El valor de la carne vacuna pagado por los consumidores ha sido noticia durante todo el año, primero por su relativa estabilidad e incluso retraso respecto de la inflación general y luego por su acelerado ritmo de aumento, muy superior a la media.
En parte, el comportamiento de los precios durante una buena parte del año tuvo que ver con los elevados niveles de faena, que condujeron a una actividad récord de los frigoríficos y mantuvieron el mercado abastecido con un alto volumen de oferta que mantuvo bajos los precios. No fue una movida estratégica deseada por el mercado, sino una confluencia de decisiones a que obligó el contexto de sequía y escasez de pasturas y forrajes para alimentar a los animales.
Ese escenario condujo a que el precio de la carne llegara a caer un 14% en términos reales durante la primera mitad del año. Pero el proceso empezó a revertirse hacia fines de julio y los precios tendieron a acelerarse después de largos meses de retraso relativo.
En agosto, los cortes de carne vacuna tuvieron un aumento promedio al consumidor del 25,6% en el Gran Buenos Aires (GBA), según datos publicados por el Indec, y los valores pagados en hacienda registraron incrementos de hasta 60% en algunos casos.
Especialistas del Ieral, Fundación Mediterránea reconocieron que los factores detrás del aumento de precios de la hacienda no son tan claros. Entre las hipótesis se encuentran un posible desequilibrio estacional entre la oferta y demanda de animales con destino exportación, la necesidad de recomponer márgenes en los feedlots (afectados por el precio del maíz y otros factores), y un traslado muy rápido y completo de la devaluación post PASO a los precios de la hacienda por retracción y/o menor disponibilidad de animales.
Actividad frigorífica récord
Como se mencionó anteriormente, la actividad frigorífica fue particularmente alta en los primeros ocho meses del año, como consecuencia del creciente aumento de oferta, lo que contribuyó a que en buena parte del año los precios al consumidor cayeran en términos reales. Aún hoy los negocios de ese segmento siguen registrando mucha dinámica, al menos en el acumulado de los primeros ocho meses.
De acuerdo a información de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (basada en el Senasa), la faena bovina llegó a 9,85 millones de cabezas entre enero y agosto de 2023, cifra 11,5% más alta que la de igual periodo del año pasado (un millón de cabezas más) y constituye el registro más alto de los últimos 13 años.
De acuerdo a un estudio de los economistas Juan Manuel Garzón y Franco Artusso, investigadores del Ieral, en la mayoría de las provincias (19 de 23) se observa un incremento en el nivel de actividad de esta industria. Si se hace foco en las 10 provincias que más faenan, las de mayor crecimiento fueron Chaco (+20%) y San Luis (17%), la de menor crecimiento fue Santa Fe (+6%) y las restantes crecieron parejo en torno al 10-13% interanual.
El 79% de la faena se concentra en sólo 4 provincias (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos). Si se suman otras 6 (La Pampa, Mendoza, Tucumán, Chaco, San Luis y Salta), se encuentra que el 92% de la faena total se localizó en 10 provincias, mientras que las otras 13 jurisdicciones que tienen plantas y registran actividad sólo aportaron el 8 por ciento. Esta estructura de distribución territorial de la faena se observa bastante estable en los últimos 4 años.
De todas formas, desde el Ieral aclararon que la faena de animales realizada en cada provincia no necesariamente coincide con la cantidad de animales producidos (o “engordados”). “Puede ocurrir que una provincia esté produciendo animales que luego serán enviados a faena a otra provincia (sería una “exportadora de gordos”), o viceversa, que una provincia esté faenando animales que fueron producidos en otra región (importadora)”, explicaron Garzón y Artusso.
En lo que va del año se registran 350 establecimientos frigoríficos en actividad en el país (con faena en al menos un mes), un número levemente superior al del año pasado (4 establecimientos más); se observan algunos cambios a nivel de provincias: los retrocesos observados en Chaco (-7) y Buenos Aires (-2) fueron más que compensados por los aumentos en Corrientes (+4), Santa Fe (+2), Entre Ríos (+2), Salta (+2) y La Pampa, Formosa y Santa Cruz (+1 en cada caso).