La herencia para el próximo gobierno se agrava día a día. En el contexto de un nivel mínimo de ingreso de divisas a pesar de la multiplicidad de beneficios para distintos sectores que definió en las últimas semanas el Gobierno, la deuda comercial del Banco Central se acumula cada vez a mayor velocidad. A tal punto que el monto que calculan los economistas y consultores privados siguiendo la metodología del Fondo Monetario ya supera el monto del préstamo desembolsado por el organismo a la administración anterior de Mauricio Macri.
En esas cifras, en rigor, se basan los economistas de la oposición con Carlos Melconian a la cabeza, eventual ministro de Economía si Patricia Bullrich ganara las elecciones, cuando aseguran que la Argentina ya debe “otro FMI” por el pasivo que acumula la autoridad monetaria con los importadores. Eso, claro, sin contabilizar el tramo del swap con China ni el nivel negativo de las reservas netas que se perfila en USD 10.000 hacia fin de año. También la deuda colocada por el Tesoro, en gran medida indexada por inflación o tipo de cambio, queda excluída de este cómputo.
De acuerdo a la evolución proyectada por el economista Fernando Marull, a fin de septiembre, la deuda acumulada con importadores de bienes y servicios acumula unos USD 54.000 millones, lo que supera por mucho, más de USD 20.000 millones, el promedio histórico para este tipo de pasivos. “Más de un préstamo del FMI”, afirmó Marull en relación al crédito por USD 44.000 millones concedido al país en 2018. De esa cifra, unos USD 10.000 millones corresponden a deuda por importación de servicios mientras que los USD 43.000 millones restantes a la compra de bienes en el exterior, según el detalle del operador Salvador Vitelli.
Esas cifras implican que en apenas un bimestre, el pasivo por la importación de bienes creció en USD 5.000 millones, desde el consenso establecido por el Fondo Monetario que ubicó la deuda por este concepto en USD 38.000 millones a julio último. Para esa fecha, se venía acumulando deuda a razón de USD 1.200 millones mensuales, cifra que dadas las enormes presiones en plena campaña electoral desde agosto, se disparó.
“Desde junio de 2022, mientras que las importaciones acumuladas mensuales han promediado USD 6.600 millones, los pagos mensuales en divisas han sido de USD 5.400 millones en promedio”, detalló a fines de agosto el FMI, en el staff report posterior al desembolso de los USD 7.500 millones que esperaba el Gobierno tras la devaluación post PASO. Como resultado de esas cifras -acotaron los funcionarios en el documento- la deuda a corto plazo de los importadores creció en unos USD 16.000 millones entre finales de 2021 y julio de 2023, mientras que el stock de financiación de las importaciones alcanzó un máximo histórico de USD 38.000 millones (alrededor del 60% de las importaciones totales).
La dinámica del deterioro de las variables económicas es tal que esas cifras lucen hoy totalmente desactualizadas. En rigor, ya en esa instancia, desde el FMI se advertía que “dado el gran sobreendeudamiento comercial y los precarios niveles de reservas”serían necesarios grandes esfuerzos para racionalizar las importaciones y garantizar una reducción gradual y ordenada de su financiación de las importaciones a fin de llevarlo a niveles normales. La primera parte del vaticinio, la racionalización del ingreso de mercadería y aún más su pago, se cumplió al pie de la letra mientras que la reducción gradual y ordenada será, eventualmente, tarea de la próxima gestión económica.
De ahí que Melconian desde hace meses viene remarcando esa cifra, sobre la que también presiona el monto de los giros de dividendos al exterior postergados, una cifra más compleja de estimar con precisión pero que se calcula entre USD 6.000 y USD 9.000 millones. Técnicamente, no se trata de deuda del Banco Central pero como la autoridad monetaria debe garantizar el acceso a las divisas, más temprano que tarde quienes deben realizar esos pagos o bien reponer las divisas propias, irán al Central a reclamar por los dólares que en los últimos dos años les retacearon.