Si algo se da por sentado tras la victoria de Sergio Massa en las elecciones y su pase al balotaje es que el dólar oficial permanecerá sin cambios al menos en las próximas semanas, posiblemente hasta que culmine la segunda vuelta electoral. Pero al mismo tiempo, los contratos de dólar futuro en el Rofex se desplomaron, especialmente para fin de año: pasó de cerrar el viernes a $820 a solo $595 ayer, una reducción de 37% en un solo día.
El ministerio de Economía había acordado con el FMI en agosto un ajuste cambiario del 20% para el dólar oficial, pasando de $ 290 a $ 350. A partir de allí, el objetivo sería retomar un ajuste gradual, retomando el esquema previo a las PASO. La buena elección de Massa y la posibilidad de llegar a la presidencia consolida esta opción de evitar un sinceramiento del tipo de cambio.
El interrogante que queda flotando es si conseguirá llevar adelante su estrategia, cuando la brecha cambiaria supera el 150%. Por lo pronto, los inversores que daban por descontado un salto brusco del tipo de cambio antes de fin año, ahora están recalculando.
Por otra parte, Massa también mostró ayer que hay caminos alternativos. En una conferencia de prensa ante cronistas extranjeros anunció que todos los exportadores podrán ingresar un 70% de los dólares a través del mercado oficial, pero que un 30% podrán entrar a través del “contado con liquidación”.
De esta forma, se extendió el beneficio ya no a algunos sectores en particular, sino a todos los que generan divisas. Se trata claramente de un esquema que consiste en mejorar el tipo de cambio sin devaluar el oficial. Al mismo tiempo, fortalecer en lo posible al Central hasta las elecciones, tras haber perdido USD 20.000 millones en lo que va del año.
Una parte importante de la responsabilidad del desplome de los distintos plazos de dólar futuro es la idea que la dolarización propuesta por Javier Milei ya pasó a la historia. En primer lugar, porque el candidato libertario quedó con menos chances de ganar en la segunda vuelta.
Pero además se da por hecho que para captar adherentes de Juntos por el Cambio en la segunda vuelta tendrá que modificar de raíz aquel plan. Parece inviable insistir con la idea de nombrar a Emilio Ocampo al frente del BCRA para “dinamitarlo” y al mismo tiempo incorporar referentes de la coalición a su futuro gobierno.
El atraso del dólar oficial ya es incluso más grande que el previo a las PASO y seguirá acentuándose por la inflación esperada en noviembre. Sin embargo, la intención de Massa es evitar un nuevo salto brusco del tipo de cambio y el contrato de dólar futuro se desplomó 37% para fin de año, reflejando esa expectativa
Un informe realizado por la sociedad de Bolsa PPI indicó que el dólar oficial ya está 8,2% más bajo en términos reales que antes de las PASO. Pero además se seguirá atrasando, teniendo en cuenta que la inflación de octubre terminaría en alrededor de 10% y que en noviembre -según la propia entidad- podría volver a la zona de 12%/13%.
En sus primeras señales tras las elecciones, Massa parece apuntar al menos indirectamente a este problema. La clave es pasa por empezar a recuperar la confianza de los mercados, algo nada sencillo luego de cuatro años de Alberto Fernández en los que ocurrió exactamente lo contrario.
El candidato y ministro habló de conseguir un superávit fiscal de 1% del PBI para el año que viene, pero además de trabajar para lograr una mayor austeridad del gasto en lo que resta del año.
Claro que hasta ahora sucedió todo lo contrario. Las medidas adoptadas para inyectar más dinero en los bolsillos de distintos sectores de la sociedad impactaron en las cuentas públicas, que terminaría con un rojo fiscal de 3% del PBI. No solo el rojo fiscal provoca un aumento de la emisión monetaria. También la nueva suba de tasas que se definió pocos días antes de las elecciones para contener la presión dolarizadora, porque implica mayores rendimientos que debe pagar el Banco Central por las Leliq.