Los precios al consumo en Estados Unidos registraron en agosto su mayor aumento en 14 meses debido al repunte de los precios de los combustibles, pero el alza anual de la inflación subyacente fue la menor en casi dos años, lo que podría permitir a la Reserva Federal norteamericana (Fed) mantener sin cambios las tasas de interés la próxima semana.
La tasa de inflación interanual de Estados Unidos aceleró en agosto su subida al 3,7% desde el 3,2% del mes anterior, lo que supuso un nuevo repunte en por segundo mes consecutivo, si bien la tasa de inflación subyacente, que excluye el impacto de la volatilidad de los precios de los alimentos y de la energía, alcanzó el 4,3%, cuatro décimas menos que en julio.
Los datos del IPC estadounidense de agosto determinarán la decisión clave de la Reserva Federal en su reunión prevista para la próxima semana
Los expertos de Federated Hermes señalaron que es probable que el dato inflacionario justifique una nueva pausa de la Fed en septiembre, aunque no aclara “mucho más” su actuación, por lo que esperan declaraciones contradictorias por parte del banco central norteamericano de cara al otoño boreal y un consenso difícil de alcanzar y que podría derivar a una reunión polémica en noviembre.
“Desde el punto de vista general del mercado, esto no cambia mucho la trayectoria general”, comentó Madison Faller, de JP Morgan Private Bank. “El BCE y el Banco de Inglaterra quieren seguir el ejemplo de la Fed, quieren desesperadamente hacer una pausa, pero tienen un escenario más complicado porque no han visto caer la inflación de forma tan significativa como en Estados Unidos”.
La extensión en el tiempo del endurecimiento monetario en EEUU y Europa, junto con la desaceleración de la economía china, anticipan un escenario de recesión
En este contexto, los ejecutivos del gigante de los bonos PIMCO afirmaron que el riesgo de que se produzca una recesión mundial en los próximos 12 a 18 meses se acerca a lanzar una “moneda al aire”, y los mercados financieros están subestimando las posibilidades de que se produzca una en Estados Unidos.
“Nos hemos vuelto un poco más constructivos, dadas las mejores cifras económicas”, dijo a Reuters Daniel Ivascyn, director de inversiones de la gestora de activos de 1,79 billones de dólares, en un encuentro con los medios en Londres.
Se refería a los sólidos datos publicados recientemente en Estados Unidos, que llevaron a los mercados a rebajar las expectativas de recortes de tipos por parte de la Reserva Federal estadounidense en los próximos 12 meses.
Ivascyn afirmó que PIMCO es la empresa más interesada en exponerse a las tasas de interés desde hace años, y que también aumentó su posición en bonos ligados a la inflación. Añadió que los niveles de déficit y deuda eran motivo de preocupación.
En el mismo evento, Richard Clarida, ex vicepresidente de la Reserva Federal y asesor económico global de PIMCO, afirmó que las probabilidades de una recesión moderada en Estados Unidos son mayores de lo que los mercados están valorando.
En Europa, el gestor de activos espera una subida de tipos en la reunión del jueves del Banco Central europeo y la próxima semana del Banco de Inglaterra, siendo más incierta la decisión de este último en noviembre.
En cuanto a China, donde la ralentización de la demanda y el agravamiento de la crisis inmobiliaria ecacerbó la desaceleración económica, el gestor de cartera Pramol Dhawan afirmó que PIMCO estaba buscando estímulos adicionales para apoyar la economía y que aún no había visto una “solución creíble”. Las medidas de estímulo adoptadas hasta ahora “no han tenido un efecto realmente explosivo para poner en marcha la economía”, añadió.
Dhawan añadió que las tensiones entre Estados Unidos y China también estaban mermando el apetito de los inversores por las acciones chinas.
¿Cómo influye en la economía argentina?
Estos movimientos en indicadores financieros clave como las tasas de la Fed, aunque sutiles, tienen impacto a gran escala global y, por ende, sobre la Argentina.
Si las tasas no ceden en los EEUU, se favorece el ingreso de capitales que, desde el exterior, retornan a la economía norteamericana para aprovechar esos mayores rendimientos. Para un país ávido de inversión extranjera como Argentina es una dificultad “extra” sobre su ya delicada coyuntura.
Por otro lado, los rendimientos de los bonos de EEUU en un umbral elevado sobre el 4% anual también encarecen el costo de financiamiento para la Argentina, lo que se refleja en un riesgo país (sobretasa para emitir deuda) próximo a los 2.200 puntos básicos.
También un dólar más fuerte es un inconveniente para la Argentina por dos vías: el 60% de la deuda soberana está nominada en moneda extranjera -una amplia mayoría emitida en dólares- y si se mantiene esta tendencia será más caro pagarla.
Por otro lado, los principales productos de exportación de la argentina son materias primas o commodities cuyos precios se fijan en el exterior. Un dólar más fuerte deprecia el valor de estas producciones al medirlos en moneda norteamericana.
De más está decir que las altas tasas de interés, eficaces para reducir la inflación, son contractivas para al economía, porque encarecen el crédito y premian a la inversión financiera en perjuicio del consumo y la producción. Si la demanda de los EEUU se ve limitada por estas tasas, también tendrá un efecto desfavorable para la Argentina, pues el país norteamericano es el tercer destino en importancia para sus exportaciones, detrás de Brasil y China.