Tras el resultado electoral, el Gobierno ensayará una nueva versión del dólar exportador para lograr un ingreso de divisas que, tal como ocurrió hasta la semana pasada, contenga la brecha cambiaria y estimule el ingreso de divisas. La medida es más agresiva que sus versiones anteriores, ya que permitirá a los exportadores ingresar 50% de sus ventas a través del dólar financiero (contado con liqui) y el otro 50% en el oficial, lo que redunda en una mejora del tipo de cambio por encima de los 610 pesos.
La medida fue confirmada hoy con su correspondiente publicación el el Boletín Oficial en forma de Decreto 597 de 2023.
Sin embargo, las dudas de lograr el objetivo son compartidas tanto entre los exportadores como en el mercado e incluso en el propio equipo económico que definió la medida. Es que, a diferencia de lo que ocurrió en las ediciones anteriores de tipo de cambio diferencial, ahora los incentivos parecen “desalineados”.
“La decisión parece insuficiente para la magnitud del desequilibrio que va a heredar (Javier) Milei y la corrección que deberá ejecutar. Al que no le queda otra que liquidar, puede ayudarlo” (Pablo Repetto)
Por un lado, desde el agro aseguraron ayer que “ya no hay más grano con lo cual no hay incentivo suficiente” y, si lo hubiere, lo cierto es que la expectativa que genera un cambio de reglas para el sector alienta más retener hasta después del 10 de diciembre más que vender para ingresar divisas. La posible baja o incluso eliminación de retenciones que podría decidir el próximo gobierno, más allá de la expectativa de unificación de tipo de cambio, opera en ese sentido, si bien fuentes oficiales recordaron que es baja, sólo de 12%, el nivel de retenciones que se aplica a la liquidación de trigo, que es la que ingresa en el verano.
En esos casos, lo que se espera es que sólo liquide “al que no le quede otra”, es decir, quien tenga una necesidad urgente de pesos. El escenario, seguramente, hubiera sido diferente si el ministro de Economía, Sergio Massa, hubiera resultado ganador. De hecho, el esquema 50%-50% que entrará en vigencia fue la propuesta que los propios exportadores le plantearon al titular de la Aduana, Guillermo Michel, la semana pasada. Se encontraron, en ese momento, con una negativa rotunda. Pero el resultado del balotaje lo cambió todo.
Ahora que se puso sobre la mesa la medida planteada, ésta ya no parece suficiente. Compite con incentivos mayores hacia adelante. “La decisión parece insuficiente para la magnitud del desequilibrio que va a heredar (Javier) Milei y la corrección que deberá ejecutar. Al que no le queda otra que liquidar, puede ayudarlo”, anticipó Pablo Repetto, Jefe de Research de Aurum Valores, para quien lo que prevalecerá es la estrategia del presidente electo. “El poder está en otro lado ya. Ese mecanismo puede funcionar solo si Milei quisiera que funcione”, aseguró. Pero lo cierto es que lo más razonable es creer que el próximo gobierno intentará reservar para después de su asunción el mayor nivel posible de ingreso de divisas y no que el flujo se anticipe sin tener el control sobre el pago de las importaciones.
En ese contexto, en el que no alcanza el estímulo dispuesto, también en el dólar financiero el impacto sería relativo. En ese mercado, surge ahora un desafío adicional. Operadores y analistas del mercado ya prevén que, incluso con una mayor oferta de dólares, la demanda sobre el contado con liquidación se potenciará a partir de mañana. El peso de las restricciones y la maraña de regulaciones que actuaron de dique de contención de los fondos que buscaban dolarizarse ya no tendría la misma efectividad. El riesgo de la sanción, es evidente, ya no amedrenta.
“Los importadores van a empezar a demandar en el CCL sin importar restricciones cruzadas. Los incentivos ya están al revés”, afirmó Repetto. Para complementar el panorama, en el set de medidas anunciadas, existe una modificación al esquema vigente para exportadores e importadores respecto a los depósitos “en espera” que podían ser convertidos según ajuste al dólar oficial. Se trata de las Levid, instrumento al que ya no podrán recurrir los exportadores pero que se mantuvo vigente para los importadores, lo que puede abultar desmedidamente otro pasivo del BCRA. A la fecha, las Levid suman hoy un stock de USD 4.500 millones. En tres semanas, la cifra puede crecer notoriamente.