El precio que tendrá el dólar oficial después del 10 de diciembre es una de las principales señales que esperan inversores, empresas y analistas en el comienzo del Gobierno de Javier Milei. El futuro ministro del Interior, Guillermo Francos, estimó que sería “razonable” un nivel de entre $600 y $650, la misma cifra que había adelantado Infobae en exclusiva, pero aclaró que no necesariamente ese será el valor que tome la divisa en el inicio de la gestión. Las consultoras anticipan que ese nivel implica mantener inicialmente el cepo, convivir con brecha cambiaria, aunque considerablemente más baja que la actual, y un freno para la acumulación de reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
De todos modos, una devaluación mayor tendrá como consecuencia una aceleración sustancial de una inflación que ya se encuentra en los dos dígitos mensuales y una profundización del deterioro social. Es en ese marco en el que el plan del próximo ministro de Economía, Luis Caputo, contempla un proceso de sinceramiento gradual del tipo de cambio oficial.
Consultado por el futuro del mercado de cambios tras el cambio de Gobierno, Francos aseguró este domingo en LN+ que el designado como titular del Palacio de Hacienda trabaja en una solución: “Lo digo esto no desde la visión de un economista, yo digo que no veo un motivo por el cual tiene que haber una disparada de del dólar -más allá que lo de lo que Javier explicó muchas veces que hay un exceso de pesos- pero la verdad que cuando uno ve la historia en los últimos años del dólar si uno tiene que fijar, desde que partimos de años atrás, podría estar en 600 pesos el dólar; $600 o $650 sería un valor razonable. No estoy diciendo que ese vaya a ser [el valor]”.
La cifra que arrojó el futuro ministro del Interior es similar a la que se les reconoce por estas horas los exportadores gracias a la posibilidad de liquidar 50% de sus divisas en el mercado contado con liquidación, en torno a los $900, y la otra mitas al oficial mayorista, cerca de $360 por billete, que arroja un total de 650 pesos. Durante la última semana varios empresarios coincidieron en que, si el plan del nuevo Gobierno genera expectativas positivas, ese sería un precio justo para avanzar en un ordenamiento de los incentivos negativos que generan el retraso cambiario actual: las compañías aceleran importaciones y retrasan liquidaciones de exportaciones a la espera de una devaluación.
Al respecto, el economista Fernando Marull señaló que un “dólar oficial bajo” requerirá continuar con el cepo cambiario y puede llevar a que el BCRA no compre divisas “genuinamente”. Las reservas netas de la autoridad monetaria son negativas en más de USD10.000 millones.
“Si bien se puede apuntalar si se consigue financiamiento por US$10.000 millones a US$15.000 millones, si sigue la sensación de dólar barato, es una pata que arranca débil. La semana pasada nosotros proyectábamos un nivel de $800 de oficial y una brecha menor, cercana a 25%. En cambio, el plan de Caputo apuntaría a $650 al inicio. Eso implicaría convivir con más brecha y con un Banco Central al que le costará comprar”, advirtió Marull.
El economista hizo un paralelismo de las condiciones en las que se dio la salida del cepo de finales de 2015, pocos días después de la llegada de Mauricio Macri como presidente, Alfonso Prat Gay como ministro de Economía y Federico Sturzenegger como titular del BCRA: “Argentina salió del cepo con unificación más USD 10.000 millones de cash disponibles (USD 3.000 millones del swap con china, USD 2.000 millones de Bancos y USD 5.000 millones comprometidos a liquidar del agro), ‘la misma cantidad de pesos’ que hay hoy y un dólar oficial similar al actual; arrancar con un tipo de cambio mayor o unificar sería más positivo. Imaginamos que el límite es la falta de ‘gobernabilidad’”.
El nuevo Gobierno aún no dio definiciones claves sobre cómo se solucionarán algunos de los principales problemas a la hora de quitar el cepo. En principio, los $24,5 billones de pasivos remunerados del BCRA son un riesgo a la hora de liberar el mercado de cambios: estos pesos pueden irían al dólar, el tipo de cambio tendría un fuerte salto que impactaría en la inflación y, en palabras de Milei, se “desencadenaría una hiperinflación” con sus respectivos costos sociales. Tampoco está claro, por ejemplo, qué sucederá con el aumento de la deuda comercial por importaciones y pagos de dividendos retenidos por parte de grandes empresas.
La estabilidad cambiaria en el inicio del mandato estará vinculada directamente a las reservas que pueda acumular el Central en sus arcas. Una mayor oferta de divisas del agro tras el final de la sequía puede ayudar, pero el tipo de cambio oficial será fundamental para la dinámica de ingresos y egresos de dólares.
La consultora Econviews de Miguel Kiguel resaltó en su último informe que, después de perder USD 20.638 millones en reservas durante 2023, la Argentina podría recuperar entre USD11.000 millones y USD18.000 millones el año que viene. “Dependerá de la magnitud de la devaluación y el grado de apertura, entre otros factores. Hacer una salida gradual del cepo llevará a comprar casi USD 8.000 millones menos que en la estrategia de shock”, estimaron.
Las expectativas sobre las posibilidades de Milei para llevar adelante las reformas que propone, principalmente el fuerte ajuste del gasto público, también influirán en la dinámica del mercado cambiario. Por caso, el CCL se encuentra en niveles históricamente altos, influido por las turbulencias políticas y financieras de los últimos meses.
En ese sentido, GMA Capital comentó: “Para poner en perspectiva, el dólar de $4 vigente con Duhalde en junio 2002, un nivel recordado como históricamente alto, equivaldría a $891 precios de hoy. En definitiva, el el valor financiero en los últimos años es un claro reflejo del desmanejo de la política económica, sin capacidad alguna de anclar las expectativas, y del endurecimiento progresivo del cepo”.
La decisión para el equipo económico no es fácil: las urgencias de la macroeconomía chocan con la profundización del deterioro social, con una pobreza que alcanza a cerca del 43% de la población. La última devaluación fue solo del 20% pero llevó la inflación del 6% al 12% mensual, niveles que funcionarán como un piso para los próximos meses según los primeros relevamientos privados.
No obstante, llevar el dólar a $650 no será gratuito en materia inflacionaria al igual que el “sinceramiento” que se espera en otros precios atrasados de la economía. Según apuntó la consultora Equilibra, llevar el tipo de cambio oficial a la zona del que se le reconoce a los exportadores “sumaría un poco más de 3 puntos de inflación si la suba del dólar de importación no modifica el precio del dólar MEP/CCL ni el exportador. El aporte sería acotado por dos razones: la mayoría de los rubros importados del IPC toman en cuenta -en mayor o menor medida- las cotizaciones financieras en su formación de precios; y, noviembre captaría el impacto inflacionario de la generalización del dólar exportador al resto de los bienes y servicios”. Hay que aclarar que ese será el efecto directo al cual habría que sumarle el impacto de “segunda ronda”.