La economía que llega con Luis Caputo: la urgencia de la señal fiscal, la devaluación y cómo sumar reservas

El nuevo ministro de Economía terminó de conformar su equipo y tendrá desafíos iniciales complejos. Resolver los pasivos del BCRA y restablecer la negociación con el FMI. ¿Habrá dólares frescos?

Luis Caputo, president of Argentina's central bank, speaks at a news conference with Nicolas Dujovne, Argentina's treasury minister, not pictured, during the G-20 finance ministers and central bankers meetings in Buenos Aires, Argentina, on Sunday, July 22, 2018. Dujovne said at economic leaders at the G-20 meetings in Buenos Aires weren't challenged to reach consensus across a range of issues, including trade. Photographer: Erica Canepa/Bloomberg

Luis Caputo llegará este lunes al Ministerio de Economía e iniciará una nueva etapa de política con la asunción de Javier Milei como presidente.

Con una serie de urgencias que sobrevuelan en términos de inflación, flaqueza de reservas, cepo cambiario y déficit fiscal, en el marco de dolorosos indicadores sociales en situación crítica, el nuevo equipo económico imprimirá una nueva dirección con sus primeras maniobras al timón de Hacienda. En paralelo, un cercanísimo Santiago Bausili, desde el lunes presidirá el Banco Central, tendrá a su cargo la política monetaria y el desarmado de la maraña de regulaciones cambiarias.

El mandato que Milei bajó a su equipo económico es el de terminar, lo más rápido posible, con los pasivos remunerados del Banco Central, lo que el economista libertario identifica como el obstáculo para la liberación del cepo cambiario sin pasar por una presión sobre los precios que los deje en terreno propicio para una hiperinflación. En paralelo, Caputo podría buscar una línea de financiamiento, más o menos rápida, que le otorgue un colchón de divisas para actuar con esa primera oleada de medidas.

Una cuestión central para prestar atención en los primeros días de mandato de Milei: si habrá una devaluación inmediata (algo que mercado ya descuenta), pero en especial la profundidad que tendrá, y su impacto luego en precios.

Un antecedente muy cercano de una devalución desordenada fue la que hizo Sergio Massa el día después de las PASO, con un salto cambiario apenas mayor al 20% que alcanzó para que el ritmo de precios mensual se duplicara y alcanzara los dos dígitos durante tres de los últimos cuatro meses de presidencia de Alberto Fernández.

El mandato que Milei bajó a su equipo económico es el de terminar, lo más rápido posible, con los pasivos remunerados del Banco Central

La lectura que asoma en el mercado sobre las certezas y dudas de Caputo indica que, entre las cuestiones que parecen talladas en piedra, habrá una primera ronda de medidas inmediatas que estarán relacionadas a una señal de ajuste fiscal durante su primer año de gobierno que lleve al sector público al equilibrio en las cuentas. En segundo lugar, el desarme de los pasivos remunerados del Banco Central . Y una vez terminado con este punto, alguna liberación, aunque sea parcial, del cepo cambiario.

Entre las dudas aparecen, como se dijo, la profundidad de la devaluación inicial, qué tanta presión sobre el ecosistema de precios implicará, si necesitará el ministro emitir una deuda considerable para liquidar esos pasivos del BCRA y si podrá conseguir financiamiento rápido en dólares en el exterior, ya sea a través del Fondo Monetario, de un préstamo de un consorcio de bancos o de fondos soberanos de otras naciones.

Y, también, cómo transitará la sociedad y el gobierno ese camino que llevará a la estanflación de entre un año y medio y dos años que anticipó Javier Milei pocos días atrás.

"Se buscaría alcanzar equilibrio fiscal total en el primer año de mandato, y controlar o eliminar el déficit cuasifiscal", estimó la consultora Invecq (Reuters)

Por lo pronto, algunos informes abordaron cuál es el margen de acción que tendrán Milei, Caputo y Bausili para operar en este contexto.

La consultora Invecq, por ejemplo, consideró que en el plano fiscal “el futuro Presidente ha dicho en reiteras oportunidades que no hay margen para gradualismo. Si bien en la campaña se habló de un ajuste del gasto público de 15 puntos del PBI, en los últimos días se aclaró que rondaría 6% del PBI, y que el 15% incluía el rojo del BCRA. De esta manera, se buscaría alcanzar equilibrio fiscal total en el primer año de mandato, y controlar o eliminar el déficit cuasifiscal”.

Y agregó, como elementos decisivos para eso: “Una importante reforma del Estado (reducción de ministerios y secretarías, privatizaciones, desregulaciones), y se recortarían algunas partidas puntuales: la obra pública (que hoy representa 1,7% del PBI), los subsidios económicos (1,9% PBI), las transferencias a provincias (0,7% PBI), el déficit de las empresas públicas (0,8% PBI), y los gastos de funcionamiento. A su vez, hay que considerar que gran parte de las Prestaciones Sociales (11% del PBI) está indexada a una ‘nominalidad pasada’; por lo que, de acelerarse la inflación durante la primera parte del año -algo inevitable-, esta partida se contraería en términos reales”, apuntó Invecq.

Entre las cuestiones que parecen talladas en piedra es que habrá una primera ronda de medidas inmediatas que estarán relacionadas con el ajuste fiscal

Ante la falta de precisiones sobre el plan financiero/monetario del ministro Luis Caputo, el aspecto más comentado entre los analistas es el del shock de gasto público.

Para Analytica, por ejemplo, “detrás de esta aspiración de Milei (la fuerte poda fiscal) se esconde la voluntad de dejar de financiar al fisco con transferencias y colocaciones directas del BCRA, ya que el financiamiento requerido depende del resultado financiero, no del primario”, mencionó.

“Cortar el financiamiento monetario requiere la existencia de otras fuentes alternativas. Por ende, la próxima administración necesitará del buen funcionamiento del mercado de bonos del Tesoro, lo que hace creíble la intención de una ‘solución de mercado’ al problema de las Leliqs y el descarte de un Plan Bonex. Como el mercado de bonos en pesos es esencial para ejecutar el ajuste fiscal y reducir la monetización del déficit, un Bonex (1989) sería un golpe letal a la confianza de los inversores y reduciría las colocaciones voluntarias de deuda del sector privado a cero”, concluyó la consultora que dirige Ricardo Delgado.

Otra mirada la aportó la consultora LCG sobre el impacto y viabilidad de un programa de esta magnitud: “No hay dudas de que el reacomodamiento del gasto generará rispideces en quienes se vean afectados por los recortes pero, si se realizara con solvencia y conocimiento de los resortes legales, debería ser el puntapié para estabilizar la economía y sentar las bases de un crecimiento sostenible. Quedará por ver la factibilidad de avanzar de manera inmediata, con la creación de consensos a partir de un ejercicio de persuasión, y con equipos que permitan reformar el andamiaje legal que se esconde atrás de muchas partidas del gasto”, mencionó en un reporte a clientes.

Martín Vauthier y Pablo Quirno, colaboradores de Luis Caputo, antes de una reunión de equipo económico (Maximiliano Luna)

“El ordenamiento fiscal y del Estado es sólo una condición necesaria para la estabilización macroeconómica. La experiencia internacional y local ha mostrado que dichos programas conllevan un proceso de aprendizaje por parte de la sociedad y el gobierno, que requiere ir monitoreando resultados y modificando prioridades, la velocidad y la secuencia de las medidas, así como también estrategias de persuasión y de búsqueda de soporte político y de los distintos actores”, concluyó LCG.

Hubo, a mitad de semana, un paper de la sociedad de Bolsa Bull Market Brokers, que pertenece a Ramiro Marra, legislador porteño por La Libertad Avanza y uno de los dirigentes más cercanos a Javier Milei durante los últimos meses, que dejó trascender algunos lineamientos -supuestos- del plan Caputo. Ese informe que circuló con insistencia en el mercado destaca que Caputo podría conseguir fondos frescos por hasta USD 23.000 millones en base a una combinación de operaciones de deuda, financiamiento de organismos multilaterales y compromisos de liquidación de divisas del campo, lo que le serviría para desarmar las Leliq dejar a la economía a las puertas de un plan de estabilización similar a la convertibilidad. Ese plan no fue, oficialmente, ni desmentido ni ratificado.

El ordenamiento fiscal y del Estado es sólo una condición necesaria para la estabilización macroeconómica (LCG)

Respecto a este punto clave del colchón de reservas, hubo esta semana una señal preliminar, pero permanecen otras dudas. El Banco Mundial le anunció a Caputo que podría asistirlo financieramente para contener la situación social. Pero el FMI no dio pistas sobre si hay en el horizonte cercano una posibilidad de desembolso de dólares frescos para las arcas del Banco Central.

El útimo jueves, de hecho, el FMI afirmó que el gobierno de Javier Milei necesitará implementar un plan de estabilización que cuente con apoyo político para “afrontar los desequilibrios” que atraviesa la economía, con la inflación y el nivel de reservas en el Banco Central como principales problemas. El Fondo Monetario aseguró que ese plan de estabilización deberá tener “apoyo político” para poder ser implementado.

La fortaleza política de las primeras medidas económicas del gobierno electo son materia de discusión desde que Milei ganó el balotaje, por la marcada minoría con la que contará en las dos cámaras del Congreso, y sin tener gobernadores o intendentes de su signo político.

La portavoz del organismo Julie Kozack evitó dar precisiones sobre si las conversaciones entre el Fondo y el nuevo gobierno incluyen un programa financiero nuevo o seguirá vigente el Extended Fund Facility (EFF) actual. Pero los vencimientos que sobrevienen son urgentes y le exigirán a las alicaídas reservas brutas del BCRA unos USD 910 millones en diciembre y otros USD 1.935 millones en enero.

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