Tras el pago de la semana pasada al Fondo Monetario por USD 2.600 millones, operación que dejó las reservas en USD 21.880 millones al cierre del viernes, el Gobierno canceló ayer otro compromiso por un monto equivalente a los USD 840 millones en intereses.
La cancelación de ese compromiso, confirmada a Infobae por fuentes oficiales, también impactó en el nivel de reservas del Banco Central que ahora está al borde de perforar los USD 21.000 millones. Las reservas netas, en tanto, se encaminan según diferentes analistas privado hacia los USD 11.000 millones en terreno negativo, el nivel más bajo en más de 15 años.
En cualquier caso, por el feriado bancario de ayer, el dato no fue informado oficialmente y se difundirá al cierre de la jornada de hoy con el resto de las variables financieras como es habitual.
Aunque evitaron precisiones respecto a los recursos que se utilizaron para cumplir con la obligación -”se paga con lo que sea más conveniente para la administración de las reservas”, fue la explicación-, el mercado descuenta que se utilizaron yuanes del segundo tramo del swap que se activó hace dos semanas y cuyo destino, en principio, parece ser precisamente el pago de la deuda.
Cuatro días antes de las elecciones generales, el presidente Alberto Fernández anunció, desde China, la activación del segundo tramo del canje de monedas con ese país con una ampliación que llevó la disponibilidad de fondos, al menos en teoría, de USD 5.000 a USD 6.500 millones. Parte de esa cifra, el equivalente a unos USD 900 millones, se usó la semana para cancelar un vencimiento de capital con el FMI por USD 2.600 millones, complementando el remanente de Derechos Especiales de Giro (DEG) del último desembolso que estaban disponibles.
Ya sin DEGs, la moneda del Fondo, el Gobierno habría vuelto a recurrir a los yuanes del acuerdo con el gobierno chino. El Banco Central dispone así de unos USD 4.500 millones restantes del swap, según se anunció, de libre disponibilidad: tanto para intervenir en el mercado financiero del dólar como para afrontar el pago de importaciones. Sin embargo, ni lo uno ni lo otro está ocurriendo a pesar de la acuciante necesidad de destrabar las operaciones de comercio exterior.
De hecho, desde que se anunció la activación, apenas se usaron con ese fin unos USD 10 millones diarios en promedio lo que contrata con lo ocurrido durante la aplicación del primer tramo, a mediados de año. En ese momento, durante julio, el promedio diario de operaciones con yuanes se ubicó en los USD 60 millones, según recordó la consultora 1816 durante el fin de semana. Tamaña diferencia despertó dudas respecto a la verdadera disponibilidad, con la presunción de que en rigor el entendimiento con China abarca solo el pago de las obligaciones financieras con el FMI y, eventualmente, con acreedores privados extranjeros, tal como ocurrió también en julio de este año. El propio Fondo Monetario advirtió que los acreedores de la deuda reestructurada por el ex ministro de Economía, Martín Guzmán, habían cobrado gracias a los yuanes del Banco Popular de China.
Si efectivamente la aplicación del swap estuviera circunscripta a ese único fin, en el mercado deducen que el ministro de Economía, Sergio Massa, quedará con algo de margen para maniobrar en las futuras negociaciones el FMI si gana las elecciones el próximo 19 de noviembre. Esto porque antes de fin de año habrá que realizar un último pago, lo cual no dejaría demasiado margen temporal para renegociar el acuerdo y se presume que, tras los repetidos incumplimientos del Gobierno, una próxima administración encabezada por Massa enfrentaría arduas discusiones con el organismo para alcanzar un nuevo entendimiento.