Las expectativas de devaluación del mercado después de las elecciones de octubre no sólo parecen basarse en los pésimos resultados de la más reciente corrección cambiaria post PASO, con un salto de 22% del dólar oficial que rápidamente se trasladó a precios y aumentó, en vez de achicar, la brecha cambiaria, sino que también los antecedentes históricos y la repetición de las dinámicas impactan en las previsiones con que operan inversores.
El Instituto Internacional de Finanzas (IIF, según sus siglas en inglés), una organización con sede en Washington que reúne a los bancos globales más importantes, volvió a referirse a la economía argentina. A través de su jefe de investigación para América latina, el economista argentino Martín Castellano, la influyente asociación advirtió que el mercado cambiario está reincidiendo en el círculo vicioso de intervención oficial para contener cotizaciones y devaluación posterior, como se verificó en la anterior experiencia de fuertes restricciones cambiarias, a fin de 2015.
“En la Argentina, la brecha entre el tipo de mercado informal y el tipo de cambio implícito en los activos financieros superó el 20% en agosto debido a la costosa intervención mediante la venta de bonos”, sostuvo y comparó ese proceso con lo ocurrido hace 7 años, también en la tensa previa electoral. “Lo mismo se hizo antes de las elecciones de 2015, cuando eludir a toda costa el endurecimiento de la política provocó un doloroso ajuste posterior”, dijo.
La alusión a lo que podría ocurrir después de la primera vuelta o tal vez después de la segunda si el ministro de Economía, Sergio Massa, accede a esa instancia está en sintonía con lo que indican los precios del dólar futuro y también con las proyecciones que revisan semanalmente algunas de las entidades más importantes de Wall Street.
Por caso, el Bank of América publicó a principios de semana una nueva proyección sobre el dólar, que corrige al alza su propia estimación de diez días antes, cuando el impacto de la devaluación post PASO llevaba unos pocos días. Ahora, la entidad prevé que el tipo de cambio oficial pegará otro salto de 75% desde su valor actual en $350 hacia fin de año. Es decir que de los $350 se ubicará en 615 pesos.
La cifra es mayor a los $546 que vaticinó la propia entidad la semana del 20 de agosto. Ese pronóstico incluía también la perspectiva de una mejora en la brecha cambiaria, la cual la entidad supuso se reduciría por debajo del 80 por ciento. Igual que la anterior, esa estimación tampoco se cumplió y la brecha se mantiene por encima del 100% a pesar de los grandes esfuerzos oficiales por contener la cotización del dólar financiero. Tales esfuerzos son precisamente los que fueron señalados por Castellano desde el IIF, lo que denota la baja credibilidad de la política oficial.
De hecho, si bien tras la última revisión y desembolso de USD 7.500 millones por parte del FMI, el Banco Central moderó la intervención al pasar de un volumen diario de USD 70 millones promedio en las semanas previas a las elecciones unos USD 40 millones por día después del trámite electoral, en el mercado advierten que empiezan a intensificarse otra vez los intentos oficiales, particularmente en el segmento del dólar Bolsa.
En el segmento de contado con liquidación, en tanto, el poder de fuego luce menor o, al menos, el Gobierno tolera una desvío mayor con una diferencia de casi $100 respecto del ultra intervenido MEP. En este mercado, el BofA advierte que el CCL se ubicaría en $1.076 a fines de diciembre. En otras palabras, prevé que la brecha se mantendrá en nivele altos a pesar de las eventuales devaluaciones del tipo de cambio oficial.