Desde Madrid - Los riesgos que enfrenta la economía argentina rumbo a la transición política y un eventual plan de estabilización durante 2024 son múltiples: inflación al borde de la espiralización, múltiples tipos de cambio con amplia brecha cambiaria, precios relativos desalineados, falta de acceso al mercado internacional de crédito, alto déficit fiscal, falta de reservas y exceso de pesos, todo enmarcado en un ciclo de estancamiento económico encaminado a una recesión más profunda hacia fin de año. La tormenta parece perfecta.
Pero no lo es totalmente. A diferencia de lo que ocurrió en los últimos tres años, donde el contexto internacional impuso grandes desafíos a la economía local, esta vez, el mundo no será para el país un problema más. Al menos no es lo que se vislumbra por ahora en la sede central del banco Santander en Madrid donde se desarrolla su Conferencia Internacional de Banca y desde donde se advierte que la economía entrará a partir del próximo año en una fase de “aterrizaje suave”, es decir, una desaceleración económica gradual que beneficiará –o al menos no complicará más– el debut de la gestión económica del próximo gobierno.
Ayer, en esta ciudad, Ana Botín, presidenta de la entidad española había dicho sobre la Argentina que “el Banco Central no puede estar emitiendo todo el tiempo”.
Ese escenario de soft landing se producirá con un rezago mayor al previsto, según explicó Juan Cerruti, vicepresidente de Estudios Económicos y Economista Jefe del grupo español, tras el período de fuertes subas en las tasas de interés como respuesta a la suba de la inflación a nivel mundial. Si bien la inflación todavía muestra alguna resistencia a la baja, ese ciclo de tasas altas parece haber llegado a su fin, con lo cual la discusión ahora a nivel global es por cuánto tiempo deberán mantenerse en estos niveles y cuándo, eventualmente, empezar a bajarlas.
Ese debate, particularmente el inicio de un sendero de baja de las tasas, favorece a toda la región, productora de commodities, y también a la Argentina.
“Creo un escenario de aterrizaje suave sería relativamente benigno para la Argentina” (Cerruti)
“Creo que ese escenario de aterrizaje suave sería relativamente benigno para la Argentina”, apuntó Cerruti. Según el economista, Argentina no escapa a la lógica de América latina, a la que una inflación a la baja que se corresponda con menores tasas de interés de mercado le resulta un entorno más favorable. “Obviamente, a la Argentina esto lo va a beneficiar, como al resto de los países. Siempre cuando hacia adelante los mercados vean que probablemente el techo ya se tocó y lo que vemos hacia adelante ahora, en todo caso, es el debate de cuándo y a qué ritmo recortan las tasas”, destacó.
Para una Argentina financieramente aislada y sin posibilidades de recuperar el acceso al crédito en los mercados internacionales, los cuales en rigor empiezan a descontar una nueva reestructuración de la deuda argentina, el nivel de la tasa interés a nivel mundial puede lucir un elemento secundario. Sin embargo, Rodrigo Park, economista jefe de la entidad para la Argentina, recordó que una reducción de la tasa mundial de referencia tiene un impacto del lado de los commodities y la demanda externa. “La Argentina es un país productor de commodities, en la medida en que tengas un aterrizaje suave, eso genera ciertos colchones, por lo menos disminuye los riesgos de una caída en el precio de los commodities o de la demanda. El país necesita conseguir dólares y ese aterrizaje suave sería un escenario favorable para conseguirlos”, dijo Park.
En su presentación en el marco del encuentro del Santander, el economista apuntó los lineamientos esenciales que determinan el panorama económico hacia el próximo año. En primer lugar, resaltó la fuerte demanda social, independientemente del resultado electoral, por reducir la inflación. “Existe un mandato social de bajar la inflación”, afirmó. También las expectativas por el fin de la sequía, lo que mejoraría el ingreso de divisas y también de recursos fiscales combinado con altos precios de las commodities.
Pero claro que el panorama está lejos de ser libre de imprevistos, no sólo para la Argentina que ya parece habituada a lo inesperado, sino también para el mundo.
El primero de esos riesgos, señalaron en el Santander, es que la inflación se muestre más resistente que lo esperado a la baja y, por ende, el ciclo de tasas altas se extienda por más tiempo o, incluso, vuelvan a subir. El segundo, tampoco menor, es el conflicto geopolítico, un riesgo que tras el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania vuelve a surgir con fuerza tras los ataques terroristas de Hamas a Israel. De plasmarse algunos de esos peligros, el contexto para el plan de estabilización que requiere la Argentina estaría lejos del ideal.