Dudas por la extensión del swap de monedas con China tras el giro político que trajo el balotaje

Hay interrogantes sobre la ampliación del acuerdo tras la última negociación y el nuevo escenario para la relación bilateral

El Presidente Alberto Fernández visitó China a mediados de octubre

El giro político que provocó el triunfo en el balotaje de Javier Milei abrió algunos interrogantes en los mercados financieros ante la delicada situación de la Argentina y, en particular, de las reservas de su Banco Central. En este sentido, el swap de monedas con el Banco Central de China juega un rol esencial para sostener su nivel. Pero su particular negociación, que incluye la ausencia de difusión de sus condiciones, abrió algunas dudas entre los analistas.

Tras el viaje de Alberto Fernández a Beijing realizado en octubre, se anunció una ampliación de la activación del acuerdo de monedas por 47.000 millones de yuanes, lo que equivale a 6.500 millones de dólares. El swap no es un préstamo sino un intercambio que consiste en que la Argentina reciba un depósito de yuanes a cambio de otro en pesos en favor de los chinos. La activación consiste en poder utilizar los yuanes para pagar importaciones o para convertirlos en dólares que sirvan para intervenir en el mercado cambiario.

Si bien la negociación política por esa ampliación del swap fue cerrada en ocasión de la misión oficial a China, la formalización de ese acuerdo no se completó, según pudo saber Infobae de fuentes cercanas al tema. La Argentina pidió en esa ocasión la liberación de 12.000 billones de yuanes (cerca de USD 1.500 millones) para poder disponer de ellos en la rueda cambiaria de esa moneda en el mercado local y, de ese modo, utilizarlos para la cancelación de deudas de importadores argentinos con proveedores chinos. La negociación evolucionó en forma positiva pero el trámite formal de la activación de ese monto, explicaron las fuentes, nunca se produjo.

Junto con esa negociación se combinan las idas y vueltas que tuvieron los pagos al Fondo Monetario Internacional (FMI) entre octubre y los primeros días de noviembre. En un principio el Gobierno avisó que iba a usar la posibilidad de acumular todos los pagos del mes para el último día de octubre. Después se anunció que, como señal al mercado, esos pagos se harían tras la primera vuelta electoral, algo que no ocurrió. Lo cierto es que entre el 31 de octubre y el 7 de noviembre la Argentina le pagó al FMI USD 3.400 millones de dólares. Y que ante la falta de concreciones en la activación del swap, esos pagos podrían haberse hecho agotando en su totalidad de Derechos Especiales de Giro (DEG), la moneda del FMI, sin utilizar yuanes.

Dos características del swap vuelven complejo saber cómo seguirá adelante, frente al nuevo escenario político argentino. La primera es su carácter virtualmente secreto. China nunca informa el contenido del acuerdo y obliga a sus contrapartes a seguir el mismo camino. Esa falta de publicidad es la que impide saber qué tasa de interés paga la Argentina. Mientras el swap no se activa, no genera costo alguno para las partes, es solamente un intercambio. Cuando la Argentina pide usar los yuanes, comienza a pagar intereses estimados en 3 puntos porcentuales por encima de la tasa Shibor, un promedio de los bancos chinos. No obstante, nunca se informó oficialmente cuánto le cuesta a la Argentina financiarse con esos yuanes.

Otro aspecto clave del swap, según quienes conocen su negociación, es que pese a ser un complejo acuerdo técnico en manos de su banco central, los chinos suelen tomar sus decisiones en base a criterios políticos. De ese modo, el nuevo gobierno de Javier Milei deberá encarar la formalización de la extensión del swap negociada políticamente por el gobierno saliente.

Como en otros temas, a Milei no lo ayuda el archivo. En la campaña no dudó en decir que no quiere mantener relaciones diplomáticas con China por considerarlo un país comunista. Es difícil saber si una simple declaración de campaña puede cambiar el objetivo de fondo por el que China mantiene estos swaps de monedas a lo largo del mundo: los chinos quieren afianzar sus exportaciones y, sobre todo, internacionalizar su moneda para competir con el dólar. Ayer, por caso, anunciaron un swap con Arabia Saudita por USD 7.000 millones. Lo cierto es que los yuanes del swap constituyen la mayor parte de las golpeadas reservas brutas del BCRA, por lo que sostener el acuerdo será vital para el gobierno que viene.

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