La Asociación Empresaria Argentina (AEA), que agrupa a los accionistas y directivos de las empresas más importantes de las empresas más grandes y poderosas del país, emitió hoy un comunicado de tono crítico en que resaltó, desde el título: “El sector privado es clave para el desarrollo”.
“Los empresarios miembros de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) comparten con la sociedad este documento que expresa la convicción central de la entidad:: El desarrollo económico y social de la Argentina depende de que puedan movilizarse plenamente las potencialidades y energías del sector privado”, dice el primer párrafo del comunicado.
A cinco semanas de la elección presidencial del 22 de octubre, los empresarios subrayaron que para lograr el desarrollo del país es imprescindible ”el pleno respeto a las instituciones de la República consagradas en nuestra Constitución Nacional” y “la extraordinaria relevancia del principio constitucional de la división de poderes, de contar con una Justicia independiente, así como de garantizar la libertad de expresión”.
Además, condenaron que la Argentina viva “desde hace largos años con el flagelo de la alta inflación, con déficits permanentes en las cuentas públicas, con la ausencia de una moneda respetada, con una muy elevada y distorsionada presión tributaria sobre el sector formal, con varios tipos de cambio, con injerencias indebidas en el ámbito propio de las empresas como son los controles de precios, o las múltiples restricciones vinculadas al comercio exterior; por solo nombrar algunas anomalías”.
Inversión, producción, empleo, exportación, impuestos
En su pasaje más enfático, el comunicado de prensa afirma: “Son las empresas las que, a pesar de los altibajos de la economía, han invertido en el país durante décadas. Son las empresas las principales generadoras de empleo para los argentinos. Son las empresas las que producen bienes y servicios que abastecen el mercado interno y exportan al resto del mundo, generando divisas para el país. Son las empresas las que, junto con los ciudadanos, con sus impuestos, sostienen el funcionamiento del Estado. Sin empresas no hay país”.
A cuatro décadas de la recuperación de la democracia y en un año en el que se celebran elecciones de autoridades políticas que dirigirán los destinos del país, cierra el mensaje de la poderosa agrupación empresarial, “reiteramos nuestro compromiso con la Argentina y con su desarrollo económico y social”.
El documento de la agrupación empresaria considera “fundamental garantizar la previsibilidad y estabilidad en las reglas del juego”. Señala, además, que “la injerencia del Estado en el ámbito propio de la actividad privada ha dado siempre el mismo resultado negativo: menor competitividad y retracción de las inversiones. Las consecuencias para la Argentina de este tipo de prácticas han sido el estancamiento económico y el deterioro social, impactando especialmente en los sectores más desfavorecidos”.
E insiste en que para que la Argentina crezca “es imprescindible generar las condiciones que estimulen la inversión por parte del sector privado, lo que significa entre otras cosas que se reconozca la rentabilidad como un elemento central de la actividad empresaria. En este contexto es vital asegurar la libertad de precios ya que las intervenciones gubernamentales sobre ellos generan desincentivos a la inversión y a la acción empresaria”.
Evidencia absoluta y comparativa
El documento incluye además varios gráficos, elaborados en base a datos oficiales y de organismos internacionales, en los que evidencia los muy malos resultados, en términos absolutos, y más aún en la comparación internacional, en materia de evolución del PBI por habitante, los constantes y fortísimos déficits fiscales y la apabullante inflación argentina, muy por encima de las que hace años registran los principales vecinos de la región.
En materia de desarrollo económico y social, dice AEA, el país ha tenido resultados “muy insuficientes”. El pobre desempeño del ingreso por habitante comparado con el de otros países de la región -fundamenta- “así lo demuestra”. Además, resalta “el fuerte aumento en la proporción de habitantes en situación de pobreza, que pasó de menos de un 20% del total en la década del ochenta a aproximadamente un 40% en la actualidad”, lo que considera “otra evidencia contundente”.
El documento destaca a su vez que la situación “puede revertirse”, pues -afirma- “la Argentina cuenta con capacidades en materia de recursos humanos, naturales y tecnológicos, que de ser aprovechadas, así lo permitirían. Para comenzar puede señalarse que el potencial de nuestro país en materia energética es enorme. Basta solo mencionar lo que significa Vaca Muerta para comprender que Argentina puede aumentar considerablemente sus producciones de gas y petróleo y generar exportaciones muy significativas en pocos años. Lo mismo puede afirmarse respecto de la minería, del sector forestal, la pesca o la generación de energías renovables. Con condiciones climáticas y económicas favorables el sector agropecuario argentino también puede aumentar fuertemente su producción y sus exportaciones”. Y también se destaca la “matriz diversificada y con empresas de clase mundial” de la industria argentina.
AEA considera fundamental “estabilizar la economía y equilibrar las cuentas públicas” y para ello subraya 3 aspectos, a saber:
-Lograr una macroeconomía estable y previsible, “cuyo centro vital es la legitimidad de la moneda; ello significa implementar políticas fiscales y monetarias consistentes” y, en el aspecto fiscal, “equilibrar las cuentas públicasm tradicionalmente deficitarias”. También reclama “una política monetaria responsable a cargo de un Banco Central independiente” para “evitar la emisión monetaria espuria” y reducir la participación del gasto público en el PIB, lo que redundará en la mayor eficiencia en el uso de los recursos y en el nivel de competitividad general de la economía. Ello, a su vez contribuirá a evitar el endeudamiento excesivo utilizado con frecuencia para cubrir los déficits corrientes del Estado.
-Erradicar la inflación, que considera “un problema estrictamente macroeconómico”. Y explica al respecto: “Un aumento general de los precios, sostenido en el tiempo y en todos los ámbitos de la economía, no es el resultado de la decisión puntual de unos pocos agentes económicos; sino el síntoma de graves desequilibrios macroeconómicos que impactan de modo generalizado y simultáneo en todos los sectores y actores económicos”. En los últimos años, prosigue, “la inflación ha vuelto a alcanzar niveles de extrema gravedad cuyas consecuencias las sufren en primer lugar los sectores más vulnerables, ya que provoca más pobreza y desigualdad”. La alta inflación, destaca, dificulta también las relaciones de cooperación entre eslabones de las cadenas de valor, erosiona la competitividad internacional al impactar negativamente en la programación de inversiones y genera conflictos con proveedores, clientes y consumidores, y entre las empresas y sus trabajadores”.
-Políticas macroeconómicas apropiadas han sido suficientes para mantener tasas de inflación relativamente bajas en casi todos los países del mundo (incluidos los de América Latina) en los últimos años. Evidencia que -concluye- “se ha mantenido aun en momentos de fuertes shocks de costos en los precios de los insumos básicos o en el período de la reciente pandemia”.
Tras describir como “condiciones iniciales” la dramática situación en que se encuentra el país, el documento lista 12 “condiciones necesarias” para estabilizarlo e iniciar un nuevo ciclo de desarrollo, a saber:
1. Respetar y fortalecer las instituciones de la República.
2. Estabilizar la economía y equilibrar las cuentas públicas.
3. Garantizar la previsibilidad y estabilidad de las reglas de juego.
4. Reducir la muy elevada presión tributaria.
5. Reconocer y valorar el sentido de la rentabilidad y la inversión.
6. Asegurar la libertad de precios en un marco competitivo.
7. Crear y preservar empleos formales.
8. Canalizar el ahorro nacional por el sistema financiero y el mercado de capitales.
9. Impulsar las exportaciones.
10. Establecer marcos regulatorios que promuevan inversiones.
11. Garantizar una educación de calidad para todos.
12. Promover el diálogo entre la dirigencia política y la dirigencia empresarial.
Empresarios de peso
La Asociación Empresaria Argentina (AEA) fue fundada en mayo de 2002 para “promover el desarrollo económico y social de la Argentina desde la perspectiva empresaria privada, con especial énfasis en el fortalecimiento de las instituciones necesarias para tal fin”. Una característica que la distingue de otras agrupaciones que la participación personal de los titulares, los “dueños” de un conjunto de empresas que en conjunto emplean a 240.000 personas en todo el país.
AEA está presidida por Jaime Campos y entre sus vicepresidentes se cuentan Luis Pagani (Arcor), Paolo Rocca (Techint), Héctor Magnetto (Grupo Clarín), Sebastián Bagó (Laboratorios Bagó), Carlos Miguens (Grupo Miguens), Alfredo Coto (Supermercados Coto), Cristiana Ratazzi (Grupo Modena), Federico Braun (La Anónima) y Luis Pérez Companc (Grupo Pérez Companc).
Otros socios de la agrupación son los máximos directivos y accionistas de Aceitera General Deheza, Ualá, IBM, Banco Santander, Petroquímica Comodoro Rivadavia, Cartellone, Consultatio, Enel, OSDE, Citi, Raízen, Telecom, Laboratorios Roemmers, Toyota, Grupo Roggio y Cencosud.