Aunque ya está descartado que se elimine el cepo cambiario a partir de la asunción de Javier Milei, los inversores están a la expectativa de medidas que alivien la gran cantidad de restricciones que existen para operar. En ese sentido, la mirada está puesta en los dólares financieros, es decir cuáles serán las reglas para comprar o vender tanto Contado con Liquidación como dólar MEP.
En ese sentido, se espera un alivio casi inmediato para la gran cantidad de regulaciones que de alguna forma u otra obstaculizan la operatoria. Esas trabas dispuestas en su mayor parte por la Comisión Nacional de Valores (CNV) se fueron acumulando con el paso del tiempo y hoy constituyen un verdadero laberinto para aquellos que buscan transaccionar en el mercado cambiario formal.
Hoy existen regulaciones que directamente impiden a diversas empresas acceder a la compra de dólares a través del mercado bursátil. Es el caso de las compañías que tienen acceso al mercado oficial de cambios. De esta forma, el Gobierno buscó ponerle límites a la posibilidad de dolarizarse que tienen muchas compañías que al mismo tiempo consiguen un dólar muy barato para importar insumos para la producción.
Pero además se aplican regulaciones vinculadas con el “parking”, es decir la obligatoriedad para el público y las empresas de esperar hasta cinco días entra la compra y la venta de bonos para dolarizarse. Esto llevó a una parte de los compradores a operar a través del SENEBI, una rueda de negociación bilateral donde no interviene el Banco Central.
El sentido de estas restricciones es obviamente mantener bajo control a los dólares financieros y de esta forma indirectamente controlar al tipo de cambio libre. Claramente el objetivo no fue cumplido, teniendo en cuenta que la brecha con el dólar oficial que deja el gobierno de Alberto Fernández supera el 150%.
El otro sentido de las restricciones es reducir la intervención que diariamente efectúa el Banco Central a través del mercado de bonos, que implica pérdida diaria de reservas. La gran incógnita que surge es si a partir del lunes próximo el BCRA continuará interviniendo o por el contrario permitirá que los dólares financieros se muevan con mucha mayor libertad.
Incluso es posible que las empresas puedan recurrir al dólar MEP o al CCL para ir normalizando pagos al exterior, considerando las dificultades que tiene el Banco Central para vender dólares.
Ayer, sin ir más lejos, el stock de reservas cayó 175 millones y en lo que va del mes el rojo ya asciende a USD 340 millones. Pero es mucho más impactante el resultado acumulado en el 2023, que muestra una impresionante caída de USD 23.240 millones.
La gran incógnita que surge es si a partir del lunes próximo el BCRA continuará interviniendo o por el contrario permitirá que los dólares financieros se muevan con mucha mayor libertad
Las reservas netas, medidas como lo hace el FMI, ya son negativas en más de USD 10.500 millones. Eso significa que el BCRA utiliza dólares que no son propios sino prestados ya sea por parte del Banco de Basilea, el swap con China o el sistema de garantía de depósitos.
Mientras tanto, se espera que el mismo lunes sea Luis “Toto” Caputo, el ministro de Economía, quien anuncie las primeras medidas relacionadas al mercado cambiario. La principal duda es el salto que se definiría para el tipo de cambio oficial, con el propósito de reducir la brecha inicialmente. Pero no termina allí: si es el caso hay que determinar de qué manera se seguirá actualizando ese tipo de cambio oficial en un contexto altamente inflacionario.
Al mismo tiempo, también se aguarda un canje de Leliq y pases pasivos en poder de los bancos por bonos emitidos por el Tesoro que estiraría parcialmente los plazos de las colocaciones. La mirada está puesta en particular en el comportamiento de los tenedores de plazo fijo. Si hubiera una carrera para dolarizarse ante las nuevas reglas de juego, la presión cambiaria crecería sustancialmente y lo mismo ocurriría con el impacto sobre la inflación. Las proyecciones indican que en diciembre el índice de precios superaría cómodamente el 15% pero otros lo ven incluso superando el 20% en un contexto de sinceramiento cambiario.