La subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional Gita Gopinath habló sobre la reunión que tuvo este lunes con los enviados del presidente electo Javier Milei para retomar la relación financiera con el organismo, y mencionó que el país afrontará “complejos desafíos” para conseguir “urgentemente la estabilidad”.
La número dos en el escalafón de mando del FMI escribió en su cuenta de la red social X junto con dos fotos del encuentro con Nicolás Posse y Luis Caputo, quienes serán desde el 10 de diciembre jefe de gabinete y ministro de Economía, respectivamente. Este martes ambos continuaron los contactos en Estados Unidos, en el marco del primer viaje de Milei como presidente electo y a pocos días del traspaso de mando.
“Tuve una reunión positiva con Nicolás Posse y Luis Caputo, asesores económicos del presidente electo Milei. Discutimos los complejos desafíos que enfrenta Argentina y los planes para fortalecer urgentemente la estabilidad. Nuestros equipos seguirán estrechamente comprometidos en el próximo período”, aseguró la funcionaria.
“Discutimos los complejos desafíos que enfrenta Argentina y los planes para fortalecer urgentemente la estabilidad. Nuestros equipos seguirán estrechamente comprometidos en el próximo período” (Gopinath)
De la reunión participaron, además de la subdirectora del Fondo, Posse y Caputo, Rodrigo Valdés y Luis Cubeddu, director y subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental, dos funcionarios clave que supervisarán las negociaciones de la próxima etapa en la relación con el gobierno argentino.
Con el encuentro de este lunes, de esta manera, se abrió una nueva etapa en esa relación, que estuvo marcada en los últimos cinco años y medio por repetidos acuerdos y renegociaciones, incumplimientos, desembolsos y un cúmulo de vencimientos que pesan sobre la economía por los próximos casi diez años. Hay un grupo de claves que serán las decisivas para este nuevo camino que comenzará en lo inmediato.
Una serie de urgencias marcarán el contorno en el que podrán moverse las nuevas autoridades: el monto de vencimientos que sobrevienen para la Argentina entre diciembre, pocos días después del recambio de gobierno, y enero; la distancia entre los números que puede mostrar el Ministerio de Economía y las metas acordadas y recalibradas a fines de julio. También se abrirán algunos caminos que La Libertad Avanza (LLA) puede tomar, como iniciar conversaciones sobre un acuerdo nuevo, desde cero, o buscar financiamiento rápido -aunque muy limitado-, una puerta que este martes abrió la directora gerente del FMI Kristalina Georgieva.
Las variantes que se abren para la nueva administración son varias. La primera es mantenerse en el marco del EFF, para lo cual deberá dar paso a la séptima revisión técnica de metas -pautado originalmente para diciembre- de manera tal de destrabar el último desembolso previsto para 2023, por unos USD 2.500 millones.
Rodrigo Valdés y Luis Cubeddu, director y subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental supervisarán las negociaciones de la próxima etapa en la relación con el gobierno argentino
El problema es que para conseguir ese fondeo el Poder Ejecutivo tiene pocos números favorables para mostrar. Necesita, para superar el examen trimestral, cumplir los objetivos de acumulación de reservas y metas fiscales, hoy lejos de ser alcanzados. No sería la primera vez, de todas formas, que el FMI dé luz verde a un envío de Derechos Especiales de Giro (DEG) a la Argentina aún habiendo registrado incumplimientos en la hoja de ruta del programa.
Una segunda variante, para muchos expertos marcado como la única posibilidad de conseguir fondeo de manera robusta, es iniciar negociaciones para firmar un programa nuevo, desde cero. El formato y alcance que podría tener un programa de esas características es todavía incierto y desde La Libertad Avanza no dieron precisiones sobre si una decisión de esta naturaleza está en su menú de opciones.
Por último, Georgieva abrió una chance de aportar, aunque de forma modesta, fondos para la Argentina. Se trata del Fondo de Resiliencia y Sustentabilidad, que fue creado durante la pandemia por el directorio del organismo para dar apoyo financiero, aunque más limitado que los programas tradicionales. Pero para la Argentina le corresponderían, se calcula, apenas unos USD 1.300 millones.