En las últimas semanas se corroboró una tendencia auspiciosa en el mercado cambiario: aún con una histórica devaluación del pesos, los dólares libres operaron estables o en baja, dinámica que comprimió la brecha cambiaria a niveles no vistos desde septiembre de 2019.
La caída de más de 2% para el dólar bursátil “contado con liquidación” implícito en acciones que son negociadas en simultáneo en la Bolsa local y el exterior lleva a este tipo de cambio libre a los $888 en promedio, un nuevo mínimo desde el 30 de noviembre, con una brecha cambiaria ahora del 9,9% respecto del dólar mayorista, en los 807,45 pesos.
Esta brecha entre el tipo de cambio oficial y el “liqui” es la más estrecha desde el restablecimiento del control de cambios, anunciado el 1 de septiembre de 2019, en el tramo final del gobierno de Mauricio Macri. Entonces, se fijo un cupo máximo de USD 10.000 mensual para la demanda privada en el mercado de cambios, limitación que se acentuó a solo USD 200 mensual a partir del 28 de octubre de aquel año. Así, la actual brecha cambiaria es la más reducida desde el 30 de agosto de 2019 (8,7%), último día de vigencia del mercado libre y unificado.
Acorde a las mínimas oscilaciones de precio experimentadas durante las últimas semanas, el dólar libre es operado pasado el mediodía con ganancia de cinco pesos, a $1.000 para la venta. La divisa en el mercado informal mantiene un alza de 95 pesos o un 10,5% a lo largo de diciembre, muy por debajo de la inflación del período.
La paridad bursátil del “contado con liquidación” cede a $892 a través de acciones que cotizan en simultáneo en la Bolsa local (en pesos) y en el exterior (en dólares), mientras que a través de Cedear (certificados respaldados en acciones extranjeras) alcanza los 894 pesos. La brecha cambiaria se asienta en el 11% y es la más reducida desde el 30 de septiembre de 2019.
El Gobierno de Javier Milei deberá maniobrar su idea de fuerte ajuste de las cuentas públicas no solo frente al déficit fiscal con el que cerrará el 2023 sino también de una deuda “invisible”: se trata de los pagos atrasados o pisados por el sector público y que están pendientes de cancelación, ya sea por transferencias, pagos de obra pública y otros ítems. Esa deuda flotante heredada de Sergio Massa hacia Luis Caputo orilla los 2 billones de pesos y pondrá bajo presión el equilibrio fiscal que busca el equipo económico.
Las primeras posturas de venta en el segmento mayorista del dólar marcan un precio de $807,45 por unidad, unos 60 centavos más que el cierre del martes. En 2023 el tipo de cambio oficial anota un incremento de 355,8 por ciento.
La ingeniería financiera que montó el ministro de Economía, Luis Caputo, está dando resultado incluso mejores a los esperados. El Banco Central continúa con fuerte acumulación de reservas, los dólares financieros caen y la brecha cambiaria está en su menor nivel de cuatro años. La incógnita que comparten los analistas e inversores es si se trata de un comportamiento sostenible o habrá nuevos episodios de inestabilidad por delante.
En medio del festejo por Navidad, el ministro de Economía, Luis Caputo, tomó su celular el 25 de diciembre a última hora y se aprestó a responder algunas inquietudes de la comunidad de la red social X. Entre ellas, negó una supuesta negociación con el Fondo Monetario para recibir fondos frescos durante el verano pero confirmó -previsiblemente- el pago de los bonos reestructurados por su antecesor en el cargo, Martín Guzmán, que enfrentan un vencimiento por USD 1.600 millones el próximo 9 de enero.
El dólar libre cerró ayer a $995 para la venta mientras que los financieros bajaron fuerte. Quedó en $907 el contado con liquidación —la brecha con el oficial quedó en 10%, la más baja en cuatro años— y el dólar MEP cerró en $940 por unidad.
Ayer el Central compró USD 187 millones y acumula más de USD 2.000 millones desde que asumió Javier Milei (el Tesoro tiene que pagar USD 1.900 millones a bonistas el 9 de enero).
Economía colocó $500.000 millones en bonos atados a la inflación (Boncer).
El BCRA viene de una notable recuperación de reservas líquidas mediante una clara absorción de dólares provenientes de exportadores, lo que le permite controlar el mercado cambiario con una escasa volatilidad, mas allá del aliento a una licuación de pasivos.