El 8,3% de inflación en octubre llevó alivio a Sergio Massa en lo que fue el último dato oficial antes del balotaje, tras dos meses consecutivos por encima del 12% en los niveles más altos de las últimas tres décadas. Pero las consultoras esperan para noviembre un nuevo salto que lleve la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec vuelva a ubicarse en torno a los dos dígitos. El final de los congelamientos de precios que quitaron presión el mes pasado, la vuelta del crawling peg al 3% mensual, desdoblamiento cambiario y la típica cobertura preelectoral sumarán combustible en los próximos meses.
Los analistas consultados por Infobae también advirtieron por el atraso acumulado en términos reales de los precios regulados por el Gobierno como tarifas de servicios públicos, combustibles, prepagas, entre otros, con el objetivo de contener la inercia. Se descuenta que la nueva gestión que comience el 10 de diciembre tendrá incentivos para avanzar en un ordenamiento de esas distorsiones, a diferencia de la necesidad de llegar que tiene la actual. Esa “inflación reprimida”, advierten, supera el 30 por ciento.
Desde GMA Capital consideraron que la desaceleración en la variación del IPC que marcó el último mes se trata más de un “dato aislado” que de una merma sostenida de cara los próximos meses. La primera semana de noviembre mostró un importante salto al que se sumará un mayor arrastre estadístico, según señalaron. El organismo estadístico nacional informó que el IPC marcó en octubre un aumento promedio de 8,3%, bastante por debajo del 12,4% de agosto y el 12,7% de septiembre. En lo que va del año el aumento acumulado es de 120% mientras que en los últimos doce meses es de 142,7 por ciento.
“En primer lugar, las mediciones de alta frecuencia de noviembre ya sugieren un mayor recalentamiento en el indicador. Según Alphacast, solo en la primera semana del mes los precios subieron 3,5%, con un récord en el componente núcleo de 4% (máximo desde la última devaluación). A su vez, hubo factores metodológicos que jugaron a favor en octubre. El Indec construye la variación del IPC calculando el índice promedio de las mediciones semanales con respecto al mismo promedio del mes anterior. De ahí, el arrastre estadístico en octubre había sido bajo, mientras que en septiembre había sido 6,8% como resultado de la tardía devaluación. Para el corriente mes, dicho arrastre se ubica en 4,4%”, repasó GMA Capital.
El jefe de research de Ecolatina, Santiago Manoukian, proyectó que la inflación acelerará en noviembre. “Hay aumentos puntuales por el descongelamiento de combustible, prepagas, colegios privados, tarifas de agua, teléfono y celular, internet y TV por cable, servicio doméstico y taxis. El arrastre que dejó la segunda semana de octubre es alto. Cuando se mensualiza los resultados semanales de Economía eso se nota”, enumeró.
El economista resaltó que el desdoblamiento cambiario que permite liquidar el 30% de las exportaciones al valor del dólar CCL suma nominalidad a la economía y el endurecimiento del cepo importador también presiona al alza. “El desdoblamiento elevó el tipo de cambio efectivo en la economía en un 15% y lo dejó 40% más alto que el oficial. Por otro lado, al haber fortalecido las restricciones al pago de importaciones en las últimas 2 semanas, creemos que eso profundiza la incertidumbre sobre los costos de reposición, favoreciendo algunos ajustes de precios siguiendo a los dólares paralelos. Eso sigue generando presiones subyacentes”, explicó Manoukian.
Para LCG el 8,3% de octubre es un nuevo piso, aunque mucho más elevado que cuando por caso era 6% en junio y julio. “En noviembre esperamos nuevamente una aceleración de la inflación minorista. Después de las elecciones del 19 deberían empezar a descongelarse alguno de los precios reprimidos hasta ahora, entre ellos el dólar oficial, cuotas de medicina prepaga, combustibles y los incluidos dentro del programa Precios Justos. En síntesis, bajo un escenario de continuidad como el actual, esperamos que diciembre cierre con una inflación en torno al 175%-180% anual”, proyectó la consultora.
Por lo pronto, el consenso de los economistas es que la inflación acumulada del 2023 estará cerca del 180%, el porcentaje más alto para un año calendario desde la hiperinflación de 1991, cuando el salto fue de 1.344 por ciento. Las definiciones sobre si se avanza o no en un plan de estabilización, y bajo qué condiciones, será determinante para la nominalidad de la economía en los próximos meses.
Para avanzar en ese camino deberán corregirse muchos precios de la economía que durante el Gobierno de Alberto Fernández se atrasaron fuertemente. Según datos Romano Group, la “inflación reprimida” acumulada desde diciembre de 2019 es del 33 por ciento.
La consultora detalló que de los grandes rubros del IPC los de mayor retraso en términos reales, es decir descontando la inflación durante los últimos casi cuatro años, son: vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (38%), comunicación (37%), bienes y servicios varios (19%), educación (18%), transporte (10%), salud (-8%) y bebidas alcohólicas y tabaco (6%). Los capítulos de mayor incremento real en el periodo son: prendas de vestir y calzado (36%), restaurantes y hoteles (25%), alimentos y bebidas (10%), recreación y cultura (5%) y equipamiento y mantenimiento del hogar (4%).
Al respecto, el jefe de research de Romano Group, Salvador Vitelli, afirmó: “Estos problemas bajo la alfombra son un desafío para cualquier nuevo Gobierno por el hecho de que cualquier plan de estabilización requiere de un ajuste de los precios relativos. Caso contrario se perjudica a sectores eficientes y se beneficia a sectores no eficientes”.