En la Argentina, el debate sobre el acceso a la vivienda y la regulación de los alquileres temporarios avanza en paralelo con tendencias similares con otras partes del mundo donde impera la escasez de propiedades en alquiler tradicional y los precios siguen subiendo con fuerza mes a mes (sobre todo de locaciones tradicionales) y también está en revisión en el Senado la Ley de Alquileres sancionada en 2020.
Sin embargo, es crucial distinguir entre diferentes tipos de alquileres temporarios: los de corto plazo y los vacacionales o turísticos.
Actualmente en CABA hay más de 18.000 departamentos que se alquilan de manera temporaria o turística según varias plataformas
Darío Rizzo, CEO de Alternativa Propiedades, señaló a Infobae que el proyecto de ley que actualmente se encuentra en el Senado busca regular los alquileres temporarios con fines turísticos. El proyecto abarca alquileres de hasta tres meses, lo cual no se alinea con las necesidades específicas del mercado. “La mayoría de los turistas que llegan a Buenos Aires alquilan por menos de 30 días. Por otro lado, un 40% de los que llegan para trabajar, estudiar o recibir tratamientos médicos lo hacen por períodos de entre un mes y tres meses, y el 60% restante por períodos de entre tres meses y un año”, dijo.
Rizzo añadió que el proyecto podría tener consecuencias negativas para empresas y propietarios si no se consideran todas las particularidades del mercado. “El proyecto obliga a que los portales informen cuántas veces se alquila la vivienda al año y que tengan un número de registro publicado en la página”, explicó. “Esta normativa buscará que los propietarios de las unidades paguen el 21% de IVA del precio publicado, una obligación que ya existe desde 2017″.
Expertos del sector tienen opiniones marcadas sobre el proyecto de ley que se encuentra en el Senado nacional que busca regular los alquileres temporarios en la Argentina, según informó Infobae.
Comparación
Desde el segmento argumentan que es clave distinguir bien cada uno de los segmentos antes de dictar leyes.
En Estados Unidos, el mercado de alquileres temporarios se divide en tres categorías: alquiler vacacional (de 1 a 30 noches), alquiler de corto plazo (de 31 noches a 1 año) y alquiler tradicional para vivienda (desde 1 año en adelante).
En Argentina, la ley actual solo contempla contratos vacacionales de 1 a 120 noches y contratos tradicionales a tres años. Esta falta de flexibilidad genera confusión y no se adapta a las necesidades del mercado.
El proyecto de ley que se está estudiando busca regular, y lo dice expresamente, los alquileres temporarios con fines turísticos. Sin embargo, en su contenido hace referencia a alquileres de hasta 3 meses de duración. “¿Los turistas que llegan a Buenos Aires alquilan por dos o tres meses? No. Casi la totalidad alquilan por menos de 30 días. En cambio, si miramos el mercado de los alquileres de corto plazo, un 40% de los que llegan para trabajar, estudiar o realizarse tratamientos médicos, lo hacen por períodos de entre un mes y tres meses, y el 60% restante por períodos de entre tres meses y un año”, añadió Rizzo.
El proyecto detalla expresamente que apunta al alquiler temporario turístico, pero habla de que la locación debe rentarse entre una noche y 90 días. Si la intención es alcanzar sólo al segmento turístico entonces el plazo a abarcar debiera ser de máximo un mes.
Construcción
En medio de un cambiante panorama económico, la inversión en monoambientes para rentas temporarias está en alza. María Inés Kries, gerente comercial de Newland, indicó a Infobae que esta tendencia responde a estrategias financieras en un contexto de inflación y volatilidad económica.
Se pueden conseguir alquileres desde USD 350 a USD 400 mensuales. Por unidades amobladas y equipadas, y con todos los gastos incluidos (luz, agua, gas, Internet, expensas e impuestos)
“Barrios como Palermo, Recoleta, Colegiales y San Telmo son polos de atracción tanto para residentes como para turistas”, dijo Kries.
En el sector inmobiliario hay preocupación de que las nuevas regulaciones disminuyan la oferta de viviendas y afecten la construcción de nuevas obras. “Si avanzan las regulaciones, podría complicar que se confirmen nuevas obras”, señaló un constructor.