Desde hace algunos meses los propietarios de estaciones de servicio vienen advirtiendo sobre posibles problemas de abastecimiento, pero el problema tomó mayor repercusión en las últimas horas, cuando los faltantes empezaron a hacerse evidentes en las bocas de expendio de las estaciones de servicio del área metropolitana . Y los conductores, en medio de largas colas, están entre el enojo y la incertidumbre por lo que vendrá.
En gran medida, los empresarios atribuyen el problema a retraso de precios y dificultades para mantener el negocio a flote, pero también ejerce presión la alta demanda en todo el territorio nacional, en especial de los combustibles de menor octanaje. Además, aunque no se cuenta con cifras actualizadas al respecto, aumentó notablemente el consumo de combustible en las provincias fronterizas con Brasil, Chile y Uruguay. Debido al diferencial de precios con esos países, contingentes brasileños, uruguayos y chilenos aprovechan los precios para ellos baratos de la Argentina y, en caso de viajar en automóvil, se van con algunos bidones y el tanque lleno.
Además, la venta no va necesariamente a la par con el aumento de la producción local de combustibles, que depende no sólo de la producción de hidrocarburos sino también de la capacidad de refinación, actualmente acotada por una “parada técnica” en la planta refinadora de YPF en Ensenada y el cierre temporal de la planta de Refinor (propiedad en parte de YPF) en Salta. Argentina importa normalmente cerca del 20% de los combustibles que se consumen localmente, pero debido a la política de precios del gobierno, la importación es a pérdida, por lo que las petroleras son reacias a hacerla. La que hace punta es YPF, de mayoría estatal, pero incluso YPF parece haber tenido problemas para abonar los dólares que exigen los proveedores. El viernes, finalmente, la secretaria de Energía, Flavia Royón, recibió a los ejecutivos de 4 petroleras (YPF, Trafigura, Axion y Raízen) y se acordó la liberación de USD 400 millones para asegurar la importación de 10 buques de combustibles, con la idea de regularizar el abastecimiento a mediados de esta semana.
Según datos publicados por la Secretaría de Energía de la Nación, cuyas autoridades se reunieron ayer con las principales empresas del sector, la cantidad de combustible vendido en los primeros ocho meses de este año es la más alta de la historia para ese período.
En detalle, los datos publicados por Nación señalan que entre enero y agosto de este año las estaciones de servicio le vendieron al público 12.189.306 m3 de combustible, un valor que refleja un crecimiento de 1,8% en relación al 2022 y supera por 16,3% el promedio de venta de la última década, siempre tomando en consideración el período de los primeros ocho meses del año. Hasta donde llegan las estadísticas de la Secretaría de Energía, no se encuentra ningún año con un volumen de venta tan alto.
De hecho, es la primera vez que se supera la barrera de los 12 millones de m3 para ese período. Entre el 2011 y el 2019 se pasó siempre por encima de los 10 millones de m3; luego, durante la pandemia los números cayeron y a partir de 2021 comenzó la recuperación.
Qué se vende más
Las ventas generales están marcando nuevos récords en el país, pero si se miran los resultados en detalle, queda en evidencia que la mejora no fue pareja entre los diferentes tipos de combustibles.
Dentro de las naftas, los mejores resultados los tiene la versión “súper”, que con 4.873.009 m3 vendidos entre enero y agosto de este año, alcanzó el volumen más alto jamás registrado en el país. Con ese valor, se alcanzó además una recuperación del 7,7% en relación al mismo período del año pasado.
Es muy diferente el balance para la nafta premium. Con 1.793.754 m3 vendidos en los primeros ocho meses de este año, se registró una baja del 1,3% en relación al mismo período del año pasado. Lógicamente, el resultado estuvo lejos del récord, que se alcanzó justamente en 2022, siempre hablando del acumulado de los primeros dos cuatrimestres.
La misma situación ambigua se observa en el gasoil. La versión común, la más económica, creció 3,7% en los primeros ocho meses del año, pasando de 3.597.011 m2 vendidos entre enero y agosto del 2022 a 3.730.205 m3 comercializados este año. No obstante, este resultado estuvo muy lejos del máximo histórico alcanzado en 2010, cuando se vendieron más de 5 millones de m3 en el tiempo analizado.
La versión premium, por su parte, se desplomó un 11,8%. Los resultados estadísticos indican que se vendieron 1.792.337 m3 de ese destilado en el período enero-agosto del 2023, contra 2.031.329 m3 de los mismos meses de 2022. Pese a la dura caída, el volumen vendido en 2023 es el segundo más alto de la última década.
Como se puede observar, los resultados muestran una clara tendencia de traspaso de ventas de combustibles premium a los de menor octanaje. Se trata de un fenómeno usual en escenarios de alta inflación y pérdida del poder adquisitivo de los salarios.
Disconformidad de los empresarios
Que se venda más, no significa que se venda mejor. Los propietarios de estaciones de servicio aseguran que hoy están ganando mucho menos que hace unos años. Sin ir más lejos, un informe privado asegura que la rentabilidad de los estacioneros se redujo un 80% en sólo dos años.
A eso se suman por supuesto los problemas de abastecimiento que se están manifestando en todo el país. Desde la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha) aseguraron que los problemas de abastecimiento se están manifestando en las redes de estaciones de servicio de todas las petroleras.
“Lo que se inició con quiebres dispersos de stock en regiones o zonas puntuales, se ha ido generalizando rápidamente con mayor intensidad a todos los productos, a lo largo y lo ancho del país, generando zozobra en nuestra actividad y complicaciones a los consumidores”, advirtieron.
En este escenario, aclararon que están poniendo a disposición de los clientes la totalidad del volumen de sus establecimientos. “Nos vemos hoy imposibilitados de disponer de las cantidades necesarias por factores totalmente ajenos a nosotros. Ello pone en jaque la supervivencia de nuestros negocios y hace que los consumidores deban trasladarse entre distintas estaciones de servicio para lograr abastecerse del combustible necesario”, remarcaron.
“La escasez de combustible que está sufriendo el país y hace penar a automovilistas particulares, transportistas, productores del campo y empresas de todo tipo de la Argentina es el resultado de una suerte de tormenta perfecta, pero que las empresas del sector energético creen que se resuelve de manera bastante simple: aumentando los precios en los surtidores”, reclamaron los estacioneros.