El candidato a ministro de Economía de Patricia Bullrich, Carlos Melconian, se quejó el viernes de que el punto de partida para la próxima administración empeora día a día con las medidas que adopta el actual ministro y candidato a la Presidencia, Sergio Massa. En otras palabras, advierte que la herencia se hace cada vez más pesada para el sucesor de Alberto Fernández.
Sin embargo, al menos un sector relevante de la economía argentina escapa a esa definición y es uno de los pocos frentes que aportaría buenas noticias a la nueva administración. Por buenas noticias se entiende, claro está, dólares. Otrora un agujero por el que se escurrían las divisas del Banco Central, el sector energético revertirá el déficit de los últimos años y quedará, hacia fin de año, en condiciones de lograr un balance superavitario.
Ésa es, al menos, la proyección de distintos analistas especializados en el sector ya que los últimos datos de la balanza comercial les permiten confirmar esas estimaciones.
Santiago Manoukian, director de la consultora Ecolatina, destacó la drástica reducción del desequilibrio en la balanza energética en lo que transcurrió del año, con una reducción en el orden de 80% respecto de lo ocurrido durante 2022. “La balanza energética acumula en 2023 un déficit de USD 1.000 millones, bien por debajo de los USD 5.200 millones del año pasado” apuntó.
Cabe aclarar que las cifras de 2022 pasado acusaron un inédito impacto por el salto de los precios de la energía producto de la invasión de Rusia a Ucrania que provocó un aumento prácticamente sin precedentes en las necesidades de divisas de la Argentina para importar energía.
El sector energético revertirá el déficit de los últimos años
Aun así, el rojo en la balanza este año también es menor al resultado promedio de los últimos 11 años, en los que el déficit se ubicó por encima de los USD 2.500 millones. Otra vez, los analistas del mercado aclaran que dentro de ese promedio computa el saldo prácticamente en equilibrio del sector que heredó en 2019 el actual Gobierno, que pasó a positivo en 2020 por el impacto de la parálisis económica durante la pandemia y la caída de los precios internacionales, resultado que luego se diluyó al año siguiente hasta que llegó el shock del año pasado.
Hacia adelante, la balanza entre importaciones y exportaciones energéticas volvería al verde. “El rojo de 2023 se encuentra muy por debajo del promedio de USD 2.600 millones (negativo) de los últimos 11 años (2011-21). Hacia adelante, nos espera el superávit energético”, sostuvo Manoukian, quien prevé unos USD 3.000 millones de ingresos netos el próximo año.
“Nuestra proyección es de un superávit energético de USD 3.000 millones para 2024, marcando lo que sería el primer año de resultado comercial positivo para el sector desde 2010 (exceptuando 2020)”, afirmó el economista de Ecolatina.
Estas estimaciones están en línea con lo que también prevé la consultora Economía & Regiones, del ex vicepresidente de Finanzas de YPF, Nicolás Arceo. Para el experto, a pesar de que se redujeron levemente las exportaciones del rubro durante los primeros siete meses del año, las importaciones cayeron en una magnitud mucho mayor, esencialmente gracias a la caída de las cotizaciones internacionales. Así, la proyección de cierre para este año es que se alcanzará prácticamente el equilibrio, con exportaciones de productos energéticos que totalizarían unos USD 7.000 millones versus importaciones por USD 6.800 millones.
Es decir que, en el rubro energía, a pesar de las distorsiones que implican el congelamiento tarifario y los subsidios, el punto de partida de la balanza en términos de ingreso de divisas será razonablemente bueno.
El punto de partida de la balanza en términos de ingreso de divisas será razonablemente bueno
“De mantenerse la tendencia expansiva de la producción de hidrocarburos, la balanza comercial sectorial debería alcanzar un superávit significativo, quebrando más de una década de una balanza comercial estructuralmente deficitaria”, vaticinó Arceo en un informe reciente.
Desde la Secretaría de Energía, en tanto, acotaron sus expectativas: mientras que a principios de año pronosticaba un superávit de USD 8.000 millones el próximo año, la titular del área Flavia Royón, admitió que la cifra se reducirá a poco menos de USD 4.000 millones, lo que de todas maneras marcará un punto de inflexión.