El debate sobre el precio del boleto está instalado en la política. Quizás, la discusión pasa desapercibida por estos días entre tantos cambios que se están observando a nivel nacional, pero es sin duda uno de los temas más relevantes en materia económica, teniendo en cuenta el impacto que la quita de subsidios y la actualización de las tarifas puede tener sobre el bolsillo de los usuarios.
Ahora bien, detrás del debate y de las diferentes posturas que se contraponen, hay un sistema que muestra señales de deterioro. Según un informe publicado por la Comisión Nacional de Regulación de Transporte (CNRT), entre septiembre de 2019 e igual mes de este año la antigüedad promedio de los colectivos subió de 4,9 a 5,7 años. Eso significa que hubo un “envejecimiento” general de las unidades y que las empresas tuvieron dificultades para renovar sus flotas.
Además, en ese mismo período el parque móvil disminuyó de 9.915 a 9.852 unidades (63 menos) y la cantidad de pasajeros se redujo de 128.597.677 a 122.670.581 boletos vendidos (5.927.096 pasajeros de diferencia). En otras palabras, el sistema completo se achicó, pese al crecimiento vegetativo de la población.
Es importante aclarar que la diferencia negativa de pasajes vendidos no se debe a que en septiembre de 2023 hubo menos días hábiles que en 2019 ni a otras circunstancias fortuitas. Se trata de una baja genuina que se replica en el resto de los meses.
Los datos mencionados corresponden a los informes de estadísticas del Transporte Urbano de pasajeros de Jurisdicción Nacional y Parque Móvil, desarrollado por el Departamento de Estadísticas de la Gerencia de Fiscalización Técnica Automotor, de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte. Los valores abarcan a la totalidad del sistema SUBE, por lo que contemplan tanto al conurbano como a las ciudades del interior que utilizan esa tecnología de cobro.
Tarifas, subsidios y recaudación
Al momento de analizar los ingresos de las empresas, hay varios puntos a tener en cuenta. Uno de ellos es el precio del boleto. Según los datos publicados por la CNRT, el valor promedio que pagaban los argentinos para viajar en colectivo en septiembre de 2019 era de $25,72; hoy, el valor asciende a $47,64 (considerando descuentos y bonificaciones del total de usuarios). Es decir que en el transcurso de cuatro años el precio del pasaje subió 85%, en un contexto en el que la inflación avanzó 808%, de acuerdo a la medición del Indec.
En tanto, la recaudación de las empresas de colectivos subió de $1.984 millones a $5.843,4 millones (total del sistema) en el período analizado, lo que implica un aumento de 194,5% en términos nominales, un valor considerablemente menor a la inflación de ese período.
Claro que para tener un panorama completo de la relación entre tarifas y recaudación, hay que tomar en cuenta también un tercer factor: los subsidios. De acuerdo a datos publicados por la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (Aaeta), con el precio actual del boleto, se deberían percibir $187.978 millones mensuales de Nación para cubrir el costo total del sistema en el AMBA. Sin embargo, hoy las empresas están recibiendo $97.784 millones.
Para los empresarios, hay dos soluciones posibles: o aumenta el precio del boleto, que según su estimación ascendería a $797 sin subsidios, o sube el monto del subsidio. “Así el sistema es insostenible”, aseguraron desde el sector.
De hecho, las cinco cámaras empresariales de colectivos que forman parte de la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA) resolvieron reducir sus servicios en un 50% en la mayoría de las líneas que circulan en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). La explicación, según dijeron a Infobae, es la brecha que existe entre la tarifa, que está congelada desde agosto, y los costos que vienen acelerándose al ritmo de la inflación de las últimas semanas.
“Estamos en un 20% mensual de inflación, que es una locura. Nosotros tenemos el mismo nivel de subsidios y tarifas que teníamos en agosto y septiembre, con lo cual todo lo que ha sido la inflación desde ese entonces no está reconocida y eso hace que las empresas, por ejemplo, no tengan dinero para comprar gasoil”, dijo Luciano Fusaro, vicepresidente de AAETA.