El gasto público en septiembre habría tenido un nuevo incremento anual, aunque en un ritmo más leve que en los últimos dos meses, de acuerdo a estimaciones privadas. El paquete de medidas que anunció el Gobierno tras las elecciones primarias y la devaluación empezó a reflejarse en los datos fiscales de septiembre pero estiman los analistas que se verá con mayor peso a lo largo de este mes. Un detalle importante tiene que ver con que la aceleración del gasto no necesariamente termine por verse reflejado en el resultado de caja, ya que se registró, en paralelo, un incremento de la deuda flotante.
Un trabajo realizado por la consultora Analytica midió, en base al gasto devengado, es decir las erogaciones comprometidas pero no necesariamente realizadas, cómo fue el comportamiento fiscal del Gobierno el mes posterior a las PASO, ya con una serie de medidas para compensar ingresos desplegadas para una variedad de sectores. Según su medición, en comparación con agosto el gasto primario cayó pero mirado de manera anual aceleró levemente.
“En septiembre, el gasto real devengado sin estacionalidad disminuyó un 1,1% respecto de agosto, y en términos interanuales mostró un leve crecimiento del 0,3 por ciento. Si se excluyen los subsidios energéticos, el incremento es del 6,4%”, fue la conclusión del estudio que realizó la consultora que dirige Ricardo Delgado. Una particularidad es que el impacto más notorio del paquete de anuncios debería reflejarse de manera más marcada en el mes actual.
“En septiembre, el gasto real devengado sin estacionalidad disminuyó un 1,1% respecto de agosto, y en términos interanuales mostro un leve crecimiento del 0,3 por ciento”, midió Analytica
“Entre las partidas con mayores ajustes respecto a septiembre 2022 figuran los subsidios económicos (-40,3%), y en particular los destinados a la energía (-50,8%), las asignaciones familiares y AUH (-34,4%) y las transferencias destinadas a jubilaciones y pensiones (-5,5 por ciento). Por otro lado, se registraron incrementos interanuales en las transferencias corrientes a provincias (+71,4%), la obra pública (+18,6%) y el gasto en personal (+17,6%)”, enumeró Analytica. “En esta línea, las partidas con mayor caída fueron asignaciones familiares y AUH (-27,2%), subsidios económicos (-19,1%) y transferencias corrientes a provincias (-10,9%)”, dijo por otra parte.
Al poner en consideración los números acumulados de los primeros nueves meses del año, el gasto devengado real se redujo un 6,5% interanual. La tendencia, al mirar el paisaje general del 2023 es de una caída en el peso del gasto público, aunque la última parte de esa película exhibe tres meses consecutivos de leve alza en el ritmo presupuestario. Los meses de mayor recorte del gasto en términos anuales fueron enero (15%), mayo y junio (12%), seguidos por abril (11 por ciento). Las tres alzas del año fueron 2% en julio, 4% en agosto y 0,3% en septiembre.
“Considerando el gasto total destinado a las provincias (que incluyen transferencias corrientes y transferencias de capital), se registró para septiembre un incremento interanual de 48,4%. Por otro lado, considerando el acumulado en los primeros nueve meses, se observa una caída del 10%”, estimó esa consultora.
“En el acumulado del año, las transferencias destinadas a cada provincia para gastos de capital (obra pública) se redujo un 8% respecto a igual período de 2022. En particular los fondos destinados a obras de agua y alcantarilla (que representan el 20% del gasto de capital) disminuyeron un 33% mientras que los destinados a vivienda y urbanismo (que ponderan un 13,7%) lo hicieron en un 25%. El resto del gasto se incrementó un 7%”, midió Analytica.
El hecho de que el gasto devengado muestre un incremento no necesariamente se refleja en el resultado de base caja, que es el dato mensual que publica todos los meses la Secretaría de Hacienda y que es, por ejemplo, el número que sirve como referencia para las metas fiscales del programa con el Fondo Monetario Internacional.
La diferencia entre ese devengado y la base caja es lo que se conoce como la deuda flotante. Se trata de un número, medido por la Tesorería que depende del Ministerio de Economía, que refleja el nivel de pagos atrasados que acumula la Administración Central. Para algunos analistas, ese recurso es interpretado como una manera de “financiamiento indirecto”: el ritmo de pagos que realiza efectivamente el Estado le da margen para que su balance de “base caja”, el método contable que toma en consideración el FMI, le dé con números suficientes.
En los primeros nueves meses del año, el gasto devengado real se redujo un 6,5% interanual. Los meses de mayor recorte del gasto en términos anuales fueron enero (15%), mayo y junio (12%), seguidos por abril (11 por ciento). Las tres alzas del año fueron 2% en julio, 4% en agosto y 0,3% en septiembre
El último dato actualizado de deuda flotante da cuenta de un nuevo aumento, en agosto, el mes de las elecciones primarias y la devaluación. La información de Tesorería a la que tuvo acceso Infobae mostró que la deuda flotante fue en agosto de 1,5 billones de pesos, lo que implicó un incremento de $270.000 millones en un solo mes.
La deuda flotante forma parte de las metas consideradas de segundo orden de importancia en el programa -como la del piso de gasto social o el tope de intervención en el mercado de futuros- pero el Fondo Monetario le asigna un lugar especial a esa cifra. La cifra techo establecida para 2023 había sido de $1,18 billones al cierre de cada trimestre, equivalente -al momento de diagramarse el acuerdo- a 0,8% del PBI. Por efecto de la inflación ese objetivo fue redefinido en el último informe y pasó a ser, así, de $1,36 billones.
El déficit primario de agosto fue de $36.964 millones (-0,02% del PBI) y así en los primeros ocho meses del año acumuló un desequilibrio primario de $2,3 billones (-1,30% del PBI), informó la Secretaría de Hacienda. La cifra pone presión a la meta trimestral hasta fines de septiembre que el Gobierno acordó con el Fondo Monetario Internacional, que para esa instancia del año preveía un techo de desequilibrio en las cuentas públicas solo $30.000 millones por encima del nivel que ya había alcanzado en agosto.
“El paquete de medidas de ayuda económica tras la devaluación post-PASO ya suma un gasto adicional de $2,4 billones (1,3% del PBI) para lo que resta de 2023. Unos $1,5 billones (0,8% del PBI) se computarán como erogaciones sobre la línea, abultando el déficit primario del gobierno nacional. Esperamos que el rojo primario del sector público no financiero se ubique en torno de 2,8% del PBI ($5,0 billones) en todo el año, lo que implica que, entre septiembre y diciembre, ascendería a unos $2,7 billones (1,5% del PBI).