Canje de monedas, financiamiento y comercio argentino con China: una relación cada vez más desigual

El crédito del gigante asiático aumenta la dependencia de proveedores chinos y la deuda con ese país. El gobierno ahondó un rojo bilateral que desde 2008 acumula más de USD 80.000 millones

El presidente del BCRA, Miguel Pesce, formó parte de la comitiva que encabezó el presidente Alberto Fernández para asistir a un foro de la “Iniciativa de la Ruta y la Seda”, un proyecto de Beijing para irradiar su poder mundial (Reuters)

El Ministerio de Economía adelantó que el lunes próximo cancelará una cuota de capital de casi USD 2.600 millones con el FMI y que el 1 de noviembre le pagará intereses por unos USD 734 millones, esto último en yuanes, la moneda china, gracias a la reciente activación de un nuevo tramo del canje de monedas del Banco Central de al Argentina (BCRA), con su par chino.

Pasamos de 5.000 a 11.500 millones de dólares de libre disponibilidad”, dijo el miércoles el ministro y candidato presidencial, Sergio Massa, tras el acuerdo firmado en China por el presidente del BCRA, Miguel Pesce, miembro de la comitiva que encabezó el presidente Alberto Fernández para asistir a un foro de la “Iniciativa de la Ruta y la Seda”, un proyecto de Beijing para irradiar su poder mundial.

“Le quiero agradecer al Banco Central y al gobierno de China por acompañar a la Argentina en el fortalecimiento de sus reservas, en el marco de la peor sequía de su historia; el swap (canje) nos permite que nadie dude de la capacidad de pago de los vencimientos de Argentina ante el FMI en los próximos dos meses”, dijo Massa.

Le quiero agradecer al Banco Central y al gobierno de China por acompañar a la Argentina en el fortalecimiento de sus reservas, en el marco de la peor sequía de su historia (Massa)

Hasta USD 2.000 millones del nuevo tramo podrían usarse para intervenciones en el mercado cambiario, clave para controlar el dólar en un momento altamente sensible: elección, agudización de presiones cambiarias y BCRA con reservas netas negativas.

El interés recíproco

Cabe dudar, sin embargo, que el canje de monedas y el financiamiento chino en general sean desinteresados.

Tampoco lo será el desembolso de USD 517 millones que un consorcio de bancos chinos (China Development Bank, ICBC y Bank of China Limited) hará después de las elecciones de este domingo y antes del cambio de gobierno para la construcción de las represas sobre el río Santa Cruz, una obra encabezada por la china Gezhouba, junto a Hidrocuyo y Electroingeniería, una firma cordobesa de fuertes vínculos con el kirchnerismo.

La delegación argentina, en diálogo con sus pares de China, durante la reciente participación el Foro de la "Iniciativa de la Franja y la Ruta", un proyecto de Beijing para irradiar su poder mundial (Presidencia)

El anuncio del desembolso lo hizo el presidente de Enarsa, el santacruceño Agustín Gérez, cercano a Máximo Kirchner, a Télam, la agencia estatal de noticias.

El hambre de dólares del Gobierno en su tránsito hasta el 10 de diciembre podría hacer que ese desembolso tenga el mismo destino que los USD 1.050 millones que espera recaudar con la licitación del espectro de telecomunicaciones 5G, dólares que ya adelantó ingresarán al mercado de “Contado Con Liquidación” (CCL) para aguantar la recta final.

Las represas se licitaron por primera vez en 2007, su costo se estima en USD 4.700 millones y generarían energía a partir de 2027. Que los USD 517 millones anunciados vayan allí dependerá del manejo financiero del gobierno, en un momento de aguda escasez de divisas. En todo caso, el pasivo y la obligación de terminar la obra financiada y construida por China quedarán para el próximo gobierno.

Las represas se licitaron por primera vez en 2007, su costo se estima en USD 4.700 millones y generarían energía a partir de 2027

La reciente evolución del comercio bilateral sugiere además que el canje de monedas (cuya primera versión se remonta a 2009, cuando el presidente del Banco Central era Martín Redrado, y tenía un sentido preventivo) se ha vuelto un mecanismo que sirve principalmente para financiar mayores compras a la propia China y agigantar el ya inmenso déficit bilateral con el gigante asiático.

A contramano del resto del mundo

Así, mientras en los 4 meses hasta agosto las ventas a China no hicieron otra cosa que disminuir (de USD 705 millones en mayo, a USD 471 millones en junio, USD 448 millones en julio y USD 385 millones en agosto) las compras a Beijing aumentaron fuerte y sin interrupciones.

Al tiempo que las compras al resto del mundo cayeron 15,4% (de USD 6.142 millones en mayo a USD 5.189 millones en agosto), las compras a China aumentaron constantemente: de USD 967 millones en abril pasaron a USD 1.244 millones en mayo, USD 1.269 millones en junio, USD 1.320 millones en julio y USD 1.676 millones en agosto; 73,3% en 5 meses. Así se llegó a un récord histórico de importación y rojo bilateral mensual y de USD 6.096 millones en 8 meses, superior al déficit total del comercio exterior argentino en ese período.

La evolución del comercio bilateral con China. En los cuatro años de la actual gestión presidencial el rojo estará cerca de los USD 27.000 millones. Desde 2008 a agosto pasado ya superó los USD 80.000 millones

Si se descuentan los USD 2.000 millones de potencial intervención cambiaria y los USD millones de pago de intereses al FMI, el remanente de la ampliación del uso del swap alcanzará para financiar poco más de dos meses de importaciones argentinas desde China, el segundo más importante socio comercial del país, pero con una estructura muy despareja.

En la tarde del viernes el Indec comunicó que en septiembre, las ventas a China explicaron 8,3% de las exportaciones y las compras a China el 21,7% de las importaciones argentinas, una proporción casi tres veces superior. En agosto la desproporción había sido de casi cuatro veces.

En la última visita de la comitiva presidencial, el ministro de Agricultura, Juan José Bahillo, firmó acuerdos para la exportación de lana, trigo y menudencias argentinas a a China. Ningún ítem es para despreciar: por caso la Argentina exporta menudencias bovinas por cerca de USD 250 millones anuales y en lana el año pasado colocó cerca de USD 15 millones. Pero son cifras muy menores en el contexto de la relación bilateral.

Desde 2008, primer año completo de la primera gestión presidencial de Cristina Fernández de Kirchner, el déficit argentino con China suma USD 80.300 millones hasta agosto (y a USD 81.250 millones si se suman los datos de septiembre) y al actual ritmo mensual superará con holgura los USD 85.000 millones hacia fin de año y podría exceder los USD 100.000 millones en 2024.

Si se descuentan los USD 2.000 millones de potencial intervención cambiaria y los USD millones de pago de intereses al FMI, el remanente de la ampliación del uso del swap alcanzará para financiar poco más de dos meses de importaciones desde China

El comercio exterior no es un juego de equilibrios bilaterales, pero la magnitud del déficit con China es demasiado grande como para ignorar que el swap de monedas y el crédito chino están básicamente financiando compras a empresas chinas en un momento en que la magnitud de la deuda comercial de las empresas argentinas con proveedores del exterior (porque el BCRA no suministra las divisas necesarias para pagar) bordea los USD 50.000 millones y las expone al desabastecimiento de insumos, partes y equipos a veces vitales, como denunciaron empresas y cámaras de servicios médicos, entre otras.

Duro de comprar

China es un mercado gigante, pero también durísimo, como saben los frigoríficos argentinos y también los exportadores de soja.

En el caso de los primeros, un informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Cicra) precisó que en los primeros 8 meses de 2023, las exportaciones de carne vacuna alcanzaron un récord histórico en volumen, pero se desplomaron en valor. Este resultado está básicamente determinado por la dureza de los compradores chinos, que impusieron a los exportadores argentinos precios 35% menores, más del doble de lo que retrocedió el precio de las ventas de carne argentina a otros destinos.

En cuanto al rubro oleaginoso, China compra cada vez menos poroto de soja, que prioriza procesar internamente, lo que también achicó las ventas de aceites y harinas a partir de la oleaginosa.

Los antecedentes son reveladores. En 2016 Beijing paralizó abruptamente las compras de soja argentina en retaliación por medidas locales sobre la concesión de licencias de importación y por la mora del gobierno de Mauricio Macri en reconocer a China como “economía de mercado” ante la Organización Mundial del Comercio. Desde China dijeron entonces que la decisión de no comprar aceite de soja argentino se debía a “razones de mercado”.

Lo cierto es que las compras a la Argentina se habían reducido 97%, agujero que aprovechó Brasil para ganar hasta 60% del mercado chino. Fue el inicio de las ventas de aceite de soja argentino a la India, que se volvió un gran comprador y es hoy el principal destino de las exportaciones de la provincia de Santa Fe.

Tampoco era la primera vez que China reaccionaba duramente contra la Argentina: en 2010 había interrumpido bruscamente las compras a la Argentina, por medidas antidumping del gobierno argentino, que las levantó rápidamente.

Massa, rodeado por el embajador Sabino Vaca Narvaja y el diputado Máximo Kirchner, en junio pasado, cuando viajó en busca de la primera "activación" del canje de monedas, por USD 5.000 millones

En cuanto al futuro, un artículo en la publicación especializada Diálogo Chino destaca los planes oficiales de Beijing de aumentar la producción nacional de soja y reducir la dependencia de las importaciones. La meta oficial es pasar de 20 millones de toneladas en 2022 a 36,75 millones en 2032, un aumento de casi 84% que la Argentina no puede ver con indiferencia, pues había llegado a colocar allí el 90% de los despachos sojeros, principalmente para alimentación animal.

“Las compras de soja por parte de China disminuirán hacia 2030 como resultado de un crecimiento más lento de la producción ganadera, la mejora continua en las prácticas agrícolas y la adopción generalizada de una baja tasa de inclusión de harina de soja en las fórmulas de alimentos”, dice un informe de Rabobank, un banco holandés especializado en temas agrícolas.

El Ministerio de Agricultura chino planea reducir el uso de harina de soja en alimento para animales del actual 14,5% a menos del 13% en 2025 (Reuters)

Al respecto, la agencia Reuters precisa que el Ministerio de Agricultura chino planea reducir el uso de harina de soja en alimento para animales del actual 14,5% a menos del 13% en 2025.

Juliana González Jáuregui, investigadora de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) especializada en China, identificó a su vez varias medidas de Beijing para aumentar la auto-provisión de soja: mejoras en el almacenamiento, reintegro a exportadores de harina, exención de impuestos a la construcción de caminos (para infrastructura exportadora), devolución de impuesto a las Ganancias a empresas del sector, régimen de precios administrados para los aceites vegetales (prerrogativa que China preservó al acceder a la OMC) y subsidios y créditos para la construcción de plantas industriales.

La promesa del litio

En los próximos años, la avenida más segura de aumento de las exportaciones argentinas a China es la de los “minerales críticos”, como carbonato de litio y, eventualmente, cobre. En agosto pasado, en el evento “Litio en Sudámerica”, en Salta, al que asistieron más de 1.800 interesados de todo el mundo, Joe Lowry, mundialmente conocido como Mister Lithium, aseguró que el suministro de litio es el eslabón más débil de la estrategia china de transición energética, pues cuenta con solo 13% de las reservas mundiales del mineral, contra el 79% que detenta de la producción global de baterías de litio, clave para mantener su primado mundial en la producción de vehículos eléctricos: en 2022 produjo 6,8 millones, más de 6 veces los 800.000 que se fabricaron en EEUU.

Un showroom de la automotriz china BYD (Build Your Dreams) principal fabricante mundial de vehículos eléctricos, posición sustentada en la producción china de baterías de litio, muy dependiente de materia prima importada (AP)

Acuerdos rigurosamente vigilados

Así las cosas, la Argentina debe moverse en un contexto geopolítico de competencia estratégica entre China y EEUU. Por el momento, no parece hacerlo de manera transparente.

El país fue, en febrero de 2022, el primer país grande de América Latina en sumarse a la “Iniciativa de la Franja y la Ruta”, en cuyo foro reciente firmó la reciente “activación” para el uso de USD 6.500 milllones del canje de monedas. Aquella vez, Alberto Fernández firmó con Xi Jinping 13 “acuerdos secundarios”, de los cuales 7 (esto es, más de la mitad) son “no públicos”, eufemismo por “secretos”, de los cuales solo se conoce la descripción, a saber:

1- Plan de Acción para la Cooperación Espacial 2021-2025 entre la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) y la China National Space Administration (CNSA).

2- Cooperación en aplicación de datos por satélite entre la Conae, el Centro de Aplicaciones de Teledetección Remota Satelital Terrestre y el Servicio Nacional de Aplicación Océano por Satélite de China.

3- Acuerdo marco entre Invap y SPIC (State Power Investment Corporation Limited) para la cooperación en energía nuclear.

4- Acuerdo entre la Universidad de la Defensa Nacional y la Universidad de Defensa Nacional de China investigaciones conjuntas.

5- Plan de Acción Estratégico en materia de Cooperación Agrícola 2022-2027, entre el Ministerio de Agricultura de la Argentina y su par de China

6- Fortalecimiento de la cooperación de inversiones en la economía digital entre el Ministerio de Desarrollo Productivo de Argentina y el Ministerio de Comercio de China.

7- Cooperación entre el Ministerio de Desarrollo Productivo de Argentina y el Ministerio de Comercio chino en temas de energía limpia y desarrollo sostenible.

Similares niveles de secretismo rodean el “canje de monedas” con China. El BCRA dice que “por temas contractuales de reserva” no puede informar en detalle sobre el manejo del mismo, aunque afirma que “cumple con las normas de publicación del FMI y los organismos internacionales” y la información es similar “a la que brinda cualquier banco del G20″.

“Los Bancos Centrales manejan mucha información reservada. Es necesario para preservar la estabilidad de los sistemas financieros”, se justificó una fuente del BCRA.