El Banco Central quedó en el centro de la transición en una negociación contrarreloj

Las regulaciones cambiarias, las reservas en rojo y los pagos de importaciones pendientes ponen todas las urgencias alrededor del BCRA. El plan de Emilio Ocampo, el elegido de Javier Milei para presidirlo

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Foto de archivo: Transeúntes caminan
Foto de archivo: Transeúntes caminan frente a la fachada del Banco Central de la República Argentina (BCRA) en Buenos Aires. REUTERS/Agustin Marcarian/

El triunfo de Javier Milei deja poco tiempo para festejos. Las urgencias son demasiadas y los frentes abiertos en materia económica son diversos y muy complicados. El discurso tras conocerse los resultados del balotaje no dio precisiones pero al menos dejó de lado el tono de agresividad y tensión que acompañó al libertario durante gran parte de la campaña.

De hecho, la noche en que los argentinos lo eligieron Presidente, Milei ni siquiera mencionó el plan de dolarización, algo que consideró “lo único que no se negocia” durante las gestiones políticas para acordar con el sector del PRO que encabezan Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Pero sí habló de “poner en caja las cuentas fiscales y arreglar los problemas del Banco Central”, sin nombrar el “cierre” que enfatizó durante el último año.

Los tiempos se aceleran y Milei deberá empezar a dar señales de su plan y su equipo que el próximo 10 de diciembre deberán arrancar sin demoras. Pero mucho antes de ese momento, deberá empezar a quitar del escenario muchos temores que él mismo generó. El mundo financiero seguirá con ansiedad cada paso que dé, incluso antes de la reapertura de los mercados del martes.

La combinación de los múltiples controles cambiarios, muchos tipos de cambio con una brecha de más de 180% con el oficial, reservas internacionales en rojo y depósitos en baja hace que las urgencias de las próximas 3 semanas tengan más rebote en el Central que en el propio ministerio de Economía

En cuanto a nombres, la única certeza la representa Emilio Ocampo al frente del Banco Central. El economista tiene la paternidad intelectual del proyecto dolarizador de Milei, en base al libro Dolarización, una solución para la Argentina, que escribió junto a Nicolás Cachanovsky. Es el principal promotor de la dolarización y su presencia dentro del futuro gobierno está atada a que esa reforma tan profunda, basada en un concepto de “libertad monetaria”, se concrete.

Normas necesarias

Para ello, desde hace varias mantiene en funcionamiento un equipo de 20 economistas y abogados con el que espera llevar adelante su gestión. Ese grupo pule los textos de una serie de normas necesarias para cambiar el régimen monetario de la Argentina y hacer que el dólar pase a hacer una moneda de circulación en las mismas condiciones que el peso.

Dentro de ese equipo, Ocampo tiene como su mano derecha a Mariano Flores Vidal, ex gerente general del Banco Central durante la gestión de Federico Sturzenegger y, hasta hace poco tiempo, CEO del Banco Voii. Su conocimiento detallado de la estructura y el funcionamiento del Central serán centrales en la confección del plan final a implementar.

Emilio Ocampo (Nicolás Stulberg)
Emilio Ocampo (Nicolás Stulberg)

No obstante aquel exabrupto originario del hoy presidente electo de “prender fuego” el BCRA y que por lo tanto Ocampo sea su último presidente con la misión de cerrarlo, el tiempo fue moldeando el proyecto hacia rumbos menos extremos. La semana pasada Ocampo disertó en un seminario organizado por el estudio jurídico Marval. Allí, la idea de eliminar el Banco Central pareció virar hacia derogar la posibilidad de emitir dinero sin respaldo.

“Hay ciertas funciones del Banco Central que son necesarias, pero hay que terminar con el cáncer de la inflación” dijo Ocampo en esa ocasión. “De todas las alternativas disponibles la dolarización es la que ofrece mayores chances de éxito. En la Argentina hemos probado casi todo y no ha funcionado. Hay que eliminar esa capacidad del poder político de poder desvalorizar la moneda”, afirmó.

La transición más crítica

Por otra parte, el Banco Central se ha vuelto un lugar clave para la transición entre el Gobierno saliente y el que llega, tal vez la más crítica que se recuerde desde la recuperación de la democracia. La combinación de los múltiples controles cambiarios, muchos tipos de cambio con una brecha de más de 180% con el oficial, reservas internacionales en rojo y depósitos en baja hace que las urgencias de las próximas 3 semanas tengan más rebote en el Central que en el propio ministerio de Economía.

El protagonismo del BCRA se acentúa aún más en virtud de la decisión de Sergio Massa de pedir licencia y no participar de la transición con la administración entrante. Esa tarea fue delegada por el candidato derrotado a Miguel Pesce, el titular del BCRA, con quien Massa tuvo una relación tirante a lo largo de su gestión en el Palacio de Hacienda.

Pesce maneja el día a día del entramado de regulaciones con las que vino interviniendo los diversos segmentos del mercado cambiario y la administración de los pagos de exportaciones, una vez que son aprobados por la secretaría de Comercio. En la tarea lo acompañará Raúl Rigo, quien ocupa la secretaría de Hacienda y es el funcionario que tal vez mejor conozca el Presupuesto de la administración pública nacional. Pesce y Rigo deberán sentarse a una mesa de transición que tendrá seguramente como contraparte a Emilio Ocampo y a un ministro cuyo nombre aún se desconoce.

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