En medio de la creciente incertidumbre sobre el futuro económico de Argentina, los tipos de cambio paralelos que se operan a través de activos bursátiles continúan bajo presión, para alcanzar niveles preocupantes, todo ello a solo un mes de las cruciales elecciones presidenciales. El dólar MEP trepa nueve pesos o 1,3%, para ser negociado a $689 a través del Bonar 2030 (AL30D) en el segmento PPT (Prioridad Precio Tiempo), la franja más líquida del mercado, donde interviene el Banco Central en operaciones a 48 horas.
La autoridad monetaria compra estos bonos a cambio de dólares líquidos, con un doble objetivo: “pisar” al precio del dólar Bolsa y apuntalar la vapuleada cotización de los títulos públicos. En ese sentido, el spread o brecha con el dólar mayorista, también regulado por el BCRA y fijo en los $350 dese el 14 de agosto, alcanza el 96,9%, su rango máximo en cuatro meses, desde el 23 de mayo de 2023.
No es un caso aislado, ya que el dólar “contado con liquidación”, que es la paridad bursátil utilizada para hacerse de divisas en una cuenta en el exterior, también está en alza por tercera jornada consecutiva, con ganancia también de nueve pesos, a $752 con operaciones con el Bonar 2030 (AL30C) en contado inmediato, donde no hay intervención oficial. Esto coloca la brecha con el dólar oficial en un alarmante 114,8%, en máximos en dos semanas, desde el 4 de septiembre de 2023.
¿Qué está causando esta creciente disparidad entre los tipos de cambio?
Una serie de factores están contribuyendo a esta situación, y uno de los principales es la incertidumbre política en el país cuatro semanas de una elección presidencial definitoria. Los inversores y pequeños ahorristas están observando de cerca el posible resultado de la elección, lo que genera nerviosismo en los mercados financieros.
El Gobierno viene implementado una serie de medidas destinadas a aumentar el poder adquisitivo de la población y calmar las tensiones sociales. Sin embargo, estas medidas también han ejercido presión sobre las debilitadas arcas del fisco, mientras que una fuerte liquidez originada en la flexibilidad fiscal llevó a un aumento de la brecha cambiaria.
La brecha, que mide la diferencia entre el tipo de cambio oficial y los tipos de cambio paralelos, se convirtió en un indicador clave de la salud económica de Argentina. Ya establecida en torno al 100 por ciento, indica desconfianza en la moneda local y puede tener efectos negativos en la economía, como la inflación y la fuga de capitales.
Las divisas que el BCRA compra en el mercado mayorista son revendidas a precio MEP en la Bolsa, lo que impide que crezcan las reservas
La última vez que la brecha entre los dólares bursátiles y el tipo de cambio oficial alcanzó estos niveles fue en mayo de 2023, lo que generó encendió las alertas entre los analistas económicos y los inversores. Desde entonces, se han observado esfuerzos por parte del Gobierno para mantener la estabilidad cambiaria, pero los desafíos persisten.
En la misma línea, el dólar “blue” amplía a diez pesos el alza de este jueves, para pactarse a $745 para la venta en el reducido comercio informal. De esta forma, el billete en este mercado alcanza su precio más alto desde el 29 de agosto. A su vez, la brecha con el dólar mayorista se asienta en el 112,8 por ciento.
El contexto internacional también está influyendo en esta situación. La incertidumbre en los mercados globales, impulsada por factores como la variabilidad en los precios de las materias primas y las tensiones comerciales entre las potencias, ha llevado a un aumento en la demanda de activos refugio, como el dólar, moneda que se viene apreciando respecto de otras divisas.
Para los ciudadanos argentinos, esta situación significa una mayor presión sobre sus bolsillos, ya que la depreciación del peso se trasmite en un aumento en los precios de bienes y servicios importados. Por ejemplo, frente a un IPC del INDEC que creció 12,4% en agosto, el IPIM (Índice de precios internos al por mayor) subió 18,7%, y puntualmente los los productos importados lo hicieron un 30,2 por ciento.
En resumen, Argentina se encuentra en un momento crucial en su historia económica y política, con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina y una brecha cambiaria que sigue creciendo y complica aún más la frágil estabilidad económica. La capacidad del próximo Gobierno para restaurar la confianza en la moneda local será fundamental para el futuro económico del país.