La sensibilidad inflacionaria de la economía argentina quedó plasmada claramente en la inmediata reacción alcista que tomaron los precios al público y las cotizaciones de los dólares alternativos, que evolucionan con dinámica propia, por fuera de los controles oficiales.
El Gobierno decidió una suba del dólar mayorista del 21,8% el lunes 14 de agosto, inmediatamente después de las PASO y en sintonía con las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI). El nuevo tipo de cambio de $350, que según manifestaron fuentes del Palacio de Hacienda quedaría fijo hasta el 15 de noviembre, es el que determina el costo de los productos, piezas e insumos autorizados a importar e influye en la inflación doméstica.
Las proyecciones privadas sitúan a la inflación de agosto en un rango que va del 11% al 14%, prácticamente el doble que el 6,3% de julio, el aumento mensual más grande desde febrero de 1991 (27%), previo a la instrumentación de la Convertibilidad, con una paridad fija de $1 por dólar.
El salto cambiario de agosto solo sirvió para incentivar un mayor flujo de liquidación de exportaciones en el corto plazo
Así como se disparó la inflación también reaccionaron los precios del dólar libre y las cotizaciones bursátiles que son operados por fuera del “cepo”.
En este sentido, la brecha cambiaria saltó al 108,5% y recuperó la amplitud previa a las PASO, cuando alcanzó el 110,5% el viernes 11 de agosto -con un tipo de cambio oficial a $287,5 versus un dólar “blue” a $605-, relación que refleja que las expectativas de una devaluación todavía más grande para fin de año o 2024 quedaron intactas.
En la última semana la brecha cambiaria regresó al umbral de 110% entre una cotización del dólar oficial mayorista de $350,10 y la paridad libre a $730, y al promediar la semana llegó al 111%, la más grande desde el 2 de mayo.
“La brecha nunca se mantuvo en niveles críticos por tanto tiempo, por lo que entraríamos en terreno desconocido. Con semejante gap, la oferta extraordinaria del MULC podría tensarse en breve, aunque consideramos que el oficialismo intentará buscar algo de aire con la implementación de un nuevo dólar soja’ para postergar las ventas del BCRA. Pasada esta liquidación, las ventas oficiales serán inevitables. Esto deteriorará aún más las expectativas devaluatorias en la antesala de los comicios, retroalimentado la típica dolarización preelectoral y presionando sobre la brecha”, evaluaron los expertos de Portfolio Personal Inversiones.
Coinciden en destacar los análisis de las consultoras que una devaluación sin plan económico consistente contribuyó apenas para incentivar un mayor flujo exportador en el corto plazo, pero disparó en simultáneo la suba mensual más marcada para el dólar “blue” desde abril de 2020 (39,3%, de 84 a 117 pesos) y por encima de agosto de 2019, entonces sin control de capitales, cuando avanzó 33,7%, de 46 a 63 pesos por unidad. La divisa subió en agosto 185 pesos o 33,6 por ciento.
Qué hay detrás de la “brecha”
Federico Furiase, economista Jefe de Anker Latinoamérica, explicó que “hay una carrera nominal que va retroalimentando la inercia inflacionaria entre el dólar oficial, los precios y la tasa de interés. Lo que observamos es que después de la devaluación post PASO, en muchos sectores, el traslado de la devaluación a precios fue pleno”.
“El mercado cree que en octubre-noviembre va a haber el mismo atraso cambiario que antes de la devaluación, porque no hay anclaje de expectativas en este contexto”, apuntó Furiase.
Los economistas de Invecq Consultora Económica describieron que “la situación cambiaria sigue siendo crítica: la brecha entre el blue y el tipo de cambio oficial está en torno a 110% -pese a la devaluación post PASO-, y el Banco Central cerró la semana con USD 4.000 millones de reservas netas negativas; un nivel sumamente bajo, no solo en relación con la meta acordada con el FMI -se deberían acumular más de USD 7.000 millones en los próximos meses-, sino también considerando el contexto de volatilidad e incertidumbre actual y futuro, así como el deseo del Gobierno de mantener fijo el tipo de cambio en $350 hasta fines de octubre -y los financieros sin sobresaltos-”.
Un informe de GMA Capital subrayó que “al potencial riesgo monetario, después de las PASO se le sumó el drama del dólar. Los manuales dicen que las devaluaciones sin plan ni ancla de expectativas generan un rápido pass through a precios y, en lugar de alterar solamente el nivel de precios, aceleran la tasa de inflación. Fue exactamente eso lo que ocurrió. Tras el salto cambiario de 22% del lunes 14 de agosto se espera que la tasa de inflación suba un nuevo escalón y se ubique en dos dígitos mensuales tanto para agosto como para septiembre. El mercado baraja un avance del IPC de entre 20% y 25% para el bimestre. Conservadoramente, la inflación anual cerraría en 180 por ciento”.
“La devaluación, por el aceleradísimo traspaso a precios, ya habría perdido sus propiedades positivas de influir sobre variables reales. Por eso, el mercado ya no espera uno, sino al menos dos eventos cambiarios en la recta final del año”, consignó GMA Capital.
Con un dólar futuro que llegó a $700 en los contratos de diciembre, el mercado empieza a especular con nuevo salto cambiario de 60 por ciento
El mercado de dólar futuro del MaTBA-Rofex es elocuente, con posturas para fines de diciembre que alcanzaron los $700 esta semana, frente a la posición de septiembre que marca $438, con una brecha entre ambas -antes y después del recambio presidencial- nada menos que del 60 por ciento.
El analista y asesor de negocios Salvador Di Stefano evaluó que “si el precio del dólar futuro (para el cierre de) octubre en septiembre supera el nivel de $450 esto estaría indicando que el mercado no le cree al gobierno que mantendrá el tipo de cambio en $350 hasta noviembre, o que, en su defecto, Javier Milei ganará las elecciones en primera vuelta y esto hará que el Gobierno el 23 de octubre suelte a la suba al dólar. Esto hay que combinarlo con el monto operado en la base octubre”.
La brecha cambiaria por encima del 100 por ciento refleja todavía muy altas expectativas devaluatorias
“Si el precio del dólar en septiembre se acomoda a la baja, ubicándose por debajo de $400 esto estaría indicando que vamos a un escenario de segunda vuelta, en donde seguramente la moneda estará en el aire. Esto hay que combinarlo con el volumen de negocios”, agregó Di Stefano.
“En un ambiente de consumo acicateado por la elevada emisión monetaria y un contexto político de disminución del poder central, el efecto ha venido siendo el esperado: un pass-through amplio y rápido de las devaluaciones a los precios”, resumió un análisis de VatNet Financial Research.