La canciller del nuevo Gobierno de Javier Milei, Diana Mondino, anunció este domingo en un evento realizado en el Palacio San Martín, que la Argentina firmará este lunes la carta de invitación para el proceso de ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). La decisión se enmarca en medio de un alineamiento de la nueva administración que incluye, además, la negativa de sumarse al Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
Mondino se refirió a esa posibilidad en un acto previo a la asunción que compartió en la mítica sede del Ministerio de Relaciones Exteriores junto al director de Relaciones Globales de la OCDE, Andreas Schaal. “Les comento que esta mañana ya hemos acordado con el señor Andreas Schaal que la Argentina mañana firma el acceso a la OCDE”, afirmó la economista.
En definitiva, ese será el paso preliminar para formar parte de la organización que reúne a los 38 Estados más importantes de la economía mundial, cuyo objetivo es coordinar políticas económicas y sociales. El llamado “club de países ricos”, fue fundado por países como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, entre otros.
El anuncio se enmarca en un nuevo alineamiento geopolítico que tomará el país tras la asunción de Javier Milei como presidente. Por caso, Mondino había anticipado hace dos semanas en la Conferencia Industrial de la UIA que la Argentina no se sumará al bloque de los BRICS, el grupo de países conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, tras la invitación concretada en agosto pasado luego de las gestiones del ahora expresidente Alberto Fernández.
Consultada por Infobae al terminar su participación, la encargada de las relaciones exteriores de La Libertad Avanza dijo: “Entiendo que fuimos invitados a participar de los BRICS pero no hemos aceptado formalmente. Para ingresar al [Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS] hay que hacer un aporte de capital y la Argentina no está en condiciones de hacerlo”.
¿Qué es la OCDE? ¿Qué ventajas tiene, o no, ser miembro?
Heredera de la Organización Europea para la Cooperación Económica (OECE), que había sido creada en 1949 para ayudar a implementar el Plan Marshall, el programa de ayuda económica con el que Estados Unidos buscó acelerar la reconstrucción europea en la segunda post-guerra mundial, la OCDE fue creada en 1961 por Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Irlanda, Islandia, Luxemburgo, Holanda, Noruega, Portugal, España, Suecia, Suiza, Turquía, Reino Unidos y Estados Unidos, a los que al poco tiempo se agregó Italia para conformar la veintena originaria.
La enumeración desmiente el origen de “países ricos”; la mayoría eran, en ese momento, más pobres que la Argentina, como también lo era Finlandia en 1969, año de su accesión. Antes se había sumado Japón (1964), y luego lo hicieron Australia (1971) y Nueva Zelandia (1973). Después, durante más de 20 años, el club no aceptó nuevos socios. Las puertas se reabrieron para México (1994) y el proceso se aceleró: República Checa (1995), Corea del Sur, Hungría y Polonia (1996), Eslovaquia (2000), Chile, Eslovenia, Estonia e Israel (2010 y más recientemente Letonia (2016) y Lituania (2018).
“A diferencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la OCDE está integrada por pocos países; se busca que sean pocos pero importantes”, dice el ex subsecretario de Estado Marcelo Scaglione, que entre 2016 y 2019 fue representante del ministerio de Hacienda ante esa organización: su tarea, precisamente, era liderar el proceso de accesión argentino.
La relación consultiva de la Argentina con la OCDE tiene casi 40 años, pero se profundizó a partir de 1995, bajo el gobierno de Carlos Menem, cuando el país pasó a integrar seis de sus comités. Durante los gobiernos kirchneristas se incorporó a tres más y bajo la gestión de Mauricio Macri se sumó a otros quince e inició, en 2016, el proceso de incorporación.
“Son 38 países, pero originan el 75% de la Inversión Extranjera Directa y explican más del 60 % del PBI y el comercio mundiales”, había dicho Scaglione en una nota con Infobae. “La OCDE establece estándares y las mejores prácticas internacionales a través de 300 comisiones de trabajo; es una escuela o universidad para países; para ingresar tenés hacer un curso de ingreso”.
Más escéptico, el politólogo Andrés Malamud había asegurado en esa misma nota desde Lisboa: “la OCDE es como un club: accedés a charlas, tenés descuentos y aparecés en informes y estadísticas. Te da networking y algún prestigio, no mucho más”.
Los beneficios de pertenecer, según Scaglione, son múltiples. “Accedés a estándares internacionales en políticas públicas. Si querés avanzar en Educación, pedís cooperación a Finlandia; sobre competitividad, lo tenés a Australia; sobre manejo del agua, lo tenés a Israel, en materia de innovación, está Corea del Sur, en materia ambiental, los países nórdicos”, había ejemplificado.