Los problemas de escasez de producto en las góndolas de los supermercados se agudizaron esta semana, no sólo por la suba de la brecha cambiaria, con el dólar blue tocando los $1.000, sino porque se aproximaba la fecha del nuevo ajuste de precios del 5%. De acuerdo con lo permitido por el Gobierno, las compañías pueden subir sólo ese porcentaje los días 15 de cada mes, por lo que en un contexto en el que los atrasos de precios oscilan entre el 30 y el 50% en las cadenas, las empresas suelen entregar más apenas cambia la lista.
En esta oportunidad, la fecha que habitualmente es el 15 se adelantó al 13, es decir, mañana, de acuerdo con lo autorizado por la Secretaría de Comercio. Mientras tanto, en los supermercados agudizan el ingenio para adoptar distintas estrategias de cobertura de las góndolas. “Trabajamos para que no se noten las faltas con lo que tenemos, pero las empresas nos entregan lo mismo que el año pasado cuando el canal crece a una tasa de dos dígitos en volumen”, dijeron en una cadena. Y todas están haciendo lo mismo: las famosas góndolas frenteadas (que se colocan los productos disponibles en la primera fila y atrás están vacías).
El secretario de Comercio, Matías Tombolini, llamó personalmente a los referentes de todas las cadenas la semana pasada para pedirles que tapen los huecos en las góndolas y contengan, ya resignado a que, en el escenario actual, no hay mucho que puedan hacer para obligar a las empresas a entregar más mercadería. En las compañías aseguran que están “entregando normalmente” y que el problema es que las cadenas piden mucho más que el promedio histórico.
“Hay dos factores que inciden. Por un lado, no se aprueban las SIRA (permisos para importar), con lo cual se produce menos. Por otra parte, las cadenas te piden el doble del año pasado y ellos mismos hacen de mayoristas”, se quejó el directivo de una importante firma de bebidas, en referencia a que los pequeños comercios compran mercadería en las cadenas porque les resulta más económico que hacerlo en distribuidores o mayoristas. Esto es en gran parte cierto; los mismos supermercados han dejado trascender que recibían comerciantes por la brecha de precios entre canales.
En cuanto a las entregas, la realidad es que la empresa productora hoy no tiene ningún incentivo a vender más de lo estrictamente necesario y acordado con el Gobierno -mismos volúmenes que el año pasado- debido al control del programa “Precios Justos”, que le impide subir los precios más que 5% mensual, con una devaluación del 20% a cuestas y una inflación que supera ampliamente ese porcentaje. Les conviene vender en el canal tradicional (autoservicios y almacenes de barrio), donde pueden aplicar mayores ajustes de precios en función de sus costos. De hecho, el gap de precios de un mismo producto en una gran cadena y un comercio de proximidad subió de 26% a 33% entre julio y agosto, según el promedio detectado por la consultora Scentia.
Pero los supermercados niegan esta “normalidad” que buscan transmitir el Gobierno y las empresas, y si se recorren las góndolas, se puede percibir que faltan productos y hay góndolas vacías
Consultadas fuentes de Comercio, evitaron referirse a los contactos de Tombolini con los supermercados y buscaron transmitir tranquilidad en materia de abastecimiento. “Estamos hablando con más de 60 empresas de diferentes rubros y la entrega es normal, cercana al 70%. No observamos alteraciones importantes en materia de abastecimiento”, precisaron las fuentes.
Pero los supermercados niegan esta “normalidad” que buscan transmitir el Gobierno y las empresas, y si se recorren las góndolas, se puede percibir que faltan productos y hay góndolas vacías. “La entrega es tan deficiente como en los últimos tres años; lo que sucede ahora es que hay más tensión porque creció mucho la demanda. No se puede hablar de desabastecimiento, de todos modos. Puede estar flojo en nuestro canal, pero si vas a otro lado tenés todo lo que querés”, dijeron fuentes del supermercadismo.
El abastecimiento en las grandes cadenas aparecerá cuando las empresas puedan ajustar los precios de acuerdo a sus subas de costos. Los acuerdos de precios, que la mayoría de las grandes firmas cumplen de palabra pero no firmaron nada, tienen fecha de finalización el 31 de octubre. La expectativa es que luego del resultado electoral, si el oficialismo hace una mala elección, las listas se acomoden más temprano que tarde. De todos modos, los aumentos no se darán inmediatamente, por lo que en los supermercados esperan una afluencia de consumidores mayor al habitual el día siguiente de los comicios. “El 23, antes de que aumente todo, nos van a saquear”, ironizó una fuente de una cadena, en referencia al posible stockeo. Y esta tendencia podría continuar hasta fin de año, cuando se espera, gane quien gane, una devaluación fuerte del dólar oficial.