De cara a su asunción el próximo 10 de diciembre, los analistas financieros siguen de cerca las decisiones del electo presidente Javier Milei, un economista ultraliberal que ganó las elecciones con la promesa de instrumentar un inmediato plan de ‘shock’ hacia la dolarización y la eliminación del Banco Central.
La debilitada economía necesita frenar la inflación cercana al 150% anual, esquivar una constante devaluación del peso, evitar una recesión inminente, deshacer una serie de controles de capital y reconstruir las reservas netas propias del BCRA, estimadas negativas por más de 10.000 millones de dólares.
Mientras avanza en la definición de su gabinete, el disruptivo líder político viajó a Estados Unidos y una representante suya, la futura canciller Diana Mondino, lo hizo a Brasil para aplacar tensiones con el principal socio comercial de la Argentina.
Milei confirmó un nombre que sonaba con fuerza para encabezar el Ministerio de Economía, el del experto financiero Luis Caputo, quien se desempeñó durante la administración de Mauricio Macri al frente de Hacienda y presidente del BCRA.
Caputo tuvo una primera tarea de reunirse con directivos de bancos locales e internacionales para exponer los planes económicos del flamante mandatario, incluido levantar un complicado cepo cambiario y desarmar un voluminoso negocio de pasivos remunerados.
Va a haber una estanflación, porque cuando haga el reordenamiento fiscal eso va a impactar negativamente en la actividad económica (Milei)
A su vez, Milei mantuvo una conversación con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, sobre los planes para ajustar la política fiscal y el programa monetario del país.
Frente a la compleja coyuntura, los analistas y operadores describen una serie de “bombas” de pesos que tendrán que ser desactivadas en el tramo inicial de la gestión de Milei, para evitar un desborde de liquidez que podría arrastrar a toda la economía a una hiperinflación y a una profundización de los desequilibrios que ya afectan a la actividad.
1) Pasivos remunerados
El Banco Central emite títulos de deuda que les coloca a los bancos: Letras de Liquidez (Leliq a 28 días), Pases pasivos (a un día) y Notas (Nobac a tres meses), que indexan según la tasa de política monetaria del 133% nominal anual. En en los últimos meses esta montaña de pasivos que alcanza los $24 billones está en el centro del debate debido al enorme costo de estas colocaciones y renovaciones para regular la cantidad de pesos en circulación, que demandan el pago de intereses por $2 billones al mes.
Después del triunfo electoral de Milei se dio una migración de Leliq. La dificultad que se presenta es que aunque el stock de deuda del BCRA se mantiene estable, transformó la mayor parte de sus títulos de corto plazo -Leliq a 28 días- en otros de cortísima duración -Pases pasivos que se renuevan a diaria- y que están a un solo paso de convertirse en liquidez en el sistema, que replicaría en una potente presión inflacionaria.
“Las Leliq son más un síntoma que el foco de la infección. No es irreversible para nada si priorizamos el síntoma por sobre la infección, así no nos vamos a curar. Lo que hay que hacer es realmente un plan de estabilización para bajar la inflación. Si se logra bajar la inflación, la Leliq van a terminar desinflándose con los precios”, afirmó Guido Zack, director de Economía en Fundar.
2) Deuda del Tesoro
El desafío de los pesos para el próximo gobierno no solo viene de la mano del Banco Central. La renovación de los vencimientos de bonos soberanos en moneda doméstica no es menor, en 2024 recaen unos $36 billones de los cuales la mayor parte están en manos de entes estatales, pero el 37% -unos $13 billones- son obligaciones contraídas con agentes privados.
En este aspecto hay que recalcar que el 53% de la deuda del Tesoro en pesos está constituida por bonos CER (atados a la inflación), otro 40% en bonos “duales”, que ofrecen cobertura ante un aumento de la inflación o una devaluación del peso, mientras que un 6% son dólar linked (cubren contra salto del dólar oficial). Por lo tanto, el 97% de estos pasivos son imposibles de licuar por una devaluación al dejar correr la inflación.
“La expectativa sobre la integración del equipo económico es interpretada como amigable para los mercados y también con clara orientación a enfrentar de manera inmediata y de ‘shock’ los serios desequilibrios fiscales, monetarios y cambiarios dentro de un plan integral que cuente con el mayor respaldo político y social posible, indispensable para avanzar en la implementación”, dijo el economista Gustavo Ber, director del Estudio Ber.
3) Las Lediv
Se trata de Letras dólar linked a tasa 0% que emite el BCRA, rescatables en cualquier momento al 100% de su valor técnico, a un plazo de 180 a 365 días. Este stock supera los USD 5.100 millones al tipo de cambio oficial.
“Algunos sectores podían con sus pesos dárselos al BCRA, para que sigan la evolución del dólar oficial y que además puedan cobrarse en cualquier momento. Por ejemplo, cuando hubo devaluación post-PASO el tipo de cambio aumentó 22%, aquellos que colocaron sus pesos el día previo, podían rescatar luego su capital más 22%. Es decir, se ‘dolarizan’ pesos al tipo de cambio oficial. Ese de $375″, describió Salvador Vitelli, jefe de Research de Romano Group.
“El stock de Lediv subió al 27 de noviembre a un récord de USD 5.119 millones. Es decir, trepó USD 2.415 millones en el mes, aunque sólo USD 327 millones desde el balotaje debido a la reducción del universo de habilitados para suscribir este instrumento. Por lo tanto, si el tipo de cambio oficial prácticamente se duplica de $375 a $750 con la llegada de Milei a la presidencia y todos los tenedores de Lediv rescatan su posición, el Banco Central debería emitir $3,8 billones o 1,3% del PBI, sin asumir que el stock puede seguir creciendo hasta el 7 de diciembre. En definitiva, la ‘bola’ de Lediv vuelve más compleja la salida del cepo”, precisaron desde Portfolio Personal Inversiones.
4) Distorsión de precios
Hacia adelante queda un duro camino a recorrer con enorme potencial inflacionario debido al atraso cambiario -un dólar oficial cuyo avance pierde contra el ritmo de suba del índice general de precios-, lo mismo que tarifas y precios regulados. En el marco de una inflación que alcanzó 143% anual en octubre y sigue aumentando, rectificar esta una enorme distorsión para el mercado y los consumidores acarrea un riesgo hiperinflacionario muy concreto.
“Uno de los mayores desafíos de la próxima gestión será corregir la distorsión de precios que hoy tiene la economía. En un contexto de alta inflación, la corrección es inevitable”, comentó Lucio Garay Méndez, de la consultora EcoGo.
“Los grandes altibajos de corto plazo aconsejarían postergar las evaluaciones. Entendemos que una de las pocas certezas es la necesidad de aumentar el tipo de cambio oficial y que por lo tanto los instrumentos vinculados con el mismo deberían integrar el lote de los más favorecidos, lo cual todavía no estaría arbitrado por los mercados”, sintetizó Vatnet Financial Research.
Javier Milei se ha comprometido a deshacer rápidamente los controles de capital y es probable que en el futuro cercano se produzca una profunda devaluación que reduzca la brecha entre los tipos de cambio oficiales y paralelos, con un objetivo de máxima de dolarizar la economía.
Milei quiere deshacerse completamente del peso y dolarizar la economía
“Se viene un año de cambios y transición. El modelo económico actual parece no dar para más, y las expectativas indican que se deberían venir reformas, que variarán en su profundidad y temporalidad, según el tinte político del plan económico a aplicar”, destacó la consultora M&A de Argentina.
“Para muchas empresas y sectores esto seguramente implique, para bien o para mal, cambios en las condiciones económicas y de rentabilidad del negocio -tendremos ganadores y perdedores-. Pragmatismo y capacidad de leer el mercado y anticiparse a los cambios, serán claves”, afirmó.
“Si hay un rediseño de la idea de la dolarización esto no tiene que ver sólo con cuestiones técnicas y con la falta de reservas para rescatar los pesos. También por el hecho de que la composición del Congreso, tal como quedó configurado para el 10 de diciembre en adelante, augura un filtro complejo”, resalt el IERAL de la Fundación Mediterránea.
“Habrá reformas que difícilmente pasen. Hay que tener en cuenta que se fortalece el rol de los gobernadores, que siempre están atentos a la posibilidad de lograr que se les coparticipe el impuesto inflacionario”, agregó el instituto con sedes en varias provincias.
5) Déficit fiscal
Está claro que el principal motor de la emisión monetaria y el caudal de pesos excedente que soporta la economía proviene de un déficit fiscal del orden de los 5 puntos del PBI. Alcanzar el equilibrio fiscal demandará tiempo. Por lo tanto, mientras exista el peso como moneda transaccional el recurso de emitir para cubrir las urgencias presupuestarias no puede descartarse de plano en el corto plazo.
El principal motor de la emisión monetaria y el caudal de pesos excedente que soporta la economía proviene de un déficit fiscal del orden de los 5 puntos del PBI (Ieral)
“Habría un fuerte ajuste fiscal que más allá del discurso ‘que lo pague la política’. Hay que ver adonde se apuntará ya que entre Jubilaciones, Pensiones, Subsidios Sociales, Subsidios de Tarifas y Empleados Públicos se explica 79% del gasto (público) y gran parte de ese gasto ésta indexado por inflación. En caso de querer bajar el gasto público mediante el congelamiento del gasto real habría que modificar la ley de movilidad con las cuales se ajustan las prestaciones sociales”, afirmó Walter Morales, presidente y estratega de Wise Capital.
“El desafío central para que Argentina pueda retornar a los mercados de crédito, refinanciar y empezar a reducir el endeudamiento es cortar de raíz con la causa de la deuda pública que es el déficit fiscal”, enfatizó un informe de la fundación Libertad y Progreso.
“La próxima administración heredará un resultado fiscal primario negativo en torno al 3% del PBI y total de 5%. Si se avanza rápidamente al equilibrio presupuestario, esto permitirá reducir los niveles de riesgo sobre la deuda soberana argentina y potencialmente reabrir los mercados internacionales de crédito”, destacó la entidad.
“La dolarización sacada de los pelos es más un proyecto de campaña que algo serio. Aún con dolarización yo puedo tener desequilibrio fiscal y el sistema termina explotando, porque significaría que tengamos inflación en dólares residual y eso hace perder competitividad”, sostuvo Mariano Fernández, economista de Ucema.