En lo que va del año la deuda comercial de la Argentina creció en USD 15.600 millones, incluyendo USD 3.000 millones de aumento en octubre, récord histórico para un mes. Si se incluyen los datos de 2022, el aumento de las importaciones impagas fue en dos años de USD 23.400 millones. Fue el mecanismo que, ante la falta de reservas y en medio de un creciente atraso cambiario aplicó el actual gobierno para evitar una parálisis total de las actividades productivas.
Ese mecanismo “está completamente agotado” y es “una de las herencias más complejas” que deberá asumir el próximo gobierno, dice un estudio del Ieral de la Fundación Mediterránea. La deuda comercial acumulada, precisa, es de más de USD 58.000 millones, casi USD 30.000 millones por sobre el stock normal o “flotante” de ese pasivo, que por importación de bienes se había mantenido estable en torno de USD 22.760 millones hasta fines de 2021 y se más que duplicó luego, hasta alcanzar USD 47.300 millones, y por pago de servicios era de USD 6.500 millones y saltó a casi USD 11.000 millones en octubre pasado.
Superar ese lastre requiere un gran superávit. Jorge Vasconcelos y Maximiliano Gutiérrez, autores del estudio, estiman de hecho que este será de nada menos que USD 25.000 millones en 2024, récord histórico. En comparación a 2022, cuando las exportaciones totales tocaron un pico de USD 88.500 millones, gracias a los mejores términos de intercambio desde que el Indec lleva registro, las de la agroindustria caerían en USD 7.000 millones y las de los demás sectores aumentarían USD 4.500 millones. La mejora del saldo provendría básicamente del desplome de importaciones. Las de energía caerían en USD 6.700 millones y las del resto en USD 8.400 millones.
Sábana corta
El saldo no alcanzaría sin embargo, para reducir sustancialmente la deuda comercial ni para recomponer las reservas del Central y estirará el escenario de “sábana corta” a todo 2024.
La comparación se hace con respecto a 2022, porque ese año las reservas del Central aumentaron en casi USD 5.000 millones. Pero fue porque hubo un fuerte “ingreso de capitales”(en gran medida, desembolsos del FMI muy positivos respecto de los pagos argentinos) por casi USD 9.000 millones.
En 2024, en cambio casi todo dependerá de la cuenta corriente, que será positiva pero escasa para ponerse al día y obligará a diferenciar stocks (deudas comerciales, pago de dividendos) de flujos de entrada y salida de divisas por operaciones posteriores al 10 de diciembre, en contrapartida del movimiento de bienes y de servicios.
El cálculo es que un superávit comercial de USD 25.000 millones dejaría un superávit en cuenta corriente de USD 9.000 millones, debido a un déficit de USD 16.000 millones por pago de “servicios reales” (como fletes) e intereses y dividendos.
El monto de importaciones depende del nivel de actividad, pero también de la baja de inventario de las empresas, muy severo en algunas áreas, y dependerá a su vez de si se puede recuperar el crédito (comercial) externo.
¿Ingreso de capitales?
Un supuesto heroico es un saldo favorable de USD 3.000 millones en ingreso de capitales (¿del FMI?), que daría así una variación positiva de reservas del BCRA de USD 12.000 millones, como para ponerse a tiro de cero en términos netos.
Así, aun en un escenario positivo, “no hay forma rápida de salir del escenario de sabana corta, con dificultades para normalizar de inmediato los problemas de stock (deuda de importaciones, remesas pendientes de dividendos)”, dice el trabajo.
Acumular más rápidamente reservas requeriría un dólar muy alto y una recesión más profunda, “de consecuencias severas en el plano social” (y seguramente en el político) o un ingreso abundante de capitales, que nadie tiene en vista. Otro recurso para mejorar los números sería un “perdón fiscal” de capitales no declarados que permita engrosar los depósitos en dólares en el sistema bancario.
Las estimaciones más fiables
En cualquier caso, los datos y estimados más certeros para 2024 son los siguientes:
- Superávit comercial de USD 25.000 millones, en base a un tipo de cambio real cercano al actual dólar “mezcla”, de unos 590 pesos.
- Contratos de dólar futuro para fin de año de $767, que implican un salto de 30% en un mes del dólar mezcla y del 113 % para el cada vez más virtual dólar para importar.
- Exportaciones agroindustriales aún USD 7.000 millones inferiores al récord de 2022 (muy sujetas al clima en Brasil, por su impacto en el precio de las commodities).
- Normalización del comercio exterior, archivando SIRAs y otras trabas, para mejorar la dinámica de exportaciones de bienes y servicios con componentes importados.
- Fuerte aumento de las exportaciones de gas y petróleo; su saldo neto pasaría de un déficit de USD 4.700 millones en 2022 a un superávit de USD 3.300 millones en 2024.
- Mejora del saldo turístico, en buena parte por encarecimiento del turismo emisivo.