Antes de asumir y también poco después, el presidente Javier Milei repitió una y otra vez que, en el mejor de los casos, la Argentina se encaminaba a una situación de “estanflación”. Es decir, fuerte recesión económica con altos índices de suba de precios. Para peor, aseguró que ese escenario podría extenderse durante más de un año.
Sin embargo, a poco de andar y tras concretarse las primeras medidas de la nueva gestión, en el mundo de las consultoras económicas anticipan un escenario que, también en el mejor de los casos, podría darse de una manera muy diferente. Es que, tras un rápido derrumbe de la actividad económica, varios economistas privados ven brotes verdes. En el segundo semestre.
El pronóstico suena trillado. Pero esta vez se diferencia en que, tras un rebote de la actividad que empezaría a darse a partir de mayo y si el plan funciona, la economía podría entrar en un ciclo de crecimiento de “tasas chinas” que llevaría a una expansión de hasta 8% del PBI en 2025. Es la proyección, ”si todo sale bien”, de la consultora Econviews, donde al igual que en la gran mayoría de las firmas colegas, leyeron con buenos ojos las medidas implementadas y anunciadas por el nuevo Gobierno.
Tras advertir que se prevé una contracción económica en el primer semestre del año y que la devaluación tendrá un impacto desigual en diferentes sectores, afectando negativamente al consumo masivo, el último informe de la consultora aseguró que “si el programa funciona bien, para la segunda mitad del año que viene el nivel de actividad puede pegar la vuelta, aunque, en la calle, esto se va a sentir más adelante. Para 2025 creemos que la economía podría crecer más de 8 por ciento. Pero mucha agua tiene que correr bajo el puente”.
Esa mirada optimista no es una perspectiva aislada en el mercado. Lo mismo opinó, por caso, Gustavo Reyes, economista del Ieral, el instituto de investigaciones económicas de la Fundación Mediterránea. “En caso de pasar exitosamente estos riesgos, entre el segundo y tercer trimestre del 2024, el fogonazo de la inflación de los primeros meses debería ir reduciéndose al igual que la recesión dejando a la economía de nuestro país con muy buenas condiciones macroeconómicas para 2025″, sostuvo. Su colega en la entidad, Jorge Vasconcelos, apuntó a factores de fondo y celebró el contenido del controvertido decreto de necesidad y urgencia anunciado la semana pasada. Y profundizó sobre la “estanflación” tan temida que anticipó Milei.
“El fenómeno de la estanflación, que ha perdurado por tantos años en la Argentina responde, en medida significativa, a políticas que han configurado una extraordinaria rigidez del lado de la oferta, con una provisión de bienes y servicios cada vez más cuotificada y restringida. Los últimos anuncios van en la dirección de remover trabas que ponían en desventaja al país a la hora de competir y atraer inversiones”, planteó.
“Si el programa funciona bien, para la segunda mitad del año que viene el nivel de actividad puede pegar la vuelta, aunque, en la calle, esto se va a sentir más adelante” (Econviews)
En cualquier caso, para llegar al segundo semestre y al crecimiento genuino de 2025, primero habrá que atravesar un campo minado en el que las últimas medidas corren los riesgos de lugar.
Si bien los costos de la devaluación en materia de inflación son y serán evidentes, la corrección del atraso cambiaria beneficiará a los sectores transables, como el agro, minería, energía y pesca, que aportarán un mayor dinamismo a la economía. De hecho, gracias precisamente al agro y a la energía, Ecolatina prevé que el próximo año se podría alcanzar un superávit comercial récord de USD 15.000 millones, el más alto en los últimos cinco años.
Pero, por otro lado, la caída del ingreso real provocada por la suba de la inflación pegará sobre los sectores de consumo masivo como el comercio u hoteles y restaurantes. “Hay que tener en cuenta que la contracción económica que esperamos para el próximo semestre, se dará en un contexto donde el desempleo es bajo. Al tercer trimestre de este año, la tasa de desocupación era del 5,7 por ciento. Es decir que, en términos de empleo, el punto de partida para lo peor del ajuste no es malo. Lógicamente es esperable que aumente, pero no tendrá nada que ver con lo que fueron otras crisis anteriores”, advirtió Econoviews, donde creen que nada es seguro pero “el potencial está intacto”.