Los empresarios de colectivos adhirieron a la propuesta de subsidiar directamente a los usuarios

Aseguran que de esa forma se podría transparentar el sistema y hacerlo más eficiente subsidiando únicamente a quienes lo necesiten

El sistema de transporte público de pasajeros por automotor del AMBA opera más de 18.000 vehículos, genera 50 mil empleos directos y transporta 250 millones de pasajeros por mes

La subsidios al transporte público de pasajeros despiertan discusiones permanentes, por la desigualdad en el reparto y por la insuficiencia de los recursos para mantener un sistema eficiente con tarifas reguladas. En función de esto, en los últimos meses surgieron propuestas para hacer cambios en la administración de los fondos y destinarlos directamente a los pasajeros.

Contrario a lo que se podría suponer, las empresas de colectivos se mostraron a favor de la medida y aseguraron que apoyan el proyecto.

“Desde el 2002 el objetivo de los subsidios fue disminuir el costo de transporte para los usuarios. De hecho, fueron creados con la denominación ‘compensación tarifaria’, porque tenían como objetivo compensar a las empresas por la reducción de recaudación derivada de la imposibilidad de trasladar a los pasajeros la totalidad del costo de los servicios a partir de la crisis de 2001. El sector no se opone ni se opuso nunca a que el subsidio se asigne en forma directa a los usuarios”, explicaron las empresas en un comunicado emitido en forma conjunta.

Participaron del escrito la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (Aaera), la Cámara del Transporte de la Provincia de Buenos Aires (Ctpba), la Cámara Empresaria de Autotransporte de Pasajeros (Ceap), la Cámara Empresaria del Transporte Urbano de Buenos Aires (Cetuba) y la Cámara de Empresarios Unidos del Transporte Urbano de Pasajero de Buenos Aires (Ceutupba).

Los empresarios aseguran que el sistema de transporte es ineficiente e insostenible

Las empresas agrupadas en las entidades consideran que la iniciativa permitiría transparentar el sistema y hacerlo más eficiente subsidiando únicamente a quienes lo necesiten. Además, sostienen que pondría en evidencia las verdaderas razones de la crisis por la que atraviesa la actividad, que no es otra que la insuficiencia de ingresos de más de 30% para solventar la totalidad de los costos operativos del sistema.

“La situación es insostenible y conduce a las empresas no solamente hacia un severo proceso de descapitalización, sino además a la imposibilidad concreta de continuar prestando los servicios con normalidad. Es menester que las autoridades responsables del sector aborden el tema a la brevedad posible como única forma de garantizar la continuidad del sistema”, opinaron.

Deficiencia estructural

De acuerdo a datos suministrados por los empresarios, el sistema de transporte público de pasajeros por automotor del AMBA es uno de los más grandes del mundo. Opera más de 18.000 vehículos, genera 50 mil empleos directos y transporta 250 millones de pasajeros por mes.

A su vez tiene una composición empresaria muy heterogénea, con unas pocas empresas de más de mil unidades, pero también con muchas otras de menos de 70. No existe ninguna cartelización.

“El subsidio no es para las empresas sino para los usuarios, que pagan un valor de pasaje casi simbólico. El sector nunca se opuso a que se subsidie en forma directa a los pasajeros”, explicaron las cámaras de colectivos.

Es un error decir que el boleto sin subsidio costaría $600, en realidad costaría hoy $400, aunque este valor varía casi diariamente a causa de la inflación.

Los compañías reciben un subsidio promedio de $280 por pasajero, pero aseguran que el costo real asciende a $400

Por otro lado, señalaron que precio del boleto implica que el costo total del sistema (resultado de considerar 250 millones de pasajeros a $400 en promedio cada uno) es de 100 mil millones de pesos, cuando las empresas entre subsidio y recaudación están recibiendo en la actualidad aproximadamente $70.000 millones (es decir un valor promedio de $280 por pasajero).

Esta situación es obviamente insostenible y expone al sector a un proceso no solamente de descapitalización que se viene profundizando en los últimos tiempos, sino además de imposibilidad de continuar afrontando los costos operativos diarios indispensables para funcionar, lo que quedó en evidencia esta semana con algunas empresas paradas por falta de pago de salarios.