Una importante consultora internacional advirtió que el ajuste fiscal que propone el gobierno de Javier Milei no parece ser viable y que, por lo tanto, el país podría caer en default nuevamente en 2025.
El director de Estrategia de Oxford Economics para mercados emergentes Sergi Lanau, dijo que “Milei quiere recortes de gasto del 5% del PBI. El país promedio que hace un gran esfuerzo fiscal alcanza sólo el 2,5%. En una muestra de 200 episodios de ajuste en el mundo, sólo 50 países alcanzaron 5+. Argentina no entrará en este club dada su trayectoria. Política y socialmente imposible”.
En un informe, Oxford señaló que hay que prever “un ajuste fiscal inicial considerable por parte de la nueva administración, pero los esfuerzos fracasarán en 2025″.
“El endurecimiento de las políticas reducirá el déficit de cuenta corriente, liberando algunos dólares para pagar bonos. Sin embargo, las reservas se agotarán en 2025, lo que hará inevitable el default”.
“Los valores razonables de nuestros bonos se mantienen en el rango de 30-35 centavos”, indicó el estudio.
“El déficit primario podría caer un 2,3% del PIB el próximo año, pero volvería a aumentar en 2025. Los gigantescos recortes que quiere el presidente Milei son inusuales en comparación con otros grandes ajustes fiscales en otras partes del mundo y no se materializarán”, se indicó.
“El déficit de cuenta corriente podría reducirse al 0,4% del PIB el próximo año con un ajuste fiscal. Sin embargo, el banco central tendrá dificultades para comprar dólares que luego puedan usarse para pagar deuda”, indicó.
Además, el equipo de Lanau señaló que “las reservas utilizables serían suficientes para pagar los cupones de los bonos y el principal que vencen en enero y julio de 2024. En julio de 2025, todos los colchones se agotarían con gran certeza”.
“Reducir significativamente el riesgo de default en 2025 requeriría un ajuste fiscal draconiano (al menos el 3% del PIB de forma duradera) que parece política y socialmente imposible”, señaló.
“Ajustes duraderos de esta magnitud son inusuales en la historia y poco probables en Argentina dado su pobre historial”, indicó.
El rol del FMI
En este sentido, consideró que “la ruta alternativa para evitar el default es más de 2.000 millones de dólares en nueva asistencia del FMI, además de renovar el crédito existente”.
“Es poco probable que el FMI quiera aumentar su exposición a Argentina dados los enormes riesgos de sostenibilidad de la deuda”, consideró.
Algunos expertos en Washington que, en una primera etapa, el Gobierno podría apuntar a “empatar” el ingreso con la salida de recursos del FMI para 2024, una vez que el organismo le otorgue un waiver por las metas que incumplió la gestión de Alberto Fernández.
Una palabra muy importante al respecto será la del subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Jay Shambaugh, quien llegó a Buenos Aires el fin de semana para reunirse con el Gobierno y con economistas del sector privado. Shambaugh fue el encargado de criticar con dureza los últimos desembolsos del Fondo a la Argentina, entre otros países que no cumplían con las metas del organismo.
La semana pasada arribó un equipo técnico del organismo que conduce Janet Yellen y se desarrollaron complejas conversaciones entre el equipo de Caputo y los funcionarios norteamericanos sobre las condiciones necesarias para obtener un apoyo mayor en el FMI. El apoyo político de Washington parece claro, pero eso no se traduce, como ocurrió en otras ocasiones, en una recomendación del Tesoro para desembolsos mayores y con la urgencia que requiere el Gobierno. La administración de Mauricio Macri ya experimentó de cerca esta disonancia entre las sonrisas diplomáticas y la dureza de las negociaciones técnicas.
Los expertos creen que sí podría haber un acuerdo para los pagos que debe hacer el país el mes próximo. Por esta razón, con más pragmatismo que en la campaña electoral, el presidente Javier Milei pidió la activación de un nuevo tramo del swap con China; y, aunque el gobierno de Xi Jinping pretenda mostrar más flexibilidad que las potencias occidentales, también exige importantes condicionalidades en las negociaciones financieras internacionales.
La Argentina cayó en default nueve veces; las tres últimas, en este siglo: en 2001 con la explosión de la convertibilidad, en 2014 por la falta de pago a un grupo de bonistas y en 2020 por la falta de acuerdo entre el equipo de Martín Guzmán y los acreedores privados.