Con un diseño a medida para absorber el máximo posible de pesos a corto plazo, el gobierno dio finalmente a conocer las condiciones de los “Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal), con los que busca absorber pesos de parte de los importadores que en los últimos dos años (más precisamente, desde marzo de 2022) acumularon deudas con sus proveedores, casas matrices o financistas.
La parte de esa deuda por sobre el giro y plazos normales en operaciones de comercio exterior supera holgadamente los USD 20.000 millones y equivale a entre 3 y 4% del PBI. Además, como para mensurar la magnitud del saldo impago que por ese concepto dejó el gobierno de Alberto Fernández en relación al tamaño del sistema bancario y a la liquidez de la economía, un informe de la consultora Quantum precisa que equivale también a 16 billones (millones de millones) de pesos al tipo de cambio oficial de 800 pesos, superando en 62% el stock de depósitos a plazo fijo del sector privado, actualmente en $12,3 billones.
Esa deuda en dólares aumentó a medida que el gobierno autorizó importaciones y prometió a los importadores entregarles dólares a plazos cada vez más largos, que además incumplió. En otras palabras, otro “que pague el que sigue”.
Según Quantum, el Bopreal es una herramienta, que apunta a 3 objetivos, pero es dudoso que pueda cumplirlos todos.
Esa deuda en dólares de los importadores aumentó a medida que el gobierno le autorizó importaciones y le prometió entregarles dólares a plazos cada vez más largos, que luego ncumplió
Se trata de la emisión por parte del Banco Central de notas en dólares pero que se podrán comprar en pesos y mediante las cuales buscará: 1) comenzar a resolver el problema de las deudas no habituales que los importadores tienen con sus proveedores; 2) retirar pesos de la economía, pues la notas se suscribirán en esa moneda; y 3) intervenir indirectamente en el mercado libre de cambios para mantener baja la brecha cambiaria.
Dos, sin tres
El bono emitido por el Central podría cumplir los primeros dos objetivos, pero difícilmente pueda cumplir el tercero. Además, notó Quantum, “la efectividad en el uso inmediato para atender esos pagos enfrentaría dificultades si pensamos en la aceptación de los acreedores externos de ese instrumento o el pago resultante de su venta en el mercado secundario”.
Debido al cepo y el financiamiento forzoso de importaciones que impusieron las gestiones económicas de Martín Guzmán y Sergio Massa, los importadores fueron acumulando saldos de pesos. Aunque posiblemente una parte de la deuda la hayan pagada vía dólar CCL u otros canales, lo cierto es que ante el BCRA quedó registrada como deuda comercial.
Ahora, dice Quantum, que un importador compre el bono dependerá de si obtiene una ganancia, presente o futura. Y si pagó la deuda con algún recurso que tenía en el exterior, tendría pesos o activos en pesos en dólares (si no los invirtió en otros activos físicos) en forma de depósitos en los bancos -con efecto en los encajes bancarios-, en LEDIVs, letras que el BCRA emitió intensamente en un plazo muy corto, por USD 5.050 millones, inversiones en bonos atados al dólar (dollar-linked) o en fondos comunes de inversión.
Por ello, prosigue el análisis, “si la aceptación del bono fuese alta, el BCRA podría absorber una parte importante del money overhang (exceso de pesos) de la economía” y debería cancelar otros pasivos en pesos, contrapartida de los depósitos que se usarían para suscribirlo.
Los objetivos más alcanzables serían reducir la deuda de los importadores y el exceso de pesos, camino hacia la unificación del mercado cambiario
Se trataría mayormente, apunta, de Pases que los bancos tienen con el BCRA. En tal caso, no se alteraría la situación patrimonial del BCRA, pero sí alargaría y dolarizaría parte de sus pasivos.
Al vender títulos a cambio de pesos, el BCRA podría intentar contener la “brecha”, pero ese objetivo tendría limitaciones, porque según Quantum no se trata de un sustituto perfecto de divisas y podría afectar el precio en dólares de los títulos argentinos en el mercado secundario, lo cual sería un rebote contraproducente.
Así las cosas, los objetivos más alcanzables serían empezar a reducir la deuda de los importadores y la cantidad de pesos de la economía, lo que a su vez, facilitaría el levantamiento del cepo y la unificación del mercado cambiario, aunque el informe reconoce la dificultad de determinar qué porcentaje de la deuda por importaciones representará la demanda de este bono.
“Ello tiene que ver con el beneficio de utilizarlo como medio de pago frente a otras alternativas. También con la aceptabilidad del bono por los proveedores/acreedores. También puede pesar el hecho que la reanudación del intercambio importador-proveedor requiera la cancelación de una buena parte de la deuda acumulada”, dice, todas cuestiones que se verán en la práctica.
Diseño a medida
El Gobierno dio a conocer las condiciones del Bopreal este viernes. Serán 3 series y la primera es la única que empezará a licitarse este año, el próximo martes, 26 de diciembre. Pagará la mejor tasa (5% contra 3% de la serie 3 y 0% de la serie 2) y será el título más largo (vencimiento en 2027, con opción de rescate anticipado, pero en pesos).
Un atractivo de este bono es que podrá utilizarse para pagar impuestos (con topes) y si se suscribe antes de fin de enero de 2024 reducirá el impuesto PAIS al 0% y, si el importador suscribe al menos 50% de las acreencias que tiene con el BCRA con este bono, la entidad le dará acceso al mercado libre de cambios por hasta el 5% del monto de lo suscripto. Alquimias para ganar más plazo y resolver una herencia de incumplimientos que -como muestra el gráfico de arriba- llevó el stock total de deudas comerciales de la Argentina por arriba de los USD 58.000 millones, unos USD 14.000 millones más que la deuda con el FMI.