Ni motosierra ni “plan platita”: la propuesta de IDEA en jubilaciones, subsidios y empresas públicas para bajar el gasto

El Coloquio diseñó un programa para hacer reducir equilibrar las cuentas públicas. Cuáles son las “goteras” de gasto ineficiente en el Estado que explican casi 2 puntos del PBI

Christian Heit

Un tema que atraviesa las propuestas de campaña de los tres principales candidatos a la presidencia, quizás como no se vio en los últimos turnos eleccionarios, es la cuestión fiscal: qué va a hacer, a qué velocidad y de qué manera, el próximo gobierno para bajar el déficit que asoma como uno de los elementos que explican la volatilidad de la economía de los últimos años.

Lejos de un plan que sume aún más gasto público de coyuntura a la espera de otras condiciones para equilibrar las cuentas y también lejos de la idea de motosierra que ajuste de manera indiscriminada, el 59° Coloquio de IDEA versó sobre este tema con una propuesta apoyada en tres columnas: repensar el sistema previsional -en términos de aportes, actualización y regímenes excepcionales-, una mayor transparencia y eficiencia en las empresas públicas, y un rediseño del esquema de subsidios.

Un primer diagnóstico que hizo el Coloquio, en una exposición del economista Esteban Domecq, es que la Argentina “gasta mucho y mal y gastamos lo que no tenemos. La clave está en gastar mejor, reemplazar gasto despilfarrador por eficiente, para ayudar a la estabilidad macro y para buscar la tercera estrella”, dijo el director de Invecq, en referencia al leit motiv de IDEA de este año, en tono mundialista.

Nicolás Arceo, consultor y experto en energía. Christian Heit

Si bien la problemática del tamaño del gasto público -en un contexto como el argentino que tiene pocas herramientas para financiarlo, lo que lo hace recostarse por ejemplo en emisión monetaria-, hubo un número que planteó Domecq fue el que más sorprendió a la audiencia: cuáles son las “goteras” que tiene el gasto público, las filtraciones de erogaciones no eficientes, en especial en transferencias, como subsidios, gasto tributario o programas sociales.

La cifra es significativa: 4,5% del PBI, medido por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Como comparación, Domecq detalló que el déficit primario de este año rondará el 3 por ciento. Puesto en otros términos: solo con cortar esas goteras el sector público podría alcanzar superávit en sus cuentas. De esos 4,5%, 2,3 puntos están explicados la ineficiencia en subsidios energéticos, 1,9 puntos en programas sociales y 0,3 puntos de gasto tributario.

Javier Goñi (Ledesma) hizo un balance general sobre la postura de IDEA. “El gasto público no es un problema en sí, pero la Argentina sí tiene un problema, es decir cómo gestionamos el gasto. Tenemos que resolverlo porque impacta mucho en la economía. Está claro que tenemos un problema de tamaño (del gasto) comparado con la región, no lo podemos financiar. Primero le pedimos plata al banco, despuás a los amigos hasta que no nos prestan más. Pero el Estado tiene el recurso de la maquinita y eso genera inflación, que termina afectando a los que menos tienen”, consideró.

Javier Goñi, de Ledesma

Una pregunta que se hizo IDEA en un documento fue en qué gasta el Estado argentino. Y respondieron: “Las partidas sociales explican el 65% del gasto total, sin muchas diferencias entre los distintos niveles de Gobierno. Asimismo, buena parte del gasto nacional es destinado a servicios económicos (14%), mientras que municipios y provincias lo requieren para el funcionamiento del Estado (25% y 22%, respectivamente)”, apuntaron.

“Como consecuencia de la notable expansión de los últimos 30 años, la Argentina gasta muchísimo más que el resto de los países de América Latina: el gasto público total fue un 42,5% superior a la media regional en 2015-2019, y estuvo solo por detrás de Brasil. A su vez, el gasto provincial argentino (17,3% del PBI) es el más alto de América Latina y triplica el promedio regional”, continuó.

Además, analizaron que “el elevado nivel de gasto no se traduce necesariamente en mejores resultados en términos relativos cuando se compara con la región. En este sentido, los casos más paradigmáticos son la educación y la situación social. El gasto público en educación promedió el 5,3% del PBI en la Argentina durante los últimos años, cifra superior a la media regional (+0,4 puntos) y solo por detrás de Brasil. Pese a esto, el país cayó sistemáticamente en el ranking de las pruebas PISA, y hoy se encuentra entre los de peores resultados de la región”, ejemplificó.

Por último, IDEA diagnosticó que Argentina gasta a contramano de lo recomendable: cuando tiene viento a favor acelera el gasto y cuando cambia la corriente, lo ajusta. “Un sesgo muy procíclico de la política económica que profundiza el ciclo económico en vez de suavizarlo. En este sentido, es uno de los países con peor desempeño a nivel mundial en términos de la utilización de la política fiscal como herramienta de estabilización del ciclo económico”, concluyó.

Una propuesta de tres columnas

Los tres ejes de acción que eligió IDEA este año para reducir el déficit de manera sostenible apunta a tres sectores decisivos para el gasto público. Y está lejos de una propuesta de “motosierra” (parafraseando a Javier Milei) que recorte de forma indisciriminada las partidas presupuestarias.

La primera columna es el sistema jubilatorio. “La dinámica demográfica nos marca que, de no modificarse el sistema previsional en forma integral, en pocos años su gasto asociado y el déficit aumentarán exponencialmente. Atendiendo a esta complejidad, esta reestructuración del sistema debe realizarse de una sola vez, de manera contundente, contemplando todas las dimensiones asociadas y procurando cumplir con principios de cobertura, suficiencia, equidad y sostenibilidad”, aseguró el documento de IDEA.

Gala Díaz Langou, directora ejecutiva de Cippec. Christian Heit

Las propuestas en este sentido fueron presentadas por Gala Díaz Langou, directora ejecutiva de Cippec. En primer lugar, planteó que volver a un sistema de capitalización privada “pone en riesgo la cobertura”, por lo que postuló, en contraste, una corrección del sistema, principalmente mediante una revisión de los 177 regímenes excepcionales que, aseguró, a fin de cuentas termina siendo sostenido por los impuestos que se pagan de manera transversal -y de forma regresiva- como el IVA.

Luego, pensar una alternativa al cálculo tradicional de los 30 años de aportes, para que no genere incentivos -por la economía informal y las nuevas formas de integración al mercado de trabajo- en “abrir la puerta de atrás de las moratorias”. “Hay que eliminar el requisito de 30 años y repensar cómo se calculan los haberes. La propuesta es sencilla: un componente fijo y universal y uno variable que depende de la cantidad total de años de aportes y de sueldo promedio histórico”, dijo.

Respecto a los subsidios, presentado por el consultor Nicolás Arceo, IDEA apuntó: “Vemos necesario abordar los subsidios económicos. Estos generan una creciente carga económica para el Estado y de sostener su dinámica continuarán afectando su sostenibilidad financiera. Sólo en 2022, los subsidios a la energía representaron 2,4% del PBI superando los USD 12.000 millones. Concentramos nuestras propuestas en estos últimos sin dejar de mencionar que hay otros casos, de menor impacto, pero que también deben ser resueltos como lo es el transporte público”.

Y sobre empresas públicas, tema sobre el que versó Miguel Blanco (Swiss Medical), el coloquio concluyó que será necesario “mejorar el desempeño económico, operando con presupuestos equilibrados, eliminando las asistencias financieras del Tesoro para cubrir déficits operativos”, por un lado, y por otro “mejorar y contribuir al buen gobierno de las empresas públicas”. Además, la creación de un holding público que controle y ejecute de manera centralizada los presupuestos de las empresas estatales.