Diciembre es históricamente un mes complicado para las cuentas públicas, pero este año lo será aún más. En medio de una fuerte aceleración inflacionaria, las proyecciones indican que el último mes del año tendrá una emisión monetaria récord, que superaría los 2 billones de pesos. El motivo es el aumento del déficit fiscal y al mismo tiempo la suba de tasas de interés de las Leliq, cuyos vencimientos deberán ser afrontados por el Banco Central.
En diciembre confluye el medio aguinaldo, pago de vacaciones y otras obligaciones que pegan duro en las arcas públicas. Este 2023 no será la excepción, sino que incluso viene recargado. Según cálculos del economista Ramiro Castiñeira, la necesidad de emisión de ese mes será de nada menos que 2,1% del PBI, lo que augura malas noticias en la lucha contra la inflación. En noviembre, además, también crecerá significativamente: 1,7% del PBI.
Esta fuerte desbalance de las cuentas fiscales implica un serio problema para quien gane el balotaje y deba asumir el 10 de diciembre. No cambia si es Sergio Massa o Javier Milei, ambos deberán buscarle la vuelta a manejar semejante rojo fiscal y el impacto que inevitablemente tendrá en los precios.
De acuerdo a los cálculos de Castiñeira, en 2023 la emisión de dinero fue equivalente a 13% del PBI. De ese total, 4 puntos corresponden al rojo de las cuentas públicas y otros 9 puntos a los intereses de las Leliq, un número que viene creciendo exponencialmente.
Las últimas medidas del Gobierno agravaron el panorama. La decisión de Massa de otorgar bonos a distintos sectores de la sociedad previo a las elecciones, más créditos blandos y la suba del mínimo no imponible de Ganancias tendría un impacto cercano a 1,3% del PBI. De esta forma, el rojo primario del 2023 terminaría en 3,2% del PBI, aunque con el Fondo Monetario se había negociado una reducción a 1,9% en la revisión de agosto.
El panorama inflacionario tiende a agravarse con el paso de los meses. En octubre se habría registrado un “alivio” y el índice podría ubicarse en alrededor del 10% o incluso volver a un dígito, pero será leve baja pasajera, luego de niveles superiores al 12% tanto en agosto como en septiembre.
Lo peor en materia inflacionaria está por venir. Noviembre, que es un mes de baja estacionalidad, mostraría una importante presión alcista tras la fuerte suba de los dólares financieros y del tipo de cambio libre previo a las elecciones generales. Esto impactaría no solo en la última semana de este mes, sino especialmente en el arranque del próximo, que es cuando se confeccionan las nuevas listas de precios en todos los rubros.
La inflación corre el peligro de acelerarse fuertemente en los meses de verano, a partir de la fuerte expansión monetaria del último bimestre y el sinceramiento de distintas variables tras las elecciones: tarifas, combustibles, dólar oficial y programa Precios Justos
Pero para el verano la situación se agravaría de una manera notoria. La expansión monetaria muy fuerte de noviembre y especialmente de diciembre empezarán a pasar factura. Pero además se supone que con el inicio de la nueva administración habrá un descongelamiento en distintas variables, como tarifas de luz, agua y transporte en la zona metropolitana. Además también habrá que adecuar los valores de los combustibles y avanzar con el sinceramiento del tipo de cambio oficial. Según el propio índice de tipo de cambio real que elabora el Central, el dólar llegaría casi 15% más atrasado de lo que estaba en agosto en la previa a las PASO, cuando el Gobierno decidió un ajuste discreto desde $ 290 hasta $ 350.
Las proyecciones de las consultoras económicas son bastante coincidentes sobre la evolución alcista de la inflación en los próximos meses. Para fin de año podría superar el 180% en términos interanuales, para crecer hasta aproximadamente 250% para marzo de 2024. Luego ya entrará en juego un eventual plan de estabilización que lance el próximo gobierno y que debería apuntar a una desaceleración inflacionaria.
Sin embargo, ese movimiento del tipo de cambio generó una fuerte suba de la inflación, que rápidamente dejó atrás el efecto de una devaluación. Por eso, los contratos de futuros de dólares bajaron significativamente tras la victoria de Sergio Massa en las elecciones generales. El mercado cree que no habría otro ajuste tan brusco sin un programa económico atrás.