En otro día de furia para el mercado cambiario, el Gobierno se replegó en nuevas medidas restrictivas para la compra de divisas y en repartir responsabilidades en actores del mercado a los que Sergio Massa amenazó con la cárcel y a declaraciones del candidato presidencial Javier Milei, que llamó a desarmar plazos fijos. Los bancos tuvieron que salir a pedir prudencia ante un dólar blue que superó los $1.000 y el Gobierno afrontará en los próximos días dos desafíos: el dato de inflación de septiembre, que se conocerá el jueves, y al que respondería con una suba de tasa de interés, y una licitación de deuda en pesos en plena suba de las divisas paralelas.
El Poder Ejecutivo encaró la segunda jornada cambiaria de la semana con una modificación normativa que unificó los precios de los dólares solidario, tarjeta y Qatar, que anteriormente tenía precios diferenciados según el recargo impositivo que les tocaba en cada caso, de forma tal que dejó de existir la diferencia entre consumir en el exterior más o menos de 300 dólares por mes. Todo tipo de consumos en moneda extranjera tendrá la misma cotización. Al cierre del martes, fue de $731.
También incluyó a la exportación de automóviles entre los productos que pueden ser vendidos al exterior con un esquema especial que da un tipo de cambio diferencial implícito para los exportadores, con un 75% a liquidar en el Mercado Único Libre de Cambio (MULC) y un 25% al contado con liquidación. La minería quedará incluida en esa normativa este miércoles.
El Gobierno afrontará en los próximos días dos desafíos: el dato de inflación de septiembre, que se conocerá el jueves, y al que respondería con una suba de tasa de interés, y una licitación de deuda en pesos
El objetivo es acelerar la liquidación de exportaciones al dólar oficial para evitar que el Banco Central pierda divisas -este martes tuvo que vender USD 220 millones para intervenir solo en el mercado oficial, la mayor operación en seis meses- y también sumar oferta en el “contado con liqui”. Se suma a los esquemas ya anunciados para soja, hidrocarburos y exportaciones de pymes.
Pero la escalada cambiaria continuó su ritmo este martes desde el inicio de las operaciones y mantuvo el momentum de suba -especialmente en dólar blue-, que rápidamente lo llevó por encima de los $1.000. Si bien orilló los $1.050, tras ese pico terminó recortando levemente el alza hasta $1.010.
El incremento es especialmente marcado en lo que va de octubre: 210 pesos (26%) en una semana. La brecha con el dólar mayorista ($350) es de 188 por ciento. El CCL también anotó una suba en esa semana, aunque a la mitad de ritmo (13 por ciento). A diferencia del blue, en esta cotización el BCRA puede intervenir con ventas de bonos.
La lectura en los despachos oficiales es que las declaraciones de Javier Milei desde la semana pasada hasta ayer agregaron mayor presión a una carrera hacia el dólar en detrimento del peso que ya se había iniciado desde antes. El candidato libertario llegó a decir que la moneda doméstica es “menos que excremento” y recomendó no renovar plazos fijos en pesos para resguardar el poder de compra. Desde el oficialismo y Juntos por el Cambio lo cuestionaron con dureza. Las cámaras que agrupan a los bancos salieron a pedir “responsabilidad” y el Banco Central aseveró que el sistema financiero es sólido.
Más allá de las declaraciones de Massa sobre “4 o 5 vivos” del mercado cambiario, funcionarios del equipo económico plantearon una lectura general de por qué se aceleraron de esta forma los dólares paralelos, lo que podría ser explicado en dos razones: las políticas y las que, consideran, están relacionadas a operaciones irregulares en el mercado.
En el primer aspecto se expresó el miembro del directorio del Banco Central Agustín D’Attellis, que “Milei no se comporta como un economista responsable. Quien no es un economista responsable, nunca será un Presidente responsable. Milei actua de manera antipatriótica por solo arañar unos votos. Mientras hay preocupación, en lugar de generar tranquilidad Milei quiere que siga subiendo el dólar”, apuntó.
El secretario de Finanzas Eduardo Setti se refirió al segundo punto. “El valor de los dólares financieros esta casi un 15% por debajo del llamado blue, cuando históricamente estuvo 4% por encima. Es evidente que hay 4 vivos que de manera ilegal operan sobre expectativa de ahorro de la gente generando temor e incertidumbre”, mencionó, a tono con lo que Massa diría horas después en público.
“Es sabido por todos que el mercado blue está manejado por 4 o 5 vivos que abusan de esta situación. Por eso es clave avanzar con la intervención de la justicia para que estos no se apropien de manera ilícita el ahorro de la gente sobre la base de expectativas de un irresponsable”, mencionó.
Milei se montó sobre ese mensaje para sugerir una idea similar: “Pareciera que hay operadores tratando de potenciar situaciones anómalas en busca de ensuciar a espacios políticos persiguiendo un rédito electoral”, aseguró.
El incremento es especialmente marcado en lo que va de octubre: 210 pesos (26%) en una semana. La brecha con el dólar mayorista ($350) es de 188 por ciento.
En los próximos días el Gobierno afrontará dos pruebas decisivas. Una tiene que ver con la deuda en pesos. La Secretaría de Finanzas realizará el jueves la primera licitación de bonos en moneda doméstica del mes, en el marco de vencimientos por unos $880.000 millones la semana próxima, la mayor parte por un título atado a la inflación. En las últimas operaciones el Poder Ejecutivo no tuvo inconvenientes para cubrir la deuda en pesos y consiguió financiamiento neto. Para algunos analistas el BCRA juega un rol de abastecedor de liquidez para los tenedores de los bonos, lo que los hace renovar sus tenencias.
Y, por otra parte, también el jueves, se conocerá el dato de inflación de septiembre. En algunos despachos oficiales estiman que el índice será un poco más alto de lo previsto hasta hace pocos días atrás. En agosto -con el impacto de la devaluación de por medio- había alcanzado el 12,4 por ciento. En septiembre la cifra podría ser similar.
Por lo pronto, ya comenzó la discusión interna en el Banco Central para decidir si habrá, tras ese IPC de septiembre, un reajuste de la tasa de interés de los plazos fijos para que el rendimiento de los depósitos a plazo no queden en terreno negativo. Si bien algunos directores son más reticentes a propiciar una nueva suba de la tasa en este nivel de nominalidad, una de las posturas que ganó fuerza en Reconquista 266 es que si no existiera ese reajuste los plazos fijos podrían encadenar dos meses seguidos con tasas negativas y que ese escenario en medio de una corrida al dólar sería una alimento más a esa presión dolarizadora.