Los argentinos tendrán que esperar un día más para conocer las primeras medidas que anunciará Luis Caputo como Ministro de Economía. La industria en general tiene grandes expectativas respecto al nuevo dólar y al modo de enfrentar la desregulación hacia la cual se ha decidido ir como objetivo primario en el plano económico. Al igual que otros, el sector automotriz enfrenta el enorme de desafío de tener una “hoja de ruta” a la cual ajustarse para continuar.
“Hay dos claves fundamentales. Mantener la producción y no reducir rápido la recaudación, porque si eso ocurre, no hay posibilidad alguna de lograr equilibrio fiscal. Es como si se gastó mucho dinero de más en una economía hogareña durante muchos años y para volver a cero se reducen muchísimo los gastos, pero también los ingresos. No se resuelve el problema”, describió una fuente con buen conocimiento del plan que tiene el nuevo equipo económico.
La explicación tiene directa relación con las medidas que se esperan para el sector automotriz, pero que quizás no sean tan abruptas en una primera etapa que llegaría hasta marzo o abril, cuando empiecen a liquidarse las exportaciones del campo. Recién ahí se podrían empezar a revisar temas como el del impuesto PAIS que todavía se mantendría vigente.
La idea enunciada en la explicación inicial es que no se puede parar la producción, ni siquiera se puede poner en riesgo, pero lo que sí se haría es generar un marco previsible a futuro, para que cuando se empiecen a tomas medidas más tangibles, el impacto sea menor.
“Cuando una industria como la automotriz instala una fábrica en un país como la Argentina, esa fábrica tiene que tener necesariamente un perfil exportador, porque el mercado no es tan grande para tener siete plantas como tenemos y porque lo que te permite exportar es poder importar: la famosa balanza comercial. Una fábrica normalmente debería exportar entre el 70% y el 80% de su producción. Hoy, con tantas regulaciones como las que hubo en estos últimos años, lo que se ha generado es que muchas fábricas destinen un 50% o incluso más aún, al mercado doméstico. Eso es lo que hay que desarmar, pero no se puede hacer de golpe. Hay que trazar un camino con medidas y plazos para que se pueda exportar a los niveles normales y después avanzar en otros cambios más profundos”, analiza.
Los pagos a los proveedores del exterior es la madre de las urgencias. Ahí sí se tienen que tomar medidas inmediatas para que no se corte la cadena de suministros. La deuda es eso, deuda, y por ahora no se va a poder pagar. La idea sería trazar un plan con un período de gracia sin pagos por al menos seis meses y después comenzar a hacerlo. Pero la deuda es sólo una parte del problema, porque los pagos tampoco están fluyendo en el comercio actual y como ha dicho el Presidente “no hay plata”, con lo cual hay que resolver el modo de conseguir que se paguen las importaciones.
“Entendemos que la prioridad serán los autopartistas, que no tienen la espalda de las automotrices, pero si no hay plata hay que ver de qué modo podrán aceitar los pagos, los actuales y los de los próximos meses. Una de las maneras es permitir que se liquiden exportaciones para pagar importaciones directamente, aunque sea de manera parcial, pero no todas las empresas tienen un volumen de exportación tan alto como para resolverlo de ese modo, y a la vez, que usen las exportaciones para pagar las importaciones, implica que el estado recaudará menos para otras prioridades”, dijo un ejecutivo de una automotriz a Infobae este lunes.
Una vez encaminado el problema de los pagos, manteniendo un esquema de producción como el actual, se debería empezar a desandar un camino de eliminación de algunos de los impuestos a la producción que tiene la industria automotriz. “Deberían ir hacia un esquema en el que se paguen impuestos a la comercialización pero no a la producción, como es en México, por ejemplo. De ese modo, al sacarle algo de presión tributaria a los fabricantes, se les da un mejor marco competitivo”, dijo la misma fuente.
Qué pasará con los autos importados es otra de las grandes dudas. Si se quitaran los aranceles del 35% actuales a los vehículos de extrazona, aunque se mantenga el 0% de arancel con Brasil, “se inundaría el mercado de importados y se vería afectada la industria nacional muy blindada en estos años”, aceptaron en cercanías al nuevo equipo económico. Lo que hay que hacer es generar que el Flex con el Brasil vuelva a funcionar, y hoy eso no ocurre por la cantidad de regulaciones que hay del lado argentino.
Eliminar las SIRA, los permisos de importación, sería la decisión para generar que el flujo vuelva a ser el que el mercado necesita y así recuperar la normalidad. “Sin esa normalidad, no hay posibilidad de importar y esa es la balanza que se debe recuperar primero. Una vez que se pueda importar, las fábricas podrán exportar como antes y regresar a esos porcentajes del 70 u 80% que no se debió perder”, explican desde el sector.
“Hay que generar el marco para el funcionamiento de un mercado menos regulado. Si se empieza por desregular sin esas condiciones de competitividad, se rompe todo”, cerró.