La situación socioeconómica del país está lejos de ser la ideal. El 40,1% de la población es pobre y el 9,3% se encuentra en situación de indigencia, lo que significa que cuatro de cada cien argentinos no ganan lo suficiente para cubrir el costo de sus necesidades básicas. Pero los problemas no terminan ahí. Del resto de la población (el 59,9% que no es pobre), hay una gran cantidad de personas que vive en hogares sin acceso a luz, agua o gas.
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) actualizados al primer trimestre de este año, entre los hogares de clase media y alta, sólo el 60,5% accede a los tres servicios públicos básicos. Al resto la falta conexión de al menos uno de ellos.
En el que menos dificultades hay es en el agua corriente, ya que el 91,3% de las viviendas “no pobres” tienen acceso a las redes de agua. La situación es más crítica en lo que respecta al servicio eléctrico -hay un 23,1% de los hogares que no tienen luz- y el acceso al gas -26% no tiene conexión-.
Por otro lado, el 7,1% de las viviendas de familias de clase media y alta se encuentran en zonas inundables y un 4,4% se encuentra cerca de basurales.
De las estadísticas mencionadas se puede concluir que el hecho de tener ingresos por encima de una canasta básica no garantiza un acceso a condiciones de vida óptimas, aunque por supuesto mejora las posibilidades en relación al resto de la población.
Si se centra el análisis en las viviendas que se encuentran en situación de pobreza (pobres no indigentes), se observa que apenas un 33,1% de los hogares tiene acceso a los tres servicios públicos básicos. El 83,5% tiene conexión a la red de agua, pero sólo un 45,5% tiene gas y un 61,1% cuenta con conexión al servicio eléctrico, siempre tomando como referencia los datos relevados al primer trimestre de 2023.
Condiciones inestables
La falta de acceso a los servicios públicos es un claro indicador estructural de las condiciones de vida de la población y como se mencionó anteriormente, las necesidades insatisfechas a veces van más allá del nivel de ingresos de la población.
De hecho, hay algunas variables generales que dan cuenta de las dificultades más comunes a la hora de determinar la calidad de vida de los argentinos. De acuerdo a los datos publicados por el Indec, hay un 6,4% de los hogares que no tiene baño con descarga de agua y un 12,6% que se encuentra en una situación de saneamiento inadecuado. Este último número representa un empeoramiento de 0,8 puntos porcentuales en relación al primer trimestre del año pasado.
Por otro lado, la encuesta de condiciones de vida del Indec revela que el 6,9% de los hogares del país tienen una calidad de materiales insuficiente para garantizar una calidad de vida aceptable. Otro 12,1% tiene una calidad parcialmente insuficiente y el 81% restante tiene calidad óptima.
Salud y educación
Hay otras variables de estudio que marcan una diferencia mucho más clara entre la clase media-alta y la baja. De acuerdo a los datos publicados por el Indec, sólo el 29,6% de las personas que se encuentran en situación de pobreza cuenta con obra social o prepaga, mientras que en el caso de las familias de clase media y alta, la cobertura llega al 73,7%.
En lo que respecta a la situación educativa, el 55,6% de los hogares tiene un nivel de formación bajo o muy bajo y el 44,4% tiene educación media, alta o muy alta. En las viviendas de clase media y alta, en cambio, hay una proporción del 29,2% con formación baja o muy baja y el 70,8% restante tiene niveles educativos medios, altos o muy altos.