El Fondo Monetario Internacional (FMI) afirmó que el gobierno de Javier Milei necesitará implementar un plan de estabilización que cuente con apoyo político para “afrontar los desequilibrios” que atraviesa la economía, con la inflación y el nivel de reservas en el Banco Central como principales problemas, aunque el organismo evitó confirmar si habrá a mano del presidente electo nuevos fondos frescos, ya sea por el programa vigente o a través de la discusión de uno nuevo.
El FMI y los equipos de Javier Milei tuvieron un primer encuentro la semana pasada en Washington, con Luis Caputo y Nicolás Posse en representación del nuevo gobierno. Los funcionarios argentinos explicaron en líneas generales cuál será el plan económico que buscarán llevar adelante desde el 11 de diciembre. Este jueves, la portavoz del organismo Julie Kozack aseguró que en los últimos días continuaron las reuniones de manera virtual con el nuevo equipo económico.
La vocera del Fondo Monetario consideró que “la situación económica es desafiante y compleja” e identificó tres elementos críticos: “la inflación es muy alta, el colchón de reservas es extremadamente bajo y hay condiciones sociales frágiles”. En ese sentido, Kozack planteó que el próximo gobierno deberá llevar adelante “un fuerte plan de estabilización necesario para afrontar los desequilibrios, mientras se mantiene el cuidado de la población más vulnerable”.
“La inflación es muy alta, el colchón de reservas es extremadamente bajo y hay condiciones sociales frágiles” (Kozack)
La funcionaria del Fondo Monetario aseguró que ese plan de estabilización deberá tener “apoyo político” para poder ser implementado. La fortaleza política de las primeras medidas económicas del gobierno electo son materia de discusión desde que Milei ganó el balotaje, por la marcada minoría con la que contará en las dos cámaras del Congreso, y sin tener gobernadores o intendentes de su signo politico. Esto haría necesario para La Libertad Avanza (LLA) buscar acuerdos de manera permanente en el parlamento.
El FMI dijo a través de su portavoz que el nuevo gobierno se mostró “comprometido en mejorar las cuentas públicas y abordar la inflación” y dar paso a un proceso en que el crecimiento económico “esté liderado por el sector privado”. En ese plano, Kozack mencionó que el FMI “está comprometido para apoyar esos esfuerzos”, en relación las medidas para bajar la inflación.
Consultada sobre un posible financiamiento nuevo por parte de Washington a la Argentina, Kozack evitó dar precisiones sobre si las conversaciones entre el Fondo y el nuevo gobierno incluyen un programa financiero nuevo o seguirá vigente el Extended Fund Facility (EFF) actual. “El foco es un plan de estabilización fuerte y creíble” y que cuente con “apoyo” de la política doméstica, dijo la portavoz del Fondo Monetario. Por último, respecto al desafío que representará para la independencia del Banco Central la presidencia de Santiago Bausili, de marcada cercanía con Caputo, Kozack se limitó a asegurar que el FMI considera que la Argentina necesita “un Banco Central fuerte y creíble”.
La séptima revisión técnica del programa vigente, según la hoja de ruta original, en algún momento de diciembre, tendrá que examinar el cumplimiento de los objetivos del tercer trimestre del 2023 en reservas, déficit primario, emisión del Banco Central para financiar al Tesoro, futuros del dólar operados por la entidad monetaria y deuda flotante, entre otras. No hay precisiones, ni desde el nuevo gobierno ni desde el FMI, si habrá alguna misión en Washington o Buenos Aires para abordar esta cuestión. El calendario de vencimientos con el Fondo Monetario exigirán a las alicaídas reservas brutas del BCRA unos USD 910 millones en diciembre y otros USD 1.935 millones en enero.
Milei aseguró durante campaña que la cuestión del Fondo Monetario “no va a ser un problema” porque su intención es hacer un ajuste fiscal mayor al que exige Washington. A grandes rasgos, el equipo de Milei trabaja con ideas de base de un recorte fiscal fuerte en el primer año de gobierno, que fue mencionado en 5 puntos del PBI, lo que devolvería a las cuentas públicas al terreno de superávit primario y posiblemente también a superávit financiero, al tomar en consideración el monto de pago de deuda.
“El foco es un plan de estabilización fuerte y creíble” y que cuente con “apoyo” de la política doméstica, dijo la portavoz del Fondo Monetario
Respecto al nuevo financiamiento, las opciones que se abren para el nuevo gobierno son varias. La primera es mantenerse en el marco del EFF, para lo cual deberá dar paso a la séptima revisión técnica de metas -pautado originalmente para diciembre- de manera tal de destrabar el último desembolso previsto para 2023, por unos USD 2.500 millones.
Pero para hacerse de esos dólares el Poder Ejecutivo tiene pocos números favorables para mostrar. Necesita, para superar el examen trimestral, cumplir los objetivos de acumulación de reservas y metas fiscales, hoy lejos de ser alcanzados. Según aseguran expertos en la dinámica del Fondo Monetario, el nuevo Gobierno no tiene derecho a solicitar el saldo no pedido del Stand By de 2018 (por más de USD 12.000 millones), ya que ese programa quedó desactivado cuando fue firmado el EFF de 2022.
Una alernativa es iniciar negociaciones para firmar un programa enteramente nuevo, con un formato y alcance que podría tener un programa de esas características es todavía incierto. Por último, Georgieva abrió una chance de aportar, aunque de forma modesta, fondos para la Argentina. Se trata del Fondo de Resiliencia y Sustentabilidad, que fue creado durante la pandemia por el directorio del organismo para dar apoyo financiero, aunque más limitado que los programas tradicionales. Pero para la Argentina le corresponderían, se calcula, apenas unos USD 1.300 millones.