo con su perfil de redes sociales.
A lo largo de su carrera profesional, ocupó cargos directivos en entidades financieras, bursátiles y negocios fiduciarios. Desde 2015 y hasta la actualidad, se desempeñó como presidente del Banco de la Provincia de Córdoba.
En Córdoba se ganó algunos conflictos con la Bancaria por tener empleados tercerizados. También puso un especial impulso en la digitalización y la expansión de los medios de pago electrónicos.
Antes de ocupar ese cargo, trabajó durante ocho años como director del Banco de la Provincia de Buenos Aires. A su vez, fue presidente de la Provincia Bursátil S.A., director de Red Link S.A. y gerente en Buenos Aires del Banco de la Provincia de Córdoba.
Hasta antes de esta designación, la gestión estaba en manos de un funcionario de carrera, el subgerente general, Carlos Rovetto, quien estuvo impedido de tomar decisiones de fondo, a la espera de la formalización de las nuevas autoridades. De igual forma, Tillard se mantuvo activo dentro de la entidad desde el traspaso de mando, pero “sin firma”. Incluso, se reunió con Silvina Batakis, su antecesora, para facilitar la transición. Sin embargo, aún se desconocen cómo estará conformado su equipo económico.
Las designaciones llegan en medio de la incertidumbre que generó el mega decreto de Javier Milei que apuesta por desregularizar la economía. Uno de los puntos más importantes es la habilitación de las privatizaciones de las empresas públicas.
El DNU deroga un artículo de la ley de Reforma del Estado de los 90. En medio de la ola privatizadora del menemismo, en 1999 el Banco Nación había obtenido una protección expresa. “Exceptúase de la declaración de ‘sujeta a privatización’ al Banco de la Nación Argentina, el que deberá continuar su actividad como institución bancaria de propiedad del Estado Nacional”, decía el artículo con el que los 17.000 trabajadores de la entidad se sentían exceptuados de pasar al sector privado.
La inmunidad de esa norma distinguió al Banco de otras empresas públicas, además de su condición de ente autárquico que genera sus propios ingresos y tiene otro diseño legal. A diferencia de otras empresas públicas, no tiene que ser asistido financieramente por el Tesoro, dado que su condición de agente financiero del Estado Nacional le da múltiples vías de ingresos que lo hacen superavitario. “El Banco Nación no es Aerolíneas ni Canal 7″, dijo con enojo un gerente de larga estadía en su cargo.
Una de esas vías que le generan ingresos seguros y baratos también es impactada por el DNU: los depósitos judiciales. El decreto le quita al Nación la exclusividad para recibir los depósitos vinculados a los procesos que tramitan en la Justicia federal. En adelante, tendrá que competir por captar ese dinero con otras entidades, públicas o privadas.
La incertidumbre que generó la posible privatización del Banco Nación impulsó una serie de protestas por parte de los empleados. En este contexto, tras la oficialización de Tillard en el cargo, crece la expectativa sobre cómo serán los pasos a seguir que tomará el equipo económico de Javier Milei.