Los pesos no tienen adónde ir. La frase es la síntesis más acabada de la trampa perfecta que parece haber diseñado el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, para eliminar el exceso de pesos de la economía que impide la unificación cambiaria y, eventualmente, la dolarización.
La primera licitación de deuda del Tesoro de la semana pasada, de la que resultó una tasa de 8,66% que sorprendió al mercado, dejó claro que los pesos no tienen un destino nítido, mientras que los importadores siguen sin acceder al mercado oficial de divisas y la encerrona es por ahora bien cerrada gracias a las nocivas restricciones cambiarias que se busca eliminar. Por caso, no se levantaron en los últimos días las restricciones cruzadas entre el dólar contado con liquidación (CCL) y el acceso al mercado oficial que acotan la demanda en ambos mercados.
De hecho, eso fue en gran parte lo que posibilitó al Banco Central comprar casi USD 2.000 millones desde la devaluación del 14 de diciembre y eventualmente habilitaría sumar entre USD 4.000 y USD 5.000 millones en enero.
En cualquier caso, la estrategia de licuar los pesos es uno de los tres pilares de la primera etapa del plan Milei, junto con la devaluación y el ajuste fiscal, basado en parte también en la licuación de gastos. Sobre el punto surgen múltiples advertencias, por caso, hasta dónde es sostenible la estrategia sin revivir la brecha cambiaria. El habitual informe semanal de 1816, la consultora financiera que encabezan Adrián Rozanski y Mariano Sladnik, lo plantea de una manera particularmente inquietante. “Clave ver si la licuación de pesos se da solamente en términos reales (como hasta aquí) o también en términos de dólares (con una suba del CCL)”, plantearon los analistas. Y advirtieron que en segundo escenario se facilitaría la dolarización,
Pero las señales son ambiguas y no despejan la disyuntiva de fondo de los inversores: qué hacer con los pesos. Tal vez por eso la recomendación sigue siendo refugiarse en moneda dura. Los denominados bonos hard dollar, que se pagan en dólar billete son, según 1816, la opción más segura.
La preocupación por lo que algunos consideran la “excesiva” licuación se generalizó en los análisis del mercado de las últimas horas.
Desde Econviews, la consultora fundada por Miguel Kiguel, y también desde Equilibra, de Diego Bossio y Martín Rapetti, destacaron la misma característica del plan aplicado en los primeras dos semanas en funciones de Caputo y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili.
“Otro tema que nos genera dudas es la excesiva licuación a la que lleva el programa. Con tasas mensuales de 9,1% para plazo fijo y la reciente licitación de bonos a 8,66% mensual, se achican todos los activos y pasivos del sistema y lógicamente también la deuda del Gobierno –afirmaron en Econoview–. Hoy ayuda la estacionalidad, pero el Gobierno está jugando al fleje en este tema. Como todo, mientras sea de corto plazo puede quedar en anécdotas. Si persiste varias semanas podría llevar a otro salto cambiario. Y con brecha más alta, la unificación es mucho más difícil”.
Prácticamente en términos similares se expresaron en Equilibra, donde consideraron que la licuación de los pasivos remunerados del BCRA y su migración a títulos del Tesoro o del propio Central en dólares (el bono para los importadores) reduciría el stock de pasivos remunerados a un mínimo en pocas semanas. “La pregunta del millón es si ese esquema cambiario/monetario será exitoso en evitar presiones cambiarias –léase ensanchamiento de la brecha– una vez que la estacionalidad de la demanda de pesos comience a jugar en contra”. Un factor que algunos analistas dieron en llamar “la trampa de febrero”, destacó la consultora.