Como una carrera de caballos, los salarios y los precios compiten cabeza a cabeza cada mes. Según el último dato publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), la “última vuelta”, la de julio, la ganaron los sueldos, aunque el panorama puede haber cambiado bastante durante agosto, debido al impacto de la devaluación en el índice inflacionario.
Tomando como referencia sólo los datos del séptimo mes del año, el estudio del organismo nacional muestra que los ingresos de los asalariados tuvieron un ajuste del 11% en agosto, con lo que superaron por 4,7 puntos al Índice de Precios al Consumidor (IPC) de ese mes (6,4%). Eso sí, no todos los sueldos se ajustaron por igual.
Si se miran los datos con más detalle, se encuentra que la mayor parte de la ventaja fue obtenida por los sueldos registrados. En el séptimo mes del año, los ingresos del sector privado formal aumentaron 10,8% en términos nominales y los del sector público se incrementaron 13,3%. Los salarios informales, en cambio, tuvieron un ajuste de sólo 7%, por lo que superaron al IPC de julio, pero por una diferencia bastante menor (0,6 puntos).
De ahí se desprende, entonces, que los salarios de los empleados estatales avanzaron 2,5 puntos más que los ingresos de los trabajadores formales y 6,3 puntos más que los informales.
La carrera larga
Los salarios le ganaron a los precios en julio, pero en los últimos años han sido relativamente pocas las veces que se ha dado esa situación. De hecho, el primer semestre del 2023 cerró con una leve desventaja para los trabajadores, cuyos ingresos se ajustaron 3,5 puntos porcentuales por debajo de la inflación de ese período.
Aún así, la diferencia del séptimo mes del año fue lo suficientemente significativa como para dar vuelta los resultados, al menos de manera temporal. De acuerdo a los datos relevados por el Indec, entre enero y julio de este año los salarios avanzaron un 63,5%, mientras que el IPC tuvo un avance del 60,2% en ese período (3,3 puntos de diferencia).
No fue el mismo caso para los trabajadores del sector informal. Sus ingresos se actualizaron un 50,9% en los primeros siete meses del 2023, lo que los dejó 9,3 puntos por debajo de la inflación general.
El mismo escenario se presenta en el acumulado de los últimos doce meses. Entre julio de 2022 e igual mes de este año la inflación fue de 113,4%, al tiempo que los sueldos privados formales aumentaron 120,7%, los públicos se ajustaron 133,8% y los de los trabajadores informales avanzaron 89,5%.
Claro que eso no garantiza que la ventaja de los sueldos se mantenga por el resto del año. Sin ir más lejos, se debe recordar que en agosto la inflación mensual se disparó al 12,4%, luego de que el Gobierno nacional ejecutara una devaluación del 22%, luego de las PASO presidenciales.
Habrá que esperar un mes para saber si los salarios pudieron repetir la ventaja o no, pero es un hecho que Nación impulsó una serie de medidas económicas con el fin de compensar parte del poder adquisitivo perdido por los trabajadores durante ese mes. Se pueden mencionar como ejemplo la devolución del 21% de IVA, los bonos para jubilados, los créditos subsidiados para trabajadores subsidiados y los bonos destinados a asalariados informales, entre otras.
Se debe tener en cuenta, además, que aunque los salarios lograron ganarle a la inflación general en los últimos meses, no corrieron la misma suerte en la comparación contra algunos productos de primera necesidad. Desde la consultora ACM, señalaron que el salario real del sector privado registrado, medido en función de la variación de precios de los alimentos, presenta una disminución real del 0,8% en los primeros siete meses del año.
“En comparación, si se toma como referencia la inflación general, el sector privado acumula un aumento cercano al 2% en su salario real. Esto permite visualizar de manera más clara el impacto que la inflación de alimentos está teniendo sobre los salarios”, comentaron.
También compartieron un análisis desde la consultora LCG. Según los especialistas, tras la devaluación dispuesta por el BCRA después de las elecciones primarias y una aceleración de la inflación, no se puede esperar una mejora real de los salarios para el promedio del año, dado que estos presentan mayor rigidez al momento de un ajuste que el promedio de los precios.