Sobre lo que deparará la economía y los mercados a partir de la próxima semana, develada la incógnita de quién será el próximo Presidente, sólo hay incertidumbre. Sin embargo, existe una certeza: la falta de dólares y la escasez de reservas que marcó los últimos años de la actual gestión se extenderá al menos durante el inicio de la próxima.
Con reservas netas negativas en torno a los USD 10.000 millones según cálculos privados, las brutas en apenas USD 21.000 millones y el ingreso de divisas en niveles históricamente bajos, el tránsito al menos hasta marzo del próximo año promete ser tan o más complejo que los últimos meses.
Esto porque aunque el calendario de vencimientos de la deuda en dólares, con el FMI, acreedores privados y otros organismos no presenta cifras particularmente abultadas, el nuevo gobierno sólo podría enfrentarlas con los recursos del swap con China, si es que el tramo activado por USD 6.500 millones estuviera disponible. El condicional está ligado al resultado electoral y, eventualmente, a las negociaciones a encarar si el que gana es el candidato opositor que se manifestó contrario a avanzar en las relaciones con ese país. Otra alternativa, seguramente más compleja pero posible, es que la nueva administración logre un nuevo acuerdo exprés con el Fondo Monetario que permita algo de oxígeno para esperar el ingreso de dólares de la próxima cosecha de soja.
En cualquier caso, el escenario hoy luce muy ajustado. El economista Amílcar Collante hizo un cálculo detallado de los recursos con los que contaría el Banco Central hasta el fin del primer trimestre de 2024. El conteo arranca a partir del lunes próximo. Según ese cálculo, la demanda de divisas para pago de importaciones y de deuda que pesaría sobre la autoridad monetaria asciende a unos USD 10.000 millones, recursos de los que claramente no dispone. Sin embargo, sí contaría con algunos mecanismos para pasar el verano. El principal, el segundo tramo del swap por USD 6.500 millones.
Si bien diversos analistas consideran que ya se aplicó una parte al pago de vencimientos de capital e intereses de fines del mes pasado y primeros días de noviembre, otras fuentes sugieren que el Central usó “dólares propios” para cumplir ese compromiso, con lo que los yuanes están en su totalidad.
Al monto del swap, el cálculo de Collante suma un desembolso del FMI previsto tras la séptima revisión del actual acuerdo por USD 4.400 millones. Ese supuesto es optimista. La revisión de metas está originalmente estipulada para fin de mes y, tras su aprobación, el giro del FMI debería alcanzar para cubrir la mayor parte de los vencimientos por un total de USD 5.225 millones entre intereses y capital con el propio Fondo y también vencimientos con otros organismos multilaterales. Pero la dificultad será lograr esa aprobación, al menos en tiempo y forma para cubrir los pagos, tras la sucesión de incumplimientos en las metas y políticas acordadas. Si ocurriera, el nuevo gobierno llegaría a marzo con recursos por apenas USD 800 millones. Es decir que “alcanza justo para la transición hasta la cosecha gruesa”, según afirmó el economista quien, de todos modos, hizo dos aclaraciones.
No existe, en ese escenario, margen para la venta de dólar ahorro ni tampoco para la intervención en el mercado financiero del dólar para contener la brecha cambiaria. La conclusión más evidente es que, sin la utilización del swap, tanto para afrontar el pago parcial del flujo de importaciones como para el pago de la deuda y/o sin el desembolso del FMI, los dólares no serán suficientes. Un arduo debut que es continuidad de lo que ocurrió durante todo el año. Para empeorar el cuadro, el flujo de ingreso de divisas proveniente de la cosecha de trigo se vienen revisando a la baja y no alcanzaría a superar los USD 2.500 millones entre diciembre y febrero.