En 4 años del gobierno de Alberto Fernández el crédito bancario al sector privado cayó a un tercio del potencial

El promedio de los préstamos en 46 meses de presidencia fue del 47% de los depósitos de particulares. Cuánto representaba en las 4 administraciones previas. La contracara de las Leliq

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La sostenida caída del crédito al sector privado se explica en gran parte por el efecto crowding-out que provocó el desaliento para llevar adelante una gestión que no sólo evitó generar incentivos para el desarrollo de las actividades productiva y comercial interna y externa (Shutterstock)
La sostenida caída del crédito al sector privado se explica en gran parte por el efecto crowding-out que provocó el desaliento para llevar adelante una gestión que no sólo evitó generar incentivos para el desarrollo de las actividades productiva y comercial interna y externa (Shutterstock)

Los préstamos en pesos al sector privado sin estacionalidad acusaron una singular disminución en términos reales. En septiembre la disminución mensual fue de 6,5% y en los últimos 12 meses habrían acumulado una retracción de 18%, luego de aplicar la inflación del mes de 12,7 por ciento.

Según el informe mensual del Banco Central, la baja real del mes resultó generalizada a nivel de las grandes líneas de crédito. Como porcentaje del PBI, los préstamos en pesos al sector privado descendieron a 6%, un nivel bajo en términos históricos; y muy lejos de los dos dígitos altos que predomina en países vecinos.

Los préstamos en pesos al sector privado descendieron a 6% del PBI, un nivel bajo en términos históricos; y muy lejos de los dos dígitos altos que predomina en países vecinos

Se trata de un comportamiento habitual a lo largo de los 46 meses de gobierno de Alberto Fernández, y se explica en gran parte por el efecto crowding-out que provocó el desaliento a la actividad privada que implicó decidir llevar adelante una gestión que no sólo evitó generar incentivos para el desarrollo de las actividades productiva y comercial interna y externa, y con ello a la inversión y generación de empleos en el sector privado, más allá de los inesperados efectos de la pandemia de Covid-19 en 2020 y principios de 2021, y la sequía que afectó al agro en 2022/2023, sino también en la expansión del gasto público por sobre el crecimiento de los recursos tributarios.

Justamente, esa política fiscal expansiva, al no estar debidamente acompañada por el aumento genuino de los recursos tributarios -crecimiento de la actividad productiva y comercial, y fiscalización-, sino a través de la creación de impuestos y abuso del más erosivo, como es el inflacionario, porque llevó el creciente financiamiento con deuda del Tesoro y también con emisión del BCRA que llevó a absorber esos recursos con el perverso mecanismo de los instrumentos de regulación monetaria modernos como las Lebac primero, y Leliq, notas, y Pases, entre otros después.

Frente a ese cuadro que llevó al “despertar” de los dólares alternativos al oficial, en particular en el marginal, luego de desafortunadas declaraciones de uno de los candidatos a la presidencia sobre el deterioro del peso y las facilidades para implementar la dolarización “cuanto más alto mejor”, dijo Javier Milei, el presidente del Banco Central emitió un breve comunicado para la causa y motivación de la existencia de los instrumentos de regulación monetaria, el más relevante las Letras de Liquidez (Leliq), pero se suman otros como las operaciones de Pases (absorción de excedentes de los bancos de muy corto plazo, con garantía de títulos públicos, y las Notasliq a 180 días, principalmente.

Los encajes, por el contrario, rigen como medida de política prudencial de protección de los ahorros de los clientes de las entidades.

Miguel Pesce destacó: “En la Argentina, las entidades financieras cuentan con depósitos en pesos por el orden de los 35 billones. De ellos, $18 billones son colocaciones a plazo fijo. A su vez, los préstamos al sector privado se ubican en $12 billones. Esta diferencia expresa el desbalance entre la capacidad prestable y la demanda efectiva de crédito”.

Y agregaba: “A los efectos de canalizar los excedentes de liquidez y evitar que afecten negativamente a las tasas de interés, en especial las tasas pasivas (plazos fijos), el Banco Central interviene absorbiendo la diferencia a través de las Leliq, que alcanzan los 15 billones de pesos”.

La forma virtuosa de resolver este desbalance entre capacidad prestable del sistema bancario y demanda de crédito es que el ahorro de empresas y familias se canalice hacia la inversión productiva (Pesce)

Y concluía, “La forma virtuosa de resolver este desbalance entre capacidad prestable del sistema bancario y demanda de crédito es que el ahorro de empresas y familias se canalice hacia la inversión productiva”.

Sin embargo, en lugar de inducir e impulsar un plan económico integral que contribuya a revitalizar la economía a través de la inversión y la generación de empleos, donde el rol del crédito al sector privado a tasas nominales acordes con las que predominan en la mayor parte del mundo es fundamental, en la Argentina el ente monetario prefiere mantener la práctica de pagarle a los bancos una “tasa de política monetaria”, hoy del 118% anual a 28 días (efectiva del 209,45% anual), para que las tengan en Leliq y otros instrumentos, para absorber el exceso de liquidez que genera con el abuso del financiamiento directo e indirecto al Tesoro su déficit de caja, por el intento del siempre fallido de regulación del mercado de cambios.

El resultado de esa estrategia llevó a que el multiplicador del crédito bancario, medido como relación con el total de los depósitos al sector privado cayó a la tercera parte del potencial, se ubica en 0,41 veces (41%), muy por debajo de 0,71 que promedió en los 16 años previos al gobierno del Frente de Todos, y más aún respecto de 1,32 que predominó en los 90, con el régimen de convertibilidad fija entre pesos y dólares.

Recuerda Guido Zack, economista del Centro de Investigaciones Fundar, que está realizando un estudio sobre el sistema bancario, y del que en apretada síntesis dio cuenta Infobae: “El origen de las Leliq fue hace más de 20 años. El Tesoro estaba en default y como alternativa de política monetaria el Banco Central empezó a emitir las “Letras del Banco Central” (Lebac). Al principio lo hizo a muy corto plazo, pero a medida que pasó el tiempo logró bajar la tasa y estirar los plazos hasta 5 años; en un momento el plazo promedio superó el año. Pero cuando se salió del default, en vez de reemplazar los títulos del BCRA por títulos del Tesoro se decidió seguir con las Lebac, lo cual no era un gran problema mientras las tasas fueran razonables y los plazos se fueran ampliando. Lo que está mal es juzgar que los títulos del BCRA son menos riesgosos, porque así se limitan las posibilidades de financiamiento del Tesoro”.

Sin embargo, ante el recalentamiento del mercado de cambios, el BCRA emitió otro comunicado que lejos de calmar las aguas, las mantuvo turbias, al explicitar: “Argentina mantiene un sistema financiero líquido y solvente. El sistema financiero argentino presenta una sólida situación de solvencia, capitalización, liquidez y previsionamiento”.

Ante el recalentamiento del mercado de cambios, el BCRA emitió otro comunicado que lejos de calmar las aguas, las mantuvo turbias

Y remataba el comunicado: “La política monetaria desarrollada por el Banco Central procura mantener el poder adquisitivo de los ahorros a través de la remuneración de los plazos fijos, cuya tasa se define mensualmente, o con los plazos fijos actualizados por la inflación más una remuneración de 1%. El ahorro de los argentinos depositado en el sistema financiero está resguardado por un seguro de depósito y por el rol del Banco Central de la República Argentina, que actúa como prestamista de última instancia”.

Por el contrario, Miguel Pesce omitió en explicar por qué en los últimos 4 años lejos de honrar esas premisas, y ejercer una política monetaria consistente, optó por permitir la dominancia fiscal que no sólo desplazó el crédito privado, sino que generó el peor impuesto a la sociedad en su conjunto como es el efecto del deterioro real de los ingresos que provoca un escenario de aceleración inquietante de la inflación.

Los datos de 46 meses del gobierno de Alberto Fernández determinan que en el frente monetario y crediticio con el sector privado, es el de peor desempeño de los últimos 20 años.

Dada la distorsión que provoca la nominalidad singularmente creciente que provoca la disparada del ritmo inflacionario, y que el sistema financiera toma depósitos en pesos y en dólares, y otorga préstamos en las dos monedas, la estadística se unificó en el equivalente en moneda extranjera al tipo de cambio que utiliza el Banco Central de la República Argentina, y se comparó los promedios registrados en las presidencias desde 2003 hasta el presente.

En el frente monetario y crediticio con el sector privado, el Gobierno registra el de peor desempeño de los últimos 20 años

En ese período, en las cinco presidencias se registró una brecha negativa entre el monto efectivo de préstamos bancarios al sector privado y el potencial que se hubiese observado si el multiplicador de los depósitos se hubiera mantenido en el promedio de los años de la convertibilidad fija entre el peso y el dólar cuando se venció al flagelo de la inflación.

Pero mientras que la subutilización del otorgamiento de préstamos a la economía real se ubicó en 52% del PBI en el acumulado de los 4 años y medio de gestión de Néstor Kirchner; descendió al rango de 30% y 24,7% del PBI en la primera y segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner; subió la subutilización en el mandato de Mauricio Macri a 34,2% del PBI; y se disparó en el agregado de los 46 meses de la administración de Alberto Fernández a 56% del PBI.

Semejante subutilización del crédito bancario, explica no sólo que cayera a 6% del PBI en septiembre último, según la estimación de los técnicos del Banco Central de la República Argentina, sino que en el caso de las empresas grandes y pequeñas representa menos de 3% del PBI -0,6% pp a través de adelantos en cuenta corriente (descubierto), 1,8 pp descuento de documentos, principalmente pyme; y 0,3 pp “línea productiva”-; y el resto familias y personas individuales a través de 0,3% PBI hipotecarios; 0,4% PBI prendarios -principalmente compra de automotores y motos-; 0,8% PBI personales; y 1,8% de cortísimo plazo a través de compras con tarjetas de crédito.

Los préstamos bancarios a empresas cayeron a menos de 3% del PBI

De ahí que la mejor estrategia, por probada, para desarmar la bola de nieve de las Leliq es que el próximo gobierno lleve a cabo un plan de estabilización de precios que incentive la producción y la inversión privada, porque automáticamente conduce a reactivar el crédito bancario a particulares -familias y empresas- y genera mejores negocios para las entidades financiarles que el actual de inmovilizar el exceso de liquidez en Letras del Banco Central con una brecha mínima con la que pagan para la captación de depósitos.

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